domingo, 7 de febrero de 2010

Camino de sobriedad


7.-


Lo necesario es un don de la Naturaleza, que te muestra el camino. Lo innecesario es un vicio que se alimenta con la ignorancia.
Cuando se aprecia el valor de lo necesario, también se le pone precio a lo innecesario y así, en medio de los quehaceres de la gente, puedes tomar lo que te mantiene en el camino y desechar lo que te aparte de la vitalidad y la luz.
Los que tienen luz disipan la oscuridad allí donde se encuentren. Por eso, no se resienten con la presencia de los oscuros (la oscuridad desaparece con la luz) ni se ofenden con las prácticas de los ignorantes. La sabiduría es como el agua, que busca lo más bajo y puede sentirse cómoda en las tierras llanas, a las que lleva vida.
Llevar vida a lo más bajo nutre las raíces y da sostén a la sociedad. Quienes dirigen los asuntos humanos con sabiduría lo tienen debidamente en cuenta. Cuando se desprecian las raíces, el árbol cae vencido por su propio peso. Por eso, la sabiduría se ocupa de las raíces y deja que el árbol se mantenga sano por sí solo.




8.-



La desgracia y la fortuna tienen sus causas. Conocerlas es el trabajo de las personas que practican la sobriedad en los asuntos de la vida.
Las huellas de la desgracia y la fortuna se dejan ver de antemano. Por eso, los rastreadores de la sabiduría pueden anticiparse a ellas y caminar por donde lo difícil se hace fácil.
Primero escuchar y luego valorar. Se comienza por lo difícil para terminar por lo fácil. Las ideas son un estorbo que nublan la vista. Se escucha con el cuerpo, se valora con el corazón. Así, puede vislumbrarse cómo adquieren forma, cuándo están en embrión la desgracia y la fortuna.
El camino de la sobriedad permite hacer lo difícil para convertirlo en fácil. El vicio de la insensatez elige lo fácil y termina enredado en las zarzas de lo difícil.




9.-



Los seres humanos que han perdido su vínculo con La Gran Unidad luchan contra ella. Quieren vivir y luchan contra la vida. Creen que vivir es vivir separados de los demás y del mundo entero. Al cultivar esa creencia y dar la vida por ella, se convierten en los enemigos de sí mismos.
Lo sepa o no, el ser humano y la Vida son una misma entidad. Quienes buscan las distinciones entre unos y otros no están equivocados en señalar que existen tales diferencias. Existen diferencias. Pero las diferencias no son esenciales. Vistas desde lejos, dos células de un mismo tejido son iguales. Vistas desde cerca, son diferentes.
Padres diferentes engendran hijos tan humanos como sus padres. ¿Cómo lo hacen? Encuentran aquello que los une. En realidad, es aquello que une lo que engendra el hijo, no los padres.
El yin y el yang están en el mundo para encontrar aquello que los une. Hombre y mujer están aquí para encontrar aquello que los une. Si lo encuentran, encontrarán también aquello que los ha separado. Y sabrán por qué el yin y el yang forman parte de La Gran Unidad.




10.-



Si consideras las cosas desde sus diferencias, nunca estarás por encima de ellas y terminarán por absorberte hasta tu desintegración. Pero si eres capaz de ver el mundo desde la unidad, no estarás separado del mundo y, por lo tanto, permanecerás entero.
Cuando tratas a las personas desde un sitio que remarca las diferencias entre unas y otras, pones el acento en aquello que las separa y estableces el conflicto en tus relaciones. Pero cuando asientas tu relación con los demás en el sitio donde La Gran Unidad rige todas las circunstancias y entrelaza todos los impulsos, entonces consigues que La Gran Armonía se ocupe de dirigir tus asuntos.
La unión es original. La separación te aleja de tu verdadero ser y te hace creer que estás hecho de materia prescindible.



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Extraído de "El Tao Nuestro de Cada Día" - Furia del Lago - Editorial Ananda






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