En una charla con visitantes, Jean Klein dice: “Nada hay de personal en el corazón, el hígado, los riñones, los ojos, los oídos o la piel, ni tampoco en los elementos que configuran los modelos de conducta, pensamiento, reacciones, cólera, celos, competición, comparación y demás. Son todos ellos los mismos estados emocionales. Las funciones corporal/mentales en un sentido universal y el cuidado que ha de llevarse son los mismos en todos nosotros”.
Es la ignorancia del mecanismo lo que crea conflicto, agrega luego. Y señala claramente que “las relaciones son el espejo en el que se refleja tu ser interior”.
Por último dice: “Sé consciente de que tú eres un eslabón en la cadena del ser. Cuando realmente sientes esto, el énfasis ya no está en ser individual y, espontáneamente, sales de tu restricción. Tú no vives en aislamiento, en autonomía. En el estar relacionado está el presentimiento de presencia”.
Jean Klein apunta sutilmente a la importancia personal. Tengamos en cuenta que esa necesidad que tiene el ego de ser distinguido, especial, importante, maneja los hilos de la percepción.
A medida que se profundiza en la observación de sí mismo, se comprueba que el diálogo interno es el permanente machacar de la importancia personal. Sólo puede quedar en silencio una persona que no se toma excesivamente en serio. Y cuando las cuitas personales y los problemas artificiales desaparecen, entonces aparece por sí mismo el ser natural. El silencio.
Klein dice: “Sé consciente de que tú eres un eslabón en la cadena del ser”. Esto es lo que viene diciendo, con rodeos y sutileza, desde el principio.
Es otra manera de decir: “Tú no eres una persona; eres la vida que está dando vida a esa persona”.
Dicho en términos generales, la mayor parte de las personas se convierten en buscadores espirituales y seguidores de un camino religioso porque en ellos prevalece la idea de “salvarse”. Así de simple. La búsqueda espiritual comienza porque la idea de morir les resulta aterradora y entonces quieren saber si hay algo más allá de la muerte.
La idea de salvarse, por cierto, está ligada muy estrechamente al concepto de “iluminación” que prevalece de manera especial en la mentalidad hindú que luego, a caballo del budismo, se trasladó a China y Japón, lo mismo que a Tailandia, Vietnam, Corea y otros países de Oriente. Pero en el último siglo esa idea prendió fósforos y antorchas en muchas regiones de Occidente y ahora se propaga con mucha facilidad por todas partes.
En medio de este panorama, la enseñanza del Advaita se destaca como la más límpida por pregonar la carencia total de ilusiones. A Tony Parsons le pidieron una vez que hablase de la gente a quien le llega “mensajes de ángeles”. Parsons respondió: “Sólo es otra apariencia; sólo es una historia”.
La perplejidad que obtuvo su respuesta pidió aclaraciones. “Es sólo una apariencia –insistió Parsons-. Esta sala es una apariencia. Escuchar las noticias de la noche es lo mismo que hablar con un ángel. No tiene relevancia. De algún modo, la mente cree que el ángel viene de algún lugar especial, celestial, pero no hay lugar especial ni celestial. No hay ningún otro lugar. De modo que el ángel es la Unidad ‘haciendo de ángel (o angelando)’. Pero seamos claros con esto, porque la Unidad es muy astuta a la hora de crear todo tipo de razones para seguir soñando, de modo que puede aparecer en todo tipo de formas, como ángeles y maestros ascendidos”.
Nuevamente se produjo un rumor en la sala y Parsons insistió con su insistencia: “Se han publicado muchos libros sobre maestros ascendidos y simplemente es otra historia que no tiene ninguna relevancia para la liberación. La mente-gurú considera que estas ideas son espiritualmente significativas”.
Los adalides de la enseñanza Advaita no andan con muchas contemplaciones a la hora de arrasar con la ilusión. Cuando Parsons dijo esto, hubo quien se propuso seguir excavando en el mismo sentido y le preguntó: “¿De modo que eso simplemente está ocurriendo en la mente de esas personas?”
Respuesta de Parsons: “Sí, todo forma parte de la historia. Pero después ves que todas las apariencias son, de algún modo, simplemente la Unidad apareciendo como las cosas diferenciadas. No tienen ninguna relevancia para nadie. Es simplemente esto. No es más relevante que esta pared. Esta pared está siendo esto, y lo mismo ocurre con el ángel. Y también hay gente que parece hablar con los muertos. Se trata del mismo tipo de cosas. Todo es obra del teatro del Ser”.
Ramana Maharshi ha dicho que la mente, cuando se enfoca hacia fuera, da como resultado pensamientos y objetos; pero cuando está enfocada hacia adentro, deviene ella misma el propio Ser, el Sí Mismo.
A su vez, David Carse recomienda: “En lugar de mirar afuera, mira adentro. Lo que no está presente en el sueño profundo no existe. Los gurús y las enseñanzas y los comportamientos varios, nada de ello está en el sueño profundo. Tampoco lo están los satsangs, ni los seminarios, ni los libros como éste. ¿Qué estás haciendo? Invita al silencio, a la quietud. No desperdicies tu tiempo haciendo cualquier cosa que no sea estar en silencio, estar en quietud interior. Cualquier cosa que no seas ‘tú mismo’ es ilusión, no es verdad, no importa. Y es eso lo que tú proyectas afuera, sobre la pantalla blanca exterior. Cualquier cosa que esté ‘ahí fuera’ es ilusión, no es verdad, no importa”.
En otras palabras: abandonar las conjeturas. Que el teatro de las apariencias mundanas desaparezca.
“Mirar afuera hace que el sueño prosiga –dice Carse-. Sólo mirando adentro, incansable y profundamente adentro, más allá y más acá de los estratos superfluos –el intelecto y la razón y la emoción y el sentimiento yla psique y el subconsciente-, a Lo Que Tú Eres; sólo esto puede llevar al despertar que, en sí mismo, no tiene que ver ni con afuera ni con adentro”.
Hay una fuerza de vida
dentro de tu alma.
Busca esa vida.
Hay una gema
en la montaña de tu cuerpo.
Busca esa mina.
Oh, viajero,
si acaso estás en busca de “Eso”
no busques por fuera,
mira dentro de ti mismo
y busca “Eso”.
Rumi
Nuestra actitud común es: “yo soy esto”. Separe tenaz y perseverantemente el “yo soy” de “esto” y trate de sentir lo que significa ser, simplemente ser, sin ser “esto” ó “aquello”.
Nisargadatta Maharaj
Por lo tanto, mientras los buscadores espirituales andan buscando ángeles, caminos con metas prefijadas y visibles en el horizonte, disciplinas y escuelas esotéricas, y montones de otros entretenimientos, los intransigentes y encandilantes faros del Advaita siguen diciendo que identificarse con lo personal es el único pecado que existe.
“La disciplina puede imitarse, la libertad no”, asegura Wei Po.
El asunto es que lo personal es la importancia personal. Y cuando la importancia personal se mete a investigar caminos espirituales o disciplinas de conocimiento espiritual, por debajo está en acecho la necesidad de “salvarse”. ¿Qué es lo que quiere salvarse? Esa figura personal que nos representamos cada uno a sí mismo y ante los demás. El ego quiere salvarse.
Dice Nisargadatta Maharaj: “El ser es universal y sus finalidades son universales. No hay nada de personal en el Ser”
Esto se halla muy lejos de la fascinación de un aviso publicitario de la televisión. Es probable que tenga un sabor amargo para más de uno. Pero la vida misma se va encargando de mostrarlo, una y otra vez. Cuando se ven las cosas como son, desaparecen los condicionamientos. Ver es libertad. La sabiduría tiene raíces amargas, pero frutos dulces.
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Extraído del libro "Costumbre de Perder la Costumbre", de Furia del Lago - Editorial Ananda
Klein dice: "Sé consciente de que tú eres un eslabón en la cadena del ser". Es otra manera de decir: "Tú no eres una persona; eres la vida que está dando vida a esa persona".
ResponderBorrarParsons dice: De modo que el ángel es la Unidad "haciendo de ángel (o angelando).
Nisargadatta Maharaj dice: "El ser es universal y sus finalidades son universales. No hay nada de personal en el Ser".
A ver si estamos atentos y comprendemos que lo único que está pasando, es que la energía universal o ser universal se está buscando a si mismo (como dice Parsons: obra del teatro del Ser) y tiene finalidades universales, que escapan a esta pobre y condicionada mente; a esta historia personal, a este ego que busca salvarse -¿salvarse de que?-.
Todo lo que está sucediendo es Perfecto en todas sus expresiones!!. Gracias Vida!!.
Un abrazocósmico Furia!.
Y es que el Advaita te deja en el punto cero: en el punto donde todas las ilusiones se queman, donde todas las esperanzas se revelan inútiles-inexistentes, donde los ángeles y los dioses no son de ninguna ayuda. Frente al vacío insondable que había antes de sobrevenir este nacimiento.
ResponderBorrarUn abrazo querida!
Así es, en el universo no hay nada personal, individual. Entonces, ¿cómo iba a ser la conciencia, aquello que somos, personal? Menudo desvarío. Pero esa "cultura" es la que nos ha condicionado y, ahora, que somos mayorcitos, la podemos poner en cuestión.
ResponderBorrarUn abrazo Furia!
Nisargadatta fue muy claro y astuto al instarnos a indagar lo que éramos antes del nacimiento de nuestros padres.
ResponderBorrarHuelga la importancia personal a partir de ese maravilloso "Koan".
Ramana apuntaba: Después del verbo Ser no viene Nada.
Obviamente no queda nadie para ser salvado...
Si, el Advaita es contundente.
Gracias Furia.
Un abrazo.
cuantas lúcidas definiciones Maestras, para señalar lo mismo...Es tan bello!!!
ResponderBorrar...como el corredor que va en medio del bosque escapando de (seguramente su si mismo) y evitando árboles en zigzag, hasta que llega al borde del abismo y solo puede asirse al último árbol, antes de perder el pie y el equilibrio, cuando mira hacia abajo la negrura le aterra, el silencio le conmueve, y una dulce voz: ¡sueltate!, ¡suéltate, no tengas miedo!
gracias Furia por este rico y muy nutriente post
Todo lo que está sucediendo es perfecto en todas sus expresiones. Así es, Gorka. Y si me quejo contra la vida, eso también sería parte de lo perfecto.
ResponderBorrarUn abrazo.
El punto cero, el sol donde se queman todas las ilusiones.
ResponderBorrar(Un abrazo, Victoria)
El punto cero, el sol donde se queman todas las ilusiones.
ResponderBorrar(Un abrazo, Victoria)
La cultura nos pone en movimiento. Pero podemos parar. No tenemos necesidad de seguir alimentando el acuerdo social. Y si hacemos lo que no es necesario, eso engendra sufrimiento.
ResponderBorrarDice Gurdjieff: “Pecado es lo innecesario”.
Gracias José Manuel, un abrazo…
Sí, Tina. Es contundente. Cuando se indaga quién era yo antes del nacimiento de mis padres, entonces se comprende que esta persona a la que llamo yo es nada más que un invento. Un abrazo…
ResponderBorrarAsí, es, Santosham. Llega un momento en que se termina de escapar. Y entonces sobreviene la sencillez de ser, que es lo único que siempre está. Un abrazo.
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