lunes, 27 de septiembre de 2010

Más Allá de Sí Mismo




Mientras va por el camino, el silencio ve pasar toda clase de ideas: autos, nubes, gente, árboles, casas, vacas, postes de luz, puentes, “vendo miel”, kilómetro 34, pinos, tractor, girasoles, vivero…
Para el silencio, todas esas ideas son burbujas de jabón que estallan apenas aparecen.
El silencio se dedica por completo a simplemente ser.




De igual manera, el niño va de viaje por el escenario de la existencia y dice: “Yo soy”. Camino más adelante, cuando crece y ya es anciano, también dice: “Yo soy”. Sigue siendo ese ser, al que, por más que lo llamemos “yo” no podemos definir.
Los conocimientos van y vienen, pero el ser permanece.



El ser humano anda con una cortadora de césped conceptual en medio de la selva infinita del ser.




El infinito siempre va más allá de sí mismo. ¿Cómo lo sé? Yo no sé nada. Sólo estoy leyendo lo que escribe el infinito.

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Extraído del libro "Simplemente Ser", de Furia del Lago - Editorial Ananda

viernes, 24 de septiembre de 2010

Ejercicio de Puro Contento





Existe un entrenamiento de alto vuelo, llamado “Con los Pies Sobre la Tierra”, que no tiene finalidad ni tampoco mapa, y cuyos efectos sobre el aspirante a la Armonía Natural son inmediatos. Algunos maestros de la antigüedad, para definirlo, solían decir que se trata de un método sin método, consistente en “arrancar desde la Beatitud para llegar a la Beatitud”.
Como se puede apreciar de un simple vistazo, carece de historia. Los sufíes pusieron en práctica el juego de inventarse una personalidad impersonal, pero los registros que se conservan de tales operaciones parecen haber sido fabricados para saborearlos, más que para entenderlos.
Rumi, por ejemplo, nos dice:

A nosotros que, sin copa ni vino,
estamos contentos.
A nosotros que, despreciados o alabados,
estamos contentos.
A nosotros nos preguntan: “¿En qué acabaréis?”
A nosotros que, sin acabar en nada,
estamos contentos.

Una personalidad impersonal, vaya retruécano. Sin copa ni vino, ¿de dónde viene el éxtasis?
Si quieres mezclar la respuesta con los negocios que van surgiendo de un sueño tras otro, ay, querida, ya te lo has perdido.
¿A qué viene todo este absurdo esfuerzo que empleas para quedarte a vivir sin esfuerzo?, dicen los maestros del Advaita.
“Es que me cuesta entenderlo”, se queja el aspirante.
¿Qué quieres entender para entrar en el misterio?, te responde la luz que se abre de pronto aquí, en la intimidad de la palabra nunca dicha.
Si olvidas a tu madre, comprobarás aquellas palabras que ella misma pronunciaba, con cadencia singular, cuando te contaba por las noches la historia de las estrellas. “Recuerda siempre que el plato del huérfano es el hueco de su mano”, te decía tu madre.
Eso de la personalidad impersonal, en suma, es una invitación a que examines el esfuerzo que sigues haciendo para quedarte sin esfuerzo y dejarte deslizar por el océano de la vida con esa gracia de la ola que está embarcada en el impulso de lo desconocido.
Pongamos por ejemplo estas señales de Vita Preziosa, escritas en verso:


En silencio te habla este silencio
que sin límites sabe lo que alberga.


¿Qué quieres preguntarle que no sepa?
“Ahora que ya puedes tú ser yo
la gloria de vivir podemos darnos”,
responde con lenguaje no estrenado.



Ahora que ya puedes aceptar que eres silencio, entonces la cualidad del camino sin meta se te puede mostrar como la meta sin camino.


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Extraído del libro "Simplemente Ser", de Furia del Lago - Editorial Ananda

domingo, 19 de septiembre de 2010

La Ciencia de Sólo Ser



El advaita dice que sólo hay Uno. No hay jamás, en ningún sentido, multiplicidad, ni siquiera duplicidad. Esto es lo que dice David Carse, por ejemplo, que “toda percepción de distinción y separación, de dualidad y, por ende, de lo que se conoce por realidad física, es una ilusión creada mentalmente y tiene la misma naturaleza que un sueño”.



¿Qué es lo que vemos en un sueño? Imágenes. Son todas ilusiones. Ni siquiera hay alguien que pueda ver el sueño, porque es el mismo sueño el que está viéndose, o soñándose.
Y así ocurre que soñamos esto que estamos viendo, ahora mismo, puesto que no existe nada separado viendo el “todo” por otra parte. Todo es todo y eso incluye la nada que está pensando esto.



Puesto que está en contra de toda dualidad, el maestro advaita elimina la posibilidad de que el discípulo eventual busque fuera de sí mismo. No hay dualidad, por lo cual no podemos decir que haya nada dentro ni fuera de ninguna cosa.
Alguien fue a visitar a Tony Parsons y le preguntó: “¿Qué puedo aprender de usted que no pueda aprender por mí mismo?”
“Nada –le respondió Parsons-. Usted comprende todo lo que se está diciendo aquí, pero puede no reconocerlo seriamente. Lo que usted ES no necesita ninguna enseñanza. No obstante, a la ilusoria entidad separada se le está diciendo que es una ilusión. Los sistemas de creencia quizá están siendo demolidos, y la idea de la esperanza, del éxito o del fracaso, junto con el concepto del bien y del mal, se van desvaneciendo. Todo lo que queda es nada. “Nada” no tiene necesidad de aprender nada”.


Angelo Nero – Siempre he pensado que es necesario aprender a vivir. Es más, una de las cosas que siempre me ha chocado es eso, que enseñan tantos y tantos conocimientos inútiles, pero en ninguna parte enseñan a vivir. ¿Tú qué opinas de esto?
Turiya – Yo digo que la vida es maestra y discípula.
AN - ¿Qué quieres decir, que yo mismo tengo que ser mi propio maestro?
T – Veamos, ¿qué es lo que necesitas para vivir?
AN – Bueno, muchas cosas. Habría que enumerar cosas materiales y cosas metafísicas, supongo.
T – Ya estás viviendo y eso es todo lo que hace falta para vivir.



Cuando encuentras la meta y el camino,
los dos al mismo paso, la jornada
se revela final. No queda nada
por delante. Tu impulso es tu destino.


La búsqueda del cielo es lo que llena
de nubes este cielo transparente
de la mirada. Deja que la mente
descubra que no existe y está plena



de vacío. Que vibre con la ciencia
de sólo ser, sin gesto ni atavío.
Que se queme en la pira de la ausencia


y se deje llevar por el navío
de tanta sencillez que resplandece
y está donde su estar desaparece.


Vita Preziosa







Es la mente utilitaria la que ha inventado el mundo dual. Según sus pautas, yo y el mundo estamos divididos.
Pero su misma lógica de doble filo termina por herir al que la usa y así se descubre con toda facilidad que yo no puedo ser una persona que está separada del mundo. Ergo, yo soy el mundo.
La consecuencia de todo esto es muy simple: ni yo ni el mundo existimos. Son dos conceptos inventados por alguien inventado, esto que llamo “yo”.
Claro está, necesito el “yo” para vivir en el mundo social, manejarme con las personas, hacerme responsable de conseguir comida, techo y todo lo que me hace falta para sobrevivir como persona. Pero ese yo es algo inventado, lo mismo que un apellido. Si te llamas García y quieres cambiar ese apellido por López, ¿cuál será la diferencia?




El niño recién nacido no sabe que él “es” ni sabe lo que significa “ser”. A medida que va creciendo, va sabiendo. Pero eso que sabe puede distraerlo. Ha entrado en el juego de maya.
Es un simple darse del ser. El ser se da y sigue siendo ser. Y al saber, cada cual se siente “un” ser especial, separado, diferente. Hasta que llega el verdadero saber. Entonces se descubre que ser y saber no son dos, sino la unidad absoluta.




No hay “alguien” que pueda comprender la unidad, la no-dualidad. ¿Por qué? Porque alguien se ubica en posición dual, se toma a sí mismo como alguien separado.
Si todo es unidad, si todo es uno sin dualidad, entonces la mera idea de separación se parece a una esfera cúbica.
¿De qué saber hablamos, entonces? ¿Cuál es ese conocimiento en el que está centrado el maestro advaita? No es un conocimiento de “alguien” acerca del ser, no es personal. Es un conocimiento del ser acerca del ser, es la unidad misma, la unidad que nunca puede fragmentarse en ninguna dualidad.




El buscador de la no-dualidad es una gota de agua que está sumergida en un océano y que anda buscando al océano.
Sólo la no-dualidad puede comprender la no-dualidad.


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Extraído del libro "El Amor es Todo lo que Hay", de Furia del Lago - Editorial Ananda

miércoles, 15 de septiembre de 2010

De locos





Conversar con un advaita parece un diálogo de locos.
- Quiero saber qué estoy haciendo en este mundo – pregunta el visitante.
- El mundo no existe ni usted tampoco – es la respuesta.
Por supuesto, para la gente “normal”, eso es un disparate. Para el advaita, por el contrario, el disparate es la gente normal.





Obsérvese lo que dice Robert Adams:
Puedo aseguraros que no existe tal cosa como Dios. No hay tal cosa como la creación, y no hay tal cosa como el universo. Así que no hay tal cosa como el mundo, y no hay tal cosa como tú. No hay tal cosa como “yo”. ¿Qué queda? ¡Silencio!



¿Cómo se puede entender esto? Aquí está la clave. Esto no es algo para “entender”. No es un asunto para ser pensado y razonado. De ninguna manera es pasto para el intelecto.
Esto es misterio puro.




De manera que alguien se acerca al maestro advaita con el propósito de entender algo y el maestro le responde que no es un asunto de comprensión, sino que lo invita a tirarse al abismo del misterio. Ja.




Dice Wei Wu Wei: “La comprensión esencial es que en realidad nada es. Esto es tan obvio que no se percibe”.
Por supuesto. Si nada es, no hay nada (ni nadie) que pueda percibirlo. En consecuencia, eso de la “comprensión esencial” es absurdo. ¿Quién comprende qué cosa?




Perfecto, ¿qué es lo que tenemos entre manos? Misterio puro.
Sin embargo, Juan Aprendiz insiste con sus preguntas. Esto se debe, sencillamente, a que sigue cultivando su vieja costumbre de vivir en un mundo de preguntas y respuestas por separado.
“Ahora bien, ya que tanto te gusta moverte en ese mundo dual – le señala el maestro -, dime qué es el silencio, ¿pregunta o respuesta?




Es un koan, claro. El pobre Juan Aprendiz trata de averiguar si el silencio es pregunta o es respuesta, sin saber que ha caído en la trampa del misterio.


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Extraído del libro "El Amor es Todo lo que Hay", de Furia del Lago - Editorial Ananda

sábado, 11 de septiembre de 2010

Breviario de Iluminación Para Holgazanas




Escarabaja Pelotera, desde pequeña, viene cultivando un sueño: el de ser una reina. Pero, a veces, además de sueños, tiene pesadillas.
Una de las peores pesadillas la coloca en medio de un pastizal verde brillante, topándose con una Vaquita de San Antonio, bicho rojinegro inquisidor como pocos. En esa pesadilla recurrente, el diálogo suele ser, más o menos, del siguiente modo:
Vaquita - ¿Por qué quieres ser reina?
Escarabaja – Porque no quiero trabajar.
V – Pero te la pasas trabajando para llegar algún día remoto a ser una reina.
E – Bueno, esto no es tan fácil, no te creas.
V – A mí me parece que deberías empezar por el final.
E - ¡Qué ridícula! Eso no tiene lógica.
V – No tiene lógica, pero tiene esdrújula. ¿Cuál es la lógica de trabajar para ser reina?
E - ¿Cómo puedo yo saberlo?
V – Ya lo ves. Tampoco sabes cuál es la lógica de empezar por el final.
E – Bueno, en materia de lógica, esto es un sueño que está soñando otro sueño.
V – Por eso te digo: si empiezas por el final, dejas de trabajar inmediatamente.
E - ¿Y con eso qué?
V – Ni siquiera siendo reina dejarías de trabajar, porque todo el tiempo estarías fingiendo que eres reina. En cambio, así como te digo, ya tienes lo que tanto querías: dejar de trabajar.
(Aquí es el momento en que Escarabaja Pelotera despierta de su pesadilla).



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Extraído del libro "El Amor es Todo lo que Hay", de Furia del Lago - Editorial Ananda

lunes, 6 de septiembre de 2010

Un poco de espuma





El vacío es plenitud. Intentar llenarlo con pensamientos, recuerdos, actividades, esfuerzos, deseos o lo que fuese, no es más que un poco de espuma en el gran océano del vacío. Toda la espuma del mar sigue siendo el mar.



Juan Gómez y María López le dan gran relieve a la espuma, le adjudican una importancia suprema. A veces la espuma tiene forma de éxtasis, a veces de conflicto, a veces de obra de arte. Todo este asunto de la espuma y sus variables formas los tienen arrobados. Tan encantados están por estos juegos de olas que chocan entre sí, que no reconocen ese mismo encantamiento como más espuma.




“Yo soy más importante que tú”, le dice Juan a María. Y ella trata de buscar la aprobación de alguien tan importante.
“Tú, que te crees tan importante, nada puedes hacer sin mí”, replica María.
Todos juegos de la espuma, figuras inciertas que asume el gran océano de la conciencia en la superficie.




De pronto, tan sólo por jugar, esta escena se congela en el escenario de la vida y podemos observarla con los ojos del silencio. Este manojo de espuma está diciéndole a este otro manojo de espuma: “Yo soy más importante que tú”.
Es increíble, dos salpicaduras de olas se sienten diferentes unas de otras.
La escena se descongela, las espumas terminan de estallar y nuevamente vuelven a ser lo que siempre han sido: agua del gran océano.


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Extraído del libro "El Amor es Todo lo que Hay", de Furia del Lago - Editorial Ananda
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Foto: Faro de La Coruña