miércoles, 3 de febrero de 2010

Sin palabras



Todos estamos aquí sólo por un instante, suelen decir los médicos al dar malas noticias. Es una manera quizá cómoda y rutinaria de transmitir el fin del mundo o algo por el estilo, pero quizá se pierden alguna revelación, como pedagogos (o como estudiantes), al no usar el refrán cuando tienen que dar buenas noticias. Hacer algo así podría llevar a preguntarnos de pronto: "¿Es buena o es mala esa noticia, la de que estamos sólo por un instante?"
Cuando logras ir más allá del bien o del mal te ocurre que ya no puedes embarcarte en ninguna aventura prefabricada. Aquí tengo un ejemplo: "Una imagen vale más que mil palabras", dice alguien. ¿Cómo lo ha dicho? Con palabras. Hay algunas imágenes que son visuales, pero están las otras, las que son verbales. Cuando se transmite una sensación, valen los ojos. Cuando se transmiten ideas, las palabras. Y si quieres transmitir emoción, ahí tienes la música.
Las palabras no tienen nada de malo ni de bueno. Es como el asunto ese de las noticias: son neutras. El mal y el bien están anclados en tu deseo, no son más que prejuicios.
Acaso lo que trato de decirte es que las frases hechas son una estafa. Pero no conviene que la tomes como refrán ni mandamiento. Veámoslo de otro modo. Alguien está diciéndote algo y yo quiero avisarte: "Ten cuidado, que está queriendo estafarte". Pero, ¿tengo alguna manera de avisarte que no sea con palabras? Puede ser, quizá, con algún gesto dramático.
Veamos esta foto. Tal como pretendía el refrán, vale más que mil palabras, pero podemos acudir a nuestra capacidad de examen. En la foto se puede ver a un hombre muerto, tirado en la calle. Quizá esta foto te diga muchas cosas, pero yo sólo quiero decirte una: "Así como este hombre ha muerto, tú también morirás". Cuando uno ve un cadáver está viendo su propio cadáver, ha dicho el poeta. Si es así, no sería necesario decirlo. ¿Para qué lo menciona? El poeta sabe que apenas tengas la impresión de estar viendo tu propio cadáver suprimirás la imagen. Y entonces, abre los cerrojos de la supresión, rompe los candados del miedo y te dice: "Todos estamos aquí sólo por un instante". Ya ves, nos hallamos otra vez como al principio. Lo mismo que el instante. Y eso era, se me ocurre, lo que tanto buscaba decirte mi predicamento: cuando hablamos de un instante hablamos de todos, puesto que no hay más de uno. Le buscas fin y encuentras su comienzo. Y en cuanto quieres establecerte ahí, en su principio, descubres que es su final. Su cualidad, entonces, está más allá del nacimiento y de la muerte. El instante nace y muere ahora mismo. Así son las cosas, razón aparte.
Esto quiere decir que hay un mundo único y que todos los mundos están vertidos en ese único. La palabra "universo" significa vertido en el único. ¿Cómo hago para sacar una foto del único y mostrártela? Bueno, aquí contamos con el instante. Tan sólo tienes que despertar a su cualidad y verlo conmigo. Por eso, el oscuro Heráclito decía: "Los que duermen, habitan en mundos separados; los que están despiertos, en el mismo". Y una vez que estamos contemplando esa fotografía en donde yo y el mundo somos un solo mundo, ya no hacen falta más las palabras.


_________________________________________________


Extraído de "Vivir por vivir" de Vita Preziosa - Editorial Ananda

No hay comentarios.:

Publicar un comentario