viernes, 25 de febrero de 2011

Habitar el Silencio





Y llega un buen día en que, sentados, y dejando los pensamientos “en paz”… y con la atención plena puesta en nuestra respiración, nos llega un poco de calma y empezamos a olfatear que la paz es posible… adentro de nosotros, con uno mismo… y dejamos de luchar y pelearnos con el mundo.

Roberto Cossío Graffiña







La creencia de que tenemos el control de todo lo que sucede en nuestra vida es un espejismo. Desde que he cedido ese control al momento presente, al Ahora Intemporal las cosas fluyen de manera más natural y armónica. Desde el momento en que dejas de pedir que todo suceda como tú quieres y dejas todo en manos de Dios, de la Conciencia, del Ser Superior o como quieras llamarlo, desde ese momento, te quitas un gran peso de encima y fluyes con todo, tal como se presenta, tal como es. Eso es instalar e instalarse en una gran y verdadera Paz.


Luis Granados





Yo soy tú. Tú eres yo. Pero este instrumento tendrá que tocar su melodía para afinar con la Gran Orquesta. Un violín no puede sonar como un clarinete. Aunque en esencia sean lo mismo.

Gorka




La orquesta no puede tocar en armonía sin el director. Y el director no puede hacer nada sin la orquesta.
Tú eres un instrumento, nuestro vecino es otro, yo soy otro instrumento. Y lo mismo podemos decir de todos los compañeros que quieran hacer música. Si queremos armonía, bueno, miremos a la batuta. El director nos está dando indicaciones.

Furia del Lago





La Poesía es un medio para estar en el mundo y habitar el silencio.

Philippe Jacottet






Observa cómo el cielo
está observando todo:
esto es un juego de espejos
donde la imagen vuelve
a la transparencia primordial
antes de haber nacido.
La revelación no es un poema
que lees con la mente,
sino un poema
que escribes con el cuerpo.

Vita Preziosa




La inteligencia busca, pero quien encuentra es el corazón.

George Sand





Si su mente es feliz, entonces usted será feliz a cualquier lugar al que vaya. Cuando la sabiduría despierte dentro de sí, verá la verdad dondequiera que mire, en todo lo que hay. Es como cuando usted aprendió a leer: ahora usted puede leer dondequiera que va.

Ajhan Chah


----------------------------------------------------


Extraído del libro "Costumbre de Perder la Costumbre", de Furia del Lago - Editorial Ananda

miércoles, 23 de febrero de 2011

Sin Palabras


Algo en ti lo sabe:
tu corazón es obra del latido.
Cuando meditas, es decir,
cuando el pensamiento se apaga,
descubres algo asombroso:
tú eres ese latido.
Por eso, si alguien pregunta
quién quiere dar las gracias
y tú has hecho voto de silencio,
simplemente colocas tu mano
sobre el pecho
para decir sin palabras: “yo”.


---------------------------------------------------


Extraído del libro "Costumbre de Perder la Costumbre", de Furia del Lago - Editorial Ananda

domingo, 20 de febrero de 2011

En Libertad





El folleto dice, literalmente: “Un corazón inmune a placeres y dolores. Eso es lo que se requiere para cursar sin bamboleos circunstanciales ni azarosas geografías nuestro Seminario del Éxtasis”.
Estoy en una cola kilométrica, esperando para ser admitida como participante del Seminario.
- ¿Puede alguien decirme qué estoy haciendo aquí? (Me gusta hacerle preguntas incómodas al espejo).
Nadie responde. Yo misma he olvidado cómo terminé haciendo la cola. Quiero volver a casa.
- Por favor, cuídame el sitio en la fila que voy a ver algo – le digo a un petiso que está detrás de mi puesto.
- Está bien – dice el otro, sin mirarme.
Recorro el camino hacia delante, junto a la fila, hasta que me topo con un paredón altísimo y ancho hasta el horizonte. No entiendo nada. Le pregunto al primero de la fila:
- Pero, ¿cómo? ¿No hay una puerta?
- No, pero seguramente aparecerá alguna en algún momento.
De pronto, se me hace una luz por dentro y lo comprendo todo.
- Qué idiotas, esto es una estafa.
- ¿Acaso no deseas el éxtasis? – pregunta el primero de la cola.
- Ilusos, el éxtasis es dejar de hacer esta fila interminable – declaro rotundamente.
Me voy de allí con paso rápido a través de un parque donde se ve pasear a muy poca gente. Escapo de un sueño, pero entro en otro. Lo sé perfectamente. Con sólo verlo en silencio, el sueño se va disipando delante de mis ojos. Pero sigue ahí, no se disuelve.
Tomo asiento en una banca cualquiera. No tarda en aparecer Lucho, mi amigo de la infancia, que se sienta junto a mí.
- Este asunto de vivir se ha tornado muy raro, ¿no te parece, Vita?
Antes de cualquier respuesta mía, ya se está riendo con esa risita suya tan particular, que siempre me contagia. “¿De qué nos estamos riendo?”, pienso. Lucho me adivina el pensamiento y proclama en voz alta:
- Nos reímos porque de pronto estamos en libertad.
- ¿De veras? Yo siempre quise saber qué es la libertad.
- Ah, no, no. La libertad ignora por completo qué quiere decir la palabra “yo”.
Esto nos produce un ataque de risa mucho más terremótico. Siento que me desintegro en millones de pedazos. Estoy convertida en sólo una mirada, flotando como una nube en un cielo vasto.
- No importa que sueñes con los ojos abiertos o con los ojos cerrados – me dice Lucho -. Mira desde el silencio y el sueño desaparecerá.
Quiero hacerlo y todo se torna borroso.
- No hagas nada, no hagas nada – dice Lucho en mi oído -. Deja que el silencio lo haga por ti. No puedes manipular a la libertad, no puedes hacer nada con ella. Recuerda que la libertad no tiene dueño ni se adueña de nada.
Ahora sí que lo comprendo todo. Las nubes desaparecen repentinamente y el cielo luce límpido, fresco, sin límites.

VITA PREZIOSA
-----------------------------------------------------------------------


Extraído del libro "Calle Libertad", de Vita Preziosa - Editorial Ananda

----------------------------------------
Foto: Plaza Lavalle vista desde Calle Libertad - Buenos Aires

jueves, 17 de febrero de 2011

Surf



La vida
cotidiana:
el rumor
de las olas
por donde
viaja
la libertad
en su tabla
de surf.


-------------------------------------


Extraído del libro "Costumbre de Perder la Costumbre", de Furia del Lago - Editorial Ananda

martes, 15 de febrero de 2011

La Totalidad Misma



Estar en paz significa no pedir nada.
En cuanto pides, hay un ego que pide.
En cuanto pides, ya estás imaginándote que hay alguien separado de todo lo demás que está pidiéndole (a todo lo demás) beneficios propios. Ahí está la raíz del conflicto.
¿Por qué la gente no quiere estar en paz? Sencillamente porque cada uno quiere ser alguien separado, alguien tratando de obtener algún beneficio.



Esta necesidad (ficticia) de conseguir alguna ventaja es un disco rígido inoculado en nuestro comportamiento por parte de nuestros padres.
Cuando comprendes que jamás vas a conseguir ninguna ventaja, entonces ya estás en estado de maduración. Desconectas el disco rígido y lo tiras a la basura.




Un discípulo de Wei Po fue a ver al maestro para decirle que él estaba meditando por años y años, sin obtener la iluminación.
- ¿Qué debo hacer? – le preguntó.
- Es muy simple – le dijo Wei Po -. Prueba con esto; hagas lo hagas, tienes que decir para ti mismo: “Gracias por todo, no tengo de qué quejarme”.
El discípulo se fue de allí y cumplió a conciencia con el mandato. Tropezaba en la calle y decía: “Gracias por todo, no tengo de qué quejarme”. Las cosas iban bien, las cosas iban mal, pero lloviese o hiciera sol, pasara lo que pasara, el hombre decía para sí mismo: “Gracias por todo, no tengo de qué quejarme”. Aquello se había convertido en una plegaria consciente y permanente. Suspiraba por esto o aquello, tenía contratiempos, tenía momentos de regocijo, pero a todo siempre le decía la letanía consabida. Así pasó un año, un año y medio, dos años… Después de todo aquello, el discípulo fue a ver a Wei Po y le dijo:
- Maestro, haga lo que haga y pase lo que pase, a todo le digo: “Gracias por todo, no tengo de qué quejarme”. Pero todavía sigo sin conseguir la iluminación. ¿Cómo puede ser?
Wei Po lo miró con ojos brillosos y le dijo simplemente:
- Gracias por todo, no tengo de qué quejarme.
En ese momento, el discípulo comprendió que todavía estaba pidiéndole algo a la vida y un gran tsunami de luz lo invadió por dentro.




No pedir nada es pura luz.
Si te pones en posición de no pedirle nada, absolutamente nada, a la vida, descubres que de pronto estás sumergido en medio de la vida y que tú te has convertido en nada.
No pedir significa silencio.



No pido nada, por lo tanto, yo no soy yo.




Si no pides nada, ya no estás separado de la vida, eres la vida misma. ¿Qué puedes pedirle a la vida cuando tú eres la vida misma?




Es muy sencillo. Yo no quiero nada y todo lo que sucede me parece bien.

Jeff Foster





Cuando pido, soy una hormiga que le pide al mundo entero satisfacción, como si la vida estuviera diseñada para darme satisfacción.
Cuando dejo de pedir, no existe tal cosa como “el mundo y yo”, una separación ficticia.
Sólo es cuestión de verlo por uno mismo y ahora mismo: si no pides, todo es todo. Y tú dejas de imaginarte que eres alguien que está pidiendo y esperando ventajas absurdas, para ser lo que realmente eres: la totalidad misma navegando por el regocijo de estar mirando a la totalidad.


-----------------------------------------------


Extraído del libro "Costumbre de Perder la Costumbre", de Furia del Lago - Editorial Ananda

viernes, 11 de febrero de 2011

Descubrir


Hay alguien aquí
que te está
latiendo el
corazón.



La meditación
es esto:
descubrir
al que te late
el corazón.
---------------------------------
*******************************************
Extraído del libro "El Arte de Ser Natural", de Furia del Lago - Editorial Ananda

lunes, 7 de febrero de 2011

El País de la Presencia Pura




Para vivir en el país de Simplemente Ser no hace falta hacer ningún viaje. Ya estás en este país, pero si andas por su territorio con los ojos cerrados, no te darás cuenta.



Simplemente Ser no es otra cosa que presencia pura. Cuando puedes darte cuenta de que vives aquí, no eres distinto de la presencia, lo mismo que una gota de agua en el mar es el mismo mar.



Turiya - No puedes ser “Alguien” y respirar en el país de Simplemente Ser.
Angelo Nero - Creo que lo comprendo. Entonces, sólo me queda abandonar esa imagen, esa pretensión de ser alguien.
T - Ni siquiera puedes abandonar ese cúmulo de expectativas que llamas “yo”, porque no sería más que otro artilugio de ese “Alguien” que imaginas ser para continuar su ruta por los caminos imaginarios que conducen al horizonte.
AN - Si yo no puedo abandonar el ego, ¿entonces qué puedo hacer?
T - Por empezar, el ego es imaginario y cuando dices “yo” estás hablando de alguien imaginario. ¿Te parece que ese alguien que no existe puede hacer algo?
AN - No, evidentemente no. Todo lo que haga seguirá siendo mera imaginación. Por lo tanto, no puedo hacer nada para simplemente ser.
T - No tienes que hacer nada. Ya eres simplemente lo que eres. Todo lo otro, ser esto o aquello, ser mejor o peor, ser bueno o ser malo, ser grande o ser pequeño, ser alguien, no es más que una ilusión.



Existe un claro problema de índole idiomática cuando hablamos de alguien. En seguida, la persona que escucha está condicionada a pensar que si no soy “alguien” entonces soy “nadie”. Pero es obvio que no se trata ni de una cosa ni de la otra. Puesto que “alguien” jamás existió, tampoco es posible decir que existe “nadie”.
Al zafar del engañoso juego de los opuestos, solamente queda simplemente ser.
¿Por qué ser? ¿Para qué? Son todas preguntas hechas por alguien. Aquí ha regresado el personaje que pretende controlar la vida y guardar el océano de la inteligencia en el bolsillo de su razonamiento.




Turiya - “Alguien” es un personaje que ha sido inventado para no tropezar dos veces con la misma piedra. El problema es que el propio “Alguien” se ha convertido en la piedra con la cual tropiezas no dos veces, sino a cada rato.
Angelo Nero - Pero si no soy ese personaje, entonces, ¿quién soy yo?
T - Estás dando muchas cosas por sentadas. Dices “yo” sin saber de qué estás hablando. Y luego te preguntas quién es ese yo, sin saber si no se trata más que de una fantasía.
AN - Un personaje soñado le dice a otro personaje soñado: “Despierta, estúpido”.
T - Tal cual.




Se tropieza dos veces con la misma piedra cuando estás yendo hacia cualquier parte.
Simplemente Ser: un país donde no necesitas viajar, porque ya estás aquí, en la Presencia Pura.





Angelo Nero - Pero es evidente que estoy en este cuerpo y eso me hace creer que soy alguien separado.
Turiya - Bah, ésas tan sólo son bobadas. Dentro de unos días ya no estarás más en este cuerpo. ¿Quién eres tú, entonces?
AN - Un fantasma.
T - Eso has creído. Y cuando te vayas de este cuerpo descubrirás que ese fantasma no existía. Pero eso es algo que puedes ahora mismo descubrir.
AN - Supongamos que ese alguien que yo creo ser admite la Presencia Pura. ¿Qué pasaría entonces?
T - Alguien descubriría que sólo era una fantasía. En este caso, aunque rancia, aprecio la analogía de la gota de agua. La gota admite que es el mar. ¿Qué ocurre entonces? Que simplemente seguiría siendo el mar que siempre ha sido.
AN - Pero no una gota separada y distinta.
T - No, ésas tan sólo son tonterías.



Tú no puedes concebir a la Presencia Pura. Es ella, la presencia, la que te concibe a ti.


************************************************


Extraído del libro "Simplemente Ser", de Furia del Lago - Editorial Ananda

viernes, 4 de febrero de 2011

Sin Conceptos



El de “Simplemente Ser” es el mundo no conceptual. La vida sin atributos, no necesitada de símbolos.


No se puede “estudiar” cómo se “hace” para simplemente ser. Ningún curso, seminario ni estudio intensivo te permitirá simplemente ser, porque el Ser no es algo para obtener. Ya eres lo que eres.
Tampoco es necesario despojarse de conceptos. Los conceptos son elementos imaginarios y por lo tanto no existen. ¿Quién necesita despojarse de lo que no existe?



No buscar es reposar en la tranquilidad.¿Quién os ha dicho que eliminarais cosa alguna? Mirad el vacío que hay ante vuestros ojos. ¿Cómo podéis producirlo o eliminarlo?


Huang Po




Claro que no puedes producir el Ser. Tampoco eliminarlo. ¿Qué es lo que nos queda entonces? Simplemente Ser.




El esfuerzo por ser alguien te impide reconocer quien eres.



Producir conceptos es el modo imaginario que tienes para evadirte de Simplemente Ser. Cuando eres, simplemente, sin buscar refugio en símbolos, la vida entera se muestra sin parcelas ni formas, como el impulso infinito que produce todos los fenómenos. En esa vastedad, tú desapareces, lo mismo que un pedazo de hielo se funde mientras está navegando por el gran océano.



Esa sensación, la de ser un minúsculo trozo de hielo que se está derritiendo en el mar, te parece abominable, tan sólo porque te han adiestrado para que tengas el control de “tu” vida.
Si no produces ningún concepto, entonces eres un poco de agua mezclada con la totalidad de los océanos. Eso te parece aterrador: “Entonces dejo de ser yo”, piensas.



Eso que has llamado “yo” no es más que una idea. Y el “mundo”, lo que supuestamente está fuera de alguien imaginario como tú, pues tampoco existe. Ya ves: produces conceptos. Inventas una supuesta división entre “el mundo y yo”.



Si te quedas sin conceptos, ¿quién se queda sin conceptos?



Huang Po dice: “Mira el vacío que está delante de tus ojos”. Pero tú miras y ves todo lleno de formas.
Un niño recién nacido no ve formas y tampoco está viendo el vacío. Sin embargo, a medida que vaya creciendo, producirá un concepto básico: su “propia” forma, la de “su” cuerpo.




Por ejemplo: su madre a veces está con el niño, a veces no. Entonces, el niño va distinguiendo una cosa de la otra. Porque, para el niño, inicialmente, no hay separación entre la madre y él. Pero le enseñan, lo obligan a producir un concepto básico: tú eres tú y yo soy yo. Somos dos personas separadas.
Entonces, el niño, de noche, tiene miedo de dormir solo. No quiere que apaguen la luz. Se resiste a la separación. Ha nacido el miedo. Ahí está el miedo primordial.
De hecho, el niño inocente no se siente separado de sus padres. ¿Por qué? Porque no forma conceptos acerca de madre y niño, mundo y yo, todo y nada, o lo que sea.



Separación y apego se engendran entre sí.
Todo esto nace de la dualidad primordial: al inventar el yo, automáticamente se inventa el mundo. ¿Quién los inventa?
La Conciencia Absoluta.



La llamamos Conciencia Absoluta y también No-Dualidad. Lo absoluto no tiene opuesto. Dentro de sí puede contener todo y nada (opuestos entre sí), pero lo absoluto está más allá de ellos. O más acá.
La Conciencia Absoluta inventa una conciencia personal (yo) y una conciencia impersonal (mundo). Pero ambos son dos inventos. No existe separación entre yo y el mundo. Son nada más que ideas, conceptos, imaginarias construcciones mentales.





Ella ha existido desde el pasado sin principio; ella no conoce nacimiento ni muerte; ni es azul ni amarilla; ni tiene figura ni forma; está más allá de la categoría de ser y no ser; no se puede medir por edad, vieja o nueva; ni es larga ni corta; ni grande ni pequeña; porque trasciende todos los límites, palabras, indicaciones y opuestos. Debe tomarse justamente como es en ella misma; cuando tratamos de agarrarla en nuestros pensamientos, se elude. Es como el espacio donde todos sus límites están más allá de la medida; ningún concepto se puede aplicar aquí.

Huang Po





La vida no conceptual: un reposo en la tranquilidad de ser que no se parece a nada. Es lo que ahora es. Esto que está siendo aquí.
No se puede pensar en ella. Precisamente, al dejar de pensar, ella se nos revela tal como es y nos permite descubrir que siempre ha estado aquí, que todos los conceptos acerca de la vida no son más que maneras de evadir imaginariamente la vida misma.





Conciencia absoluta. Si la llamas todo, no das en el blanco. Si la llamas nada, tampoco das en el blanco.
Cuando dejas de crear expectativas y exigencias, te quedas siendo simplemente lo que es. Ya no eres alguien imaginario separado de un mundo imaginario. Eres simplemente ser.¿Y qué gano yo con eso?, puede que preguntes. No ganas nada, no pierdes nada. Descubres lo que eres verdaderamente. Y eso que eres, lo eres a pleno. Simplemente ser


******************************************************


Extraído del libro "Simplemente Ser", de Furia del Lago - Editorial Ananda