domingo, 24 de enero de 2010

La Colina Encendida



Tan apartado vivió Liu Chang del acontecer mundano, que poco y nada es lo que se sabe de su vida. Pero nos queda lo mejor de ella, La Colina Encendida, un manojo de poemas del que aquí rescatamos algunos fundamentales.
Enmarcado por la tradición taoísta, su voz diáfana llega hasta nuestros días libre del lastre del tiempo y de las convenciones de cualquier época. Hay algo en Liu Chang que nos habla de nosotros mismos: la soledad. Al revés del hombre vulgar, él buscó el páramo del alma para volverlo paisaje de su vida.
La palabra precisa, la cadencia del instante, la compañía del misterio pulen su verso, al margen del idioma en que nos llegue su voz. Pero es el tono solitario de su reflexión lo que más íntimo se nos vuelve al leer estos poemas de Liu Chang. Nos da la impresión de haberla vivido también nosotros a su experiencia.
En ese ambiente íntimo creado por la palabra poética, el lector se verá sumergido en el mundo de la nitidez vital con que puede vivirse el mundo: qué sencillo parece todo si se abandonan los problemas. Leyendo estos poemas, el miedo a la soledad se desvanece para dar lugar al descubrimiento del ser.







A orillas del estanque


Dos garzas
junto al sauce...


Desde aquí,
oculto en la floresta,
las observo.


¿No es extraño que, siendo
tan frágiles y alertas,
no adviertan que alguien
las está mirando?





Río que va pasando


El silencio palpita
la explicación del mundo
que llevo dentro. Sueño
se vuelve el corazón
hecho de puro viaje.
La mirada despierta
florece, sin embargo,
las flores del jardín,
una por una y todas,
que abiertas al misterio
reconocen su rostro
grabado en el fugaz
río que va pasando.






Un gorjeo extraviado


Con un murmullo tenue
de hojas que caen,
la paciente tarde
por la mejilla del otoño va
resbalando.Parece
más que un atardecer
una lágrima roja, casi lila,
casi un recuerdo
que se quiere ir,
pero lento, muy lento.


Los pájaros lo saben.
Por eso sus gorjeos se extravían
en el vasto silencio
donde dejan sus lánguidas caricias,
las trémulas canciones del adiós.

Extraído de "La Colina Encendida" de Liu Chang - Editorial Ananda

3 comentarios:

  1. Buscar el páramo del alma para hacerlo el paisaje de su vida.

    Juan de la Cruz:
    "En soledad vivia
    y en soledad ha puesto ya su nido"

    ¿Qué más se puede decir?

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  2. Hola Soledad. Te nombro y parece que estoy haciendo una invocación a esa cualidad luminosa que todos tenemos en común, dentro de este misterio que llamamos persona. La soledad es la cualidad del sol. Es lo que irradia en nosotros, lo que nos da luz.
    San Juan de la Cruz, al igual que Liu Chang, aman esa soledad y es amor, precisamente, lo que de ella extraen.
    Un abrazo...

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