lunes, 1 de febrero de 2010

Inteligencia Emocional


Hay dos películas que nos sirven para ilustrar a fondo lo que pasa con nuestras emociones. Una es "Groundhog Day" (Día de la Marmota), de Harold Ramis, y la otra es "The Pianist" (El Pianista), de Roman Polanski.
Los protagonistas de ambas películas son personajes completamente antagónicos. Vamos a empezar por el primero, Phil Connors, interpretado por Bill Murray.
Podríamos decir sin exagerar que Phil es el rey de las emociones negativas. A él nada le cae bien. Está disconforme con todo. Ni siquiera lo que le da placer podría servirle, porque su carácter perfeccionista no tardaría en arruinarlo. Es un triste pronosticador del tiempo en un canal de televisión de Pittsburgh, pero él se cree una gran estrella. Lo envían a un pueblo muy pequeño de Pennsylvania para cubrir la ceremonia del 2 de febrero (día de la marmota); allí una marmota que está invernando en una casucha es despertada para que muestre a los espectadores si ve su sombra o no. Si ve la sombra, habrá un invierno largo, si no la ve, puede acortarse.
Por supuesto, a Phil le parece una estupidez mayúscula. La ceremonia y los pueblerinos lo sacan de quicio. Hace todo mal, acorde con su estado negativo, y luego quiere salir de aquel pueblo cuanto antes, pero una tormenta de nieve los aísla, tanto a él como a Rita y Larry, sus compañeros de equipo.
Al día siguiente despierta y, por algún capricho mágico del destino, es otra vez el 2 de febrero y otra vez el Día de la Marmota. Phil, que no entiende lo que pasa, se siente más enojado que nunca, pero al mismo tiempo perplejo. Al otro día pasa lo mismo, sigue atrapado en el Día de la Marmota.
Entonces Phil hace las cosas más locas que se le pueden ocurrir.
- ¿Qué harían ustedes si estuvieran atrapados en un lugar y cada día fuera exactamente igual y nada que hicieran importara? – le pregunta a unos pueblerinos en un bar.
- Ésa es exactamente mi situación – responde uno de ellos.
- ¿Qué harían si no hubiera mañana? – insiste Phil.
- Haríamos lo que quisiéramos – dice el otro.
Entonces Phil, cuyo nivel de ser es muy pobre (como lo demuestra su resentimiento) hace locuras como emborracharse y andar con un auto sobre las vías del tren y luego atropellar semáforos y tachos de basura y cosas por el estilo, hasta ser encarcelado. "No viviré según las normas", declara.
Claro, ésa es la reacción del inmaduro cuando las cosas no satisfacen su capricho personal.
Al principio trata de correr detrás de los placeres, como un adolescente malcriado. Pero sale con una mujer del pueblo y pronuncia el nombre de Rita, su compañera del Canal de Televisión. Entonces descubre lo que pasa en su interior y empieza a estudiar los gustos de Rita, total, un día hace una cosa y al otro día (que una vez más es el mismo de siempre) se encuentra otra vez con Rita y trata de agradarla según los gustos de ella. Pero las intenciones de él siempre afloran y no tarda en mostrar su verdadero nivel de ser.
Un día termina por conquistar a Rita y quiere consumar esa conquista esa misma noche, porque sabe que al día siguiente deberá empezar todo de nuevo. Pero siempre se equivoca en algo y Rita termina por pegarle una bofetada que se repite por mil, día tras día.
- Sólo te amas a ti mismo – le reprocha ella.
- ¡No! Ni siquiera me amo a mí mismo. Dame otra oportunidad – llora él.
Nueva etapa: Phil entonces piensa que la vida no tiene sentido y trata de suicidarse una y otra vez. Pero cada vez que lo hace, despierta otra vez a las 6 de la mañana en su pieza de hotel, exactamente el eterno Día de la Marmota. Otra vez tendrá que empezar.
Le cuenta entonces a Rita la verdad y ella no termina de entenderlo.
- No merezco a alguien como tú, pero si alguna vez pudiera, juro que te amaría por el resto de mi vida – le confiesa Phil.
Sin darse cuenta, Phil está aprendiendo a perder la importancia. Su arrogancia característica es motivo de burla, o sea, también sabe cómo reírse de sí mismo. Ayuda a un mendigo a quien día tras día había rechazado. Trata bien a Larry, el camarógrafo, va a aprender piano, aprende a esculpir en hielo, trata bien a Ned Ryerson (viejo compañero de la escuela), salva a un chico que se cae de un árbol (día tras día a la misma hora), le cambia la cubierta del auto a una ancianas, ayuda un hombre que casi muere atragantado en un almuerzo. Antes todo lo hacía para seducir a Rita, pero después, las cosas que hacía para seducirla se convirtieron en más importantes (por sí mismas) que seducir a Rita. Y así, Phil cambia de vida.
El pianista Wladislaw Spizsman, interpretado por Adrien Brody, es todo lo contrario de Phil Connors. Nunca se queja de nada. Y realmente, las cosas que le pasan, son mucho peores.
Wladek es confinado en el ghetto judío de Varsovia, junto con otros quinientos mil judíos, por las fuerzas de ocupación alemanas. Allí, les pasa de todo. Presencian torturas y terribles asesinatos. El hermano del pianista se queja y en gran forma. Como contraste, vemos a Wladek, que en ningún momento la pasa de maravillas, pero que está completamente desapegado de toda situación. Es un espectador perplejo.
Tal como era de esperarse, su hermano es encarcelado en algún momento, por protestar contra las autoridades. Wladek consigue sacarlo de allí gracias a la influencia de un policía judío (colaboracionista). Este hombre le pregunta por qué fue a verlo a él, y el pianista le responde: "porque me dijeron que usted es alguien importante". Eso bastó para que el hombre liberase al hermano del pianista. Y no sólo eso, como ya se verá.
Cuando los judíos son llevados a los trenes para que los trasladen a los campos de concentración, este policía lo ve pasar al pianista y toda su familia. Entonces, con un movimiento brusco, lo agarra a Wladek y lo saca de las filas de condenados. El pianista se resiste, pero el hombre le dice claramente: "Escápate, te salvé la vida". Wladek huye, cargado de culpa por dentro, porque es evidente que sus padres y sus hermanos serán asesinados. A partir de allí, se convierte en un prófugo permanente por el resto de la guerra. Las cosas que le pasan son increíbles. Algunas, de una crueldad que no podríamos admitir, si no fuera porque la historia consigna que así fueron las cosas.
Hay algo interesante en la historia del pianista. El hombre se queda de inmediato sin falsa personalidad. No anda reclamando honores y respetos absurdos. La muerte no anda con ninguna contemplación y se ocupa por igual de reyes y mendigos. Abandona su mente pensante y se dedica por entero a su mente funcional.
Al desaparecer su falsa personalidad, Wladek sólo está ocupado en servir a la esencia. Pierde todo rastro de autocompasión.
Se nos dirá que Wladek tiene suerte. Es verdad. Lo que tiene es poder. El poder y la suerte son sinónimos. Y Wladek tiene poder personal. ¿Por qué lo tiene? Porque carece de emociones negativas. Al carecer de emociones negativas mantiene limpio su vínculo con los mundos superiores. Y entonces recibe ayuda. Eso no es algo que se diga en la película, es algo que el espectador despierto podrá descubrir por sí mismo. Las cosas que le pasan al pianista son terribles, pero él no cambia de actitud. Nunca. No se queja. Simplemente se pone al servicio de un poder superior y deja que ese poder actúe.







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Extraído de "El amor Consciente" - Furia del Lago - Editorial Ananda

5 comentarios:

  1. Hoy es el día de la Marmota!!!!

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  2. Todo el blog (casi) nos devuelve al silencio. Pero el silencio más profundo se encuentra en tu descripción de la morada de Liu Chang : "Buscó el páramo del alma para volverlo paisaje de su vida".

    Gracias.

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  3. "El silencio no engendra división
    de la palabra con la mera cosa:
    es el mundo y también es la visión

    del mundo, vida extraña y milagrosa.
    Es el cantor también y la canción
    que observa cada cosa y es la cosa."


    Ese poema es una de las descripciones que más se ajusta a lo que yo siento:
    Ser y conocimiento (u observación, o darse cuenta) como propiedades de la cosa.
    Algo así como no-tres. (aunque, por supuesto, no se puede hablar de "cosa").
    O cosa como propiedad del conocimiento y el ser, o...

    Maestro Eckhart: "Mi hombre exterior ama a todas las criaturas simplemente en tanto que criaturas, en tanto que vino, pan y carne. Pero mi hombre interior no las ama en tanto que criaturas, sino como dones de Dios. Pero mi hombre más íntimo no las ama como dones de Dios, sino en tanto que ellas son eternas y siempre eternas y aún eternas" (Sermón nº 13).

    Hay algo en el espíritu de este lugar que has creado que resuena con el mío como si hubiera una afinación parecida.

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  4. Querida Soledad: me atrevo a pensar que la afinidad es algo que germina en el misterio. Las cualidades personales siempre son diferentes. Las circunstancias también (tú pasas frío y yo soporto una ola de calor)y así ocurre con todo lo que anda por ahí, por el mundo fenoménico, incluidos nosotros, los primate sapiens. Pero acontece, por ejemplo, que un señor de ochenta años ha fallecido hace unas horas a una cuadra de casa. Un señor a quien conocía. Y entonces, dentro del alma, surge una voz que dice: ¿Quiénes somos nosotros, los seres humanos?
    La vida es la maestra. Y en algún lugar nos está enseñando que existe un nudo esencial. "Parecemos diferentes, pero somos lo mismo", nos dice. Y estamos escuchando. Estamos escuchando.
    Un abrazo...

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  5. O, como dice el Don Juan de Castaneda, "mirando, mirando sin aliento".
    Un abrazo.

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