En sus épocas
de principiante,
el marino piensa
que el hogar es apenas
una barca
que surca el océano
infinito de la vida.
Hasta que descubre
que el hogar es,
precisamente,
ese océano sin bordes
de la vida.
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Extraído del libro "Costumbre de Perder la Costumbre", de Furia del Lago - Editorial Ananda
Ese magnífico y sereno océano de la vida...
ResponderBorrarGracias!!.
Clara y bella imagen. ¡A zambullirse en el océano-vida! (del que solo nos distinguimos-separamos imaginariamente).
ResponderBorrarUn abrazo Furia!
como quién embarca a la deriva, con velas de viento y un timón de sol... allí, en aquel mar sin costas.
ResponderBorrargracias Furia, me trae recuerdos de viejos dichos y desdichados apegos.
Un cariño y un mantecol
Precioso amiga ... inigualable ... Otro abrazo marino!
ResponderBorrarEste marino busca algún significado para su hogar y nuestro hogar es este, sin fronteras llamado vida.
ResponderBorrarUn abrazote querida Furia.
Con este hermoso poema me voy a la deriva .
ResponderBorrarTe mando un calido abrazo.
El abandono, la serenidad y la audacia. Eso es todo lo que hace falta.
ResponderBorrarUn abrazo, Gorka.
Sí, estamos navegando en una vida de la que somos parte. Abrazos, José Manuel.
ResponderBorrarGracias a ti, Santosham (sobre todo por el mantecol).
ResponderBorrarAbrazo marino para ti, Victoria.
ResponderBorrarEl hogar sin fronteras, Nanako, llamado vida… Un besote…
ResponderBorrarBuen viaje, Jade. Un abrazo…
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