martes, 22 de enero de 2013

A FALTA DE OPCIÓN





Trabajar en vano puede producir,
ahora mismo (si te concentras en ello),
el escandaloso Big Bang,
con desaparición del universo incluida.
Nadie sabe de qué se está riendo el bebé.
Su risa es, prácticamente,
una canción a la cual
se le han soltado todos los resortes.
La mujer corpulenta
va en bicicleta bajo la lluvia.
Pelo de paja brillante, maquillaje lavado
y una sonrisa cínica para levantar la mano
y saludar al conductor de un camión que,
con su lenguaje de bocinazos,
le está pidiendo que se dé prisa.
Es que trabajar en vano nunca
te da tiempo a pensar,
salvo que pienses en vano y a conciencia.
Algunos sutras viejísimos aseguran
que es un equivalente a morir quemado
en la hoguera del fenómeno.
Pero a ti, si es que perteneces
al Rebaño de las Costumbres Indiscutibles,
te parece más conveniente postergar
los oficios de la hoguera.
Pese a todo, vas al Dojo Zen y preguntas:
“¿Maestro, cómo se obtiene la iluminación?”


Vita Preziosa