lunes, 25 de enero de 2010

La respuesta de Hakuin



Una joven había quedado embarazada y, cuando el hecho ya no podía ocultarse más, sus padres la increparon. Ella no quiso delatar a su novio, porque sabía que la familia lo odiaba, así que no tuvo mejor idea que acusar del asunto a Hakuin, un monje zen que tenía su morada en las cercanías. Furiosos, los familiares fueron a ver al monje y lo insultaron de los pies a la cabeza. Hakuin no dijo nada, porque pensó que la muchacha no tardaría en confesar la verdad. Pero no fue así, cuando la chica tuvo a su hijo, los padres no tuvieron mejor idea que llevar el bebé a Hakuin. "Puesto que tú eres el padre, te harás responsable de tu hijo", le dijeron. Respuesta de Hakuin: "¿Ah, sí, con que ésas tenemos?" Y tomó al bebé entre sus brazos sin decir nada. Se ocupó del niño, lo crió y no se quejó en ningún momento por la situación. Donde quiera que iba, llevaba al niño consigo, envuelto en la manga de su túnica. Durante los días lluviosos y las noches tormentosas, salía mendigar leche por las casas vecinas. Muchos de sus discípulos, considerando que se había pervertido, le daban la espalda y se iban. Hay que tener en cuenta que todo el asunto podía deteriorar severamente la reputación de Hakuin. Pero este hombre, realmente, se había despojado de todo, hasta de su reputación. No tenía ninguna imagen que vender. Le daba lo mismo ser padre o no serlo. Le daba lo mismo que la gente pensara: es un mal tipo, o es un mal tipo.
La mamá del niño, a todo esto, se mordía los codos de sólo pensar que aquel niño estaba en manos de Hakuin. La actitud del monje había causado estragos en el ánimo de la muchacha. Se comió su remordimiento, se quedó sin dormir unas cuantas noches, estuvo pensando si abrir la boca o no. Día tras día, ella podía ver que la gente ayudaba a Hakuin en el cuidado del niño y que la vida seguía funcionando. ¿Qué hacer? Si decía la verdad, terminaría por delatar al padre del bebé, pero no quedaba otra. Finalmente, la muchacha confesó a su familia la verdad. El abuelo del bebé, de inmediato, salió disparado rumbo a la casa de Hakuin y le contó lo que había pasado. "Por lo tanto, ya que este bebé no es tuyo, lo voy a llevar de vuelta a casa, para que lo críe su mamá". Respuesta de Hakuin: "¿Ah sí, con que ésas tenemos?"



La actitud de Hakuin, para algunos, puede significar un "modelo a seguir". Pero no se puede imitar algo así. O nace de adentro, o no nace.
El comportamiento del tipo es espontáneo.
Primero y principal: no le importa lo que otros digan de él.
Segundo: no tiene ninguna imagen que defender.
Tercero: las cosas son como son y ninguna opinión puede cambiar el hecho de que las cosas son como son.
Ahora bien: que cada uno se ponga en el lugar. ¿Qué harías tú si alguien viene con el bebé en brazos y lo deja en tus manos? Te vienen a decir que eres el padre y que te hagas cargo. ¿Qué tal?
Una cosa es evidente: su propia madre lo negaba. Y si Hakuin también lo hubiera negado, el niño se quedaba completamente desamparado. Todo esto lo estoy pensando yo, pero Hakuin ni lo pensó. Directamente tomó el bebé en sus brazos y se hizo cargo.





La lógica del diluvio
requiere interpretaciones,
filosofías y dogmas
para el que vive
en la superficie.
Pero las instrucciones
forman parte
de los métodos empleados
por los dioses del diluvio,
ésos que quieren salvarse
de su propio trabajo.
Se sabe
que los peces
ignoran todo sistema
de pensamiento
y por eso mismo
no necesitan
ser rescatados.



Volvamos a preguntar qué haría cada uno en lugar de Hakuin, pero de otra manera.
Viene alguien y te dice que eres una mala persona. Que eres repugnante, desagradable o fea. Qué sé yo. Lo que quieran decirte.
Si cultivas una imagen de tu propia persona, esa imagen tiene dos caras: por un lado, está la cara visible de la luna, lo que quieres mostrar. Que eres una persona impecable, con grandes cualidades y una importancia notable. Por el lado oscuro de la luna, están los defectos, lo que habitualmente se considera como "defectos". Es decir, que no eres nada especial, que tan sólo eres una hormiga más en el hormiguero y que tu famosa importancia no tiene ninguna importancia.
Si quieres identificarte con esa imagen, la que muestra el lado visible de la luna, cuando te muestren los escabrosos "defectos" saltarás como una serpiente a morder al supuesto agresor.



Cada uno de nosotros ha sido educado. Eso significa que cada uno se ha comportado en la vida, más o menos, de acuerdo con las indicaciones que le han dado distintas personas: padres, maestros de escuela, vecinos, parientes, amigos...
El tipo de educación que se nos ha dado es distinto para cada uno. Sin embargo, tiene elementos básicos y comunes a todos. Por ejemplo, se te ha educado como alguien separado, como una persona diferente de las demás, como alguien especial. Es cierto, una hormiga se diferencia de otra hormiga. Pero cuando las ves desde lo alto, son dos hormigas.
Ah, no, pero yo soy una hormiga importante. Esto lo ha dicho el ego. Pongo en negro sobre blanco que el Ego no es más que un personaje ilusorio. Pero cada cual lo defiende con uñas y dientes, como si fuera real.
En primer lugar, no existe nadie separado de nada. Cada uno se comporta como si fuera una entidad especial, autónoma, con vida propia y voluntad controlada. No es así.
Pero si tú le dices a tu vecino que no es alguien importante, que es un don nadie, o algo por el estilo (en lo posible, con tono despectivo), ya verás como al gallo le tiembla la cresta de "indignación". Ya verás como te dirá: "Tú quién eres para venirme a decir que yo soy nadie".


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Extraído de "Diario de Poesía" de Vita Preziosa - Editorial Ananda

1 comentario:

  1. la actitud de Hakuin es la misma para cada circunstancia: a quién le importa? cuando se carece de importancia nada te importa, nada te puede hacer daño

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