jueves, 27 de enero de 2011

El Ganso y la Botella





Supongamos que eres un ganso encerrado en una botella. La situación es desesperante. El cuello de la botella es demasiado angosto para salir a través de ese conducto. El vidrio es muy grueso para romperlo a picotazos. Tienes comida para estar ahí, porque la misma botella produce unos granos muy ricos. Pero es agobiante vivir en una botella. A través de tu computadora buscas una solución. Sí, no me preguntes que hace un ganso dentro de una botella con una computadora, pero tú sabes que en los sueños pasa cualquier cosa.
En cuanto al asunto que nos ocupa, en tu computadora aparecen numerosos cursos, seminarios y toda clase de métodos para escapar de la botella. Algunos son anti-métodos. Por ejemplo, el de la reencarnación. Según esta doctrina, no deberías preocuparte más: este asunto de la botella es una fase transitoria, una densa nube de karma que te ha tocado atravesar. Cuando mueras, encarnarás en otro ganso, o tal vez en un águila, o un ángel, todo puede ser.
Hay otros sistemas, también populares, como el de la dieta. Si dejas de comer, o si comes la mitad de lo habitual, este sistema promete que adelgazarás lo suficiente como para caber en el cuello de la botella y deslizarte por él hacia fuera. El de las artes marciales te asegura que algún día podrás romper el vidrio de un solo aletazo. El método de las etapas tiene lo suyo: a medida que vas pasando por los distintos grados de aprendizaje, te vuelves un ganso hábil para hacer rodar la botella. De ese modo, tratas de dirigir la botella hasta el borde de algún precipicio y una vez allí das el empujón final para caer por el despeñadero. Claro está, corres el riesgo de romperte la crisma, pero este asunto no es para gansos debiluchos, ya deberías saberlo.
En suma, según todas las apariencias, tienes para elegir. Por último, puedo contarte una historia cómica, en lugar de tanto drama. Escúchame bien: ni eres un ganso ni estás dentro de una botella. Ni el ganso ni la botella existen. Te preguntarás entonces por qué te sientes en una prisión y por qué tienes tantas ansias de libertad. Te lo diré: porque vives confundido por tu imaginación. Es decir, te estoy confundiendo. ¿Y quién soy yo? (me preguntas ahora). Yo soy ese personaje que vive zumbando dentro de tu cabeza. Por mi culpa, tú le dices “yo-yo-yo” a todo cuanto crees que estás haciendo. Pero ya te digo: ahora puedes comprender que no existe nadie aprisionado y, por lo tanto, tampoco existe nadie que necesite ser liberado. Ahora puedes descubrir qué eres.








Un eminente filósofo del gobierno, Li Ku, se entrevistó una vez con Nan Chuan, el más famoso maestro Zen de la época, para pedirle que le explicara el antiguo enigma del ganso en la botella.
- Si un hombre pone un polluelo de ganso en una botella – le recordó Li Ku- y lo alimenta hasta que se hace adulto, ¿cómo podrá luego sacar el ganso sin matarlo o sin romper la botella?
Nan Chuan entonces le dio una palmada y le gritó:
- ¡Li Ku!
- ¿Sí, maestro? – dijo de inmediato el filósofo.
- ¡Mira! – respondió Nan Chuan – El ganso está afuera.



Juana López - Claro está, cuando el Ganso Li Ku descubre que está fuera, también descubre que no era un ganso, que el ganso tan sólo existía en relación con la botella. Esto me parece lo más importante para destacar.
Gurú Sánchez - En efecto, el ganso y la botella se inventan el uno al otro. El ganso es “yo” y la botella “el mundo”. Cuando desaparece el yo, también desaparece el mundo.
JL - La idea del yo es la idea de ser alguien separado, distinto de todo lo demás, una entidad autónoma. Pero es nada más que una idea, no es algo real, tan sólo una fantasía. Y para reforzar la fantasía, se considera separado de otra fantasía, a la que denomina el mundo, el mundo exterior.
GS - Esto es difícil de comprender para la mayoría. No olvide que todos están entrenados para considerar que el mundo y yo son entidades reales. No piensan que ambos son nada más que conceptos. Quizá sería mejor darse cuenta de esto. Usted está entrenada para suponer que tiene una vida propia y que está separada de la vida en general. Ahí se puede ver con mayor precisión.
JL - Pero no existe tal división entre mi vida y la vida.
GS - Exacto. Es pura imaginación. Lo mismo pasa con el ganso y la botella. No existe alguien que está encerrado dentro de un mundo opresivo y agobiante.
JL - Nan Chuan lo saca a Li Ku de la botella y le dice: oh, mira, te has comportado como un ganso; no estás encerrado en ninguna parte.
GS - Pero al darse cuenta de que ya es libre, Li Ku también se da cuenta de que él no es “un ganso”.
JL - No es alguien separado, no es una persona con autonomía. No es una vida propia.
GS - Exacto, usted es vida, pero no tiene una vida. Por el contrario, la vida la tiene a usted.










Juana López – Repasando lo que veíamos, el cuento es un recurso muy eficaz para comprender que soy una gansa imaginaria encerrada dentro de una botella imaginaria.
Gurú Sánchez – La pone a usted dentro de la prisión y la obliga a pensar en la salida.
JL – Pensar, pensar, pensar. Eso es precisamente lo que me coloca dentro de la botella.
GS – La gansa y la botella son la suma de lo conceptual. Mientras piensa, usted cree que está en la botella.
JL - Creo que estoy a salvo en la botella.
GS – Tal cual. Usted se mete en la botella del pensamiento continuo y eso le da la sensación de estar a salvo. ¿A salvo de qué? Supuestamente de ser nadie.
JL – Claro. Si no pienso, yo no puedo decir que soy yo.
GS – No. Cuando no piensa, usted es libertad andando en libertad.


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Extraído del libro "Simplemente Ser", de Furia del Lago - Editorial Ananda

domingo, 16 de enero de 2011

La Vida es un Koan




Los que usan a la mente como si fuera ropa, pueden atestiguarlo con el cuerpo y reconocerlo con el entendimiento, pero desaparecen en el intento y lo saben perfectamente, aunque de una manera sustancial.
Es un morir consciente, a la manera exacta del devoto, que entrega la vida porque sabe que tal es el mandato de la vida.




“¿Acaso no es posible mencionar la verdad?”, preguntó un monje.
“Todo esto no es más que un corazón hablando del latido”, respondió Wei Po.




El niño camina cuatro cuadras para ir hasta la panadería, tal como su madre le ha encomendado.
Vaya misión.
Hay algo que queda en claro: el niño en ningún momento ha pensado que su aventura es algo agradable o desagradable.
Simplemente se ha lanzado por ese camino donde lo conocido y lo desconocido se confunden el uno con el otro.





Lo conocido y lo desconocido
se confunden el uno con el otro
muy fácilmente. Dime tú quién eres
y lo podrás sentir sin saber cómo.


Lo que puede ponerse del revés
vacila entre las sombras y los gozos.
Pero no es fácil discernir si el viento
viene o se va. Y así pasa con todo.


Mira al silencio. Míralo de frente
y encontrarás, mirándote, su ojo.
Puedes decir que sí, que lo conoces;


o que no, poco importa de qué modo
lo quieras mencionar: nunca se sabe
si está dentro o está fuera de todo.

Vita Preziosa





El niño vuelve de comprar el pan y detiene su paso en la esquina soleada. De repente se topa con una sensación que lo incendia por dentro, pero que al mismo tiempo parece ser este sol que está iluminando todo por fuera.
“Sigo estando aquí”, piensa el niño (sin palabras).
Esto sí que es un koan -diría Wei Po-. Vas a todas partes y siempre estás aquí.



GURÚ SÁNCHEZ - No puedes verlo mientras tengas a la codicia como consejera.
LITO PICAPIEDRA - Es así de simple, ¿no?
GS -Así de simple. El ego es el cúmulo de codicia.
LP - Y la codicia siempre me está llevando al galope hacia lugares imaginarios.
GS - Tú lo has dicho.
LP – Y si me voy, aunque sea con la imaginación, entonces me pierdo la revelación del momento.
GS - Esta revelación es lo que está aquí, esto que llamas ahora.



Esto que llamas ahora, el momento, no tiene sin embargo estructura, ni rostro, ni siquiera nombre verdadero. El tao que puede ser nombrado no es el Tao verdadero, advierte Lao Tzu.



La vida entera es un koan. El único atributo que tiene consiste en dar la vida.


Si todo lo que existe es impermanente, no existe impermanencia ni permanencia.

Nagarjuna





Lo que llamamos transitorio, lo que llamamos permanente, son ideas y nada más.
¿Qué pasa si te quedas sin idea?
¿Quién se queda sin idea?




La lógica de los humanos es un instrumento de codicia.
Quedarse sin idea significa que creíste que podías poseer ideas.
Todo eso es una idea y nada más.
Son cosas imaginarias.
Te imaginas que eres dueño de esto y aquello cuando es evidente que ni siquiera el momento presente es dueño del presente.
El niño que va a la panadería, para cumplir con el pedido de su madre, no piensa que esto es bueno ni malo.
Ir hasta la panadería es otra parte más de la gran aventura de la vida.
Pero aclaremos esto… El niño no piensa: “Vaya, aquí estoy, viviendo la gran aventura de la vida”.
Ja. El niño vive la gran aventura porque no piensa en ella.




MONJE - ¿Cuál es la idea de la iluminación?
WEI PO - No existe tal idea. La iluminación consiste en quedarse sin idea.
MONJE - ¿Y cómo hago para quedarme sin idea?
WEI PO - ¿Quién se queda sin idea?




El niño está viviendo la gran aventura de la vida porque no tiene una lógica propia. Si tuviera una lógica propia pensaría que tiene una vida propia, que es el dueño de su vida, que está ejerciendo el control y todas esas tonterías de los adultos.
No. El niño está libre de toda contaminación porque la codicia no ha ensuciado su corazón.
Esto no quiere decir que el niño carezca de lógica.
No, simplemente carece de una lógica propia.
El niño vive la lógica de la vida.
¿Y cuál es la lógica de la vida? Es un koan que dice así: La vida consiste en dar la vida.
Arréglate con ello como puedas.


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Extraído del libro "El Arte de Ser Natural", de Furia del Lago - Editorial Ananda

martes, 11 de enero de 2011

Viendo esta película



El ego y su obsesión por lo conocido.
Cada cual inventa su propia película. Pero es eso y nada más: una película.




“Simplemente ser” significa ausencia de conflicto, presencia de armonía total.




Cuando estás en el país de “Simplemente Ser”, descubres que aquí no está faltando nada ni sobrando nada.
Aquí no hay nada que te haga daño ni te beneficie, sencillamente porque no eres “alguien” separado del Ser. Eres el mismo ser. Simplemente ser.




Pero cuando te consideras “alguien” separado del Ser, entonces ya estás en conflicto, porque ese alguien es imaginario y el Ser es lo único que es.
Por supuesto, el conflicto también es imaginario.


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Extraído del libro "Simplemente Ser", de Furia del Lago - Editorial Ananda

jueves, 6 de enero de 2011

Ningún Pensamiento



¿Qué pasa cuando la certeza de Ser no es tocada por ningún pensamiento, ni siquiera por el pensamiento “Yo Soy”?
¿Dónde queda entonces ese “yo”?



Simplemente ser. No ser “alguien” ni ser “nadie”.
Ser lo que es.



Aparece alguien y te saluda. “Nos conocemos”, parece decirte con su saludo. Pero no es cierto. No nos conocemos.



Lo que es: ¿necesitamos conocerlo?
Con sólo formular esa pregunta, comprendemos que no es posible conocer nada.



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Extraído del libro "Simplemente Ser", de Furia del Lago - Editorial Ananda