Una de las famosas trampas de los budas consiste en hablar de la Verdad como si fuera el país de la Luz Eterna.
El atribulado curioso (persona que se disfraza de samurai, bonachón o devoto con la misma vulgaridad) bailotea sin descanso entre la mentira y la verdad, tratando de distinguir una de otra.
Alguna de esas noches, el curioso se queda dormido en plena meditación y sueña. Sueña con un lugar inefable donde se encuentra con el buda tramposo, quien le dice: “La verdad es una sola”.
Entonces, el curioso despierta y descubre que ha estado corriendo detrás de un horizonte con forma de idea.
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Extraído del libro "Simplemente Ser", de Furia del Lago - Editorial Ananda
OM
ResponderBorrarLos budas jamás hacen trampa a nadie!
Creo que se debería otorgar más respeto a lo que se atribuye o relaciona con ellos; incluso como figura paradójica literaria en un cuento.
A estado corriendo detrás de humo...
ResponderBorrarGracias Furia!
Hola, Gorka. Eso de andar persiguiendo el humo es propio de los buscadores, personajes reprendidos a cada paso en ese teatro llamado Zen por sus maestros. Uno de esos maestros, Lin Chi (conocido por los japoneses como Rinzai) decía: “Seguidores de la Vía, si queréis conseguir esta clase de comprensión que sintoniza con el Dharma, no os dejéis engañar por los demás. Ya sea que miréis dentro o miréis fuera, cualquier cosa que encontréis, ¡matadla! Si encontráis a Buda, matad al Buda. Si encontráis a un patriarca, matad al patriarca. Si encontráis un arhat, matad al arhet. Si os encontráis a vuestros padres, matad a vuestros padres. Si encontráis a vuestra familia, matad a vuestra familia. Entonces, por primera vez conseguiréis la emancipación, no os veréis enredados en las cosas, circularéis libremente por donde queráis”. (Edición de Burton Watson, Libros de la Liebre de Marzo, pág.87).
ResponderBorrarLa trampa de los budas consiste en que te acogen cuando “tú” te tomas en serio y pretendes seguir un camino que te lleve a la iluminación, para después apalearte sin lástima y decirte que no existe ningún camino, ninguna iluminación y mucho menos ningún personaje llamado “yo” que pueda iluminarse.
La enseñanza de Lin Chi es la mente espontánea. No se necesita ninguna enseñanza para ser el presente. Ya somos el presente, ya somos el ser. Cualquier enseñanza metida en la cabeza obstruye la visión. Por eso, si ves al Buda, mátalo. Ja, ja. Estás viendo nada más que un poco de humo.
Un abrazo, Gorka…
Hay muchos "métodos" que buscan el despertar pero, parece por lo que voy viendo, que estos que provienen de la tradición zen son bien expeditivos y sin contemplaciones. Me gustan.
ResponderBorrarGracias Furia, nunca está demás no olvidar el riesgo de correr detrás de conceptos.
Un abrazo!
"La verdad es una sola". La contudencia de esta frase lo dice todo, es como la brisa que disipa el humo.
ResponderBorrarUn beso, amiga.
¿Que buda?, je,je!!.
ResponderBorrarGracias de nuevo Furia por el consejo: "cualquier enseñanza metida en la cabeza puede obstruir la visión". Siempre es peligroso este punto y tiene que haber un equilibrio; como con todo... hay que dejar "escapar" la enseñanza...
Hola, José Manuel. En realidad, yo diría que se trata de la carencia total de métodos… Vale decir, todo aquello que se escapa de “simplemente ser” es rechazado por el maestro de la manera más abrupta y contundente, para no hacer lugar a dudas.
ResponderBorrarCuando Lin Chi era un joven bisoño fue a preguntarle a su maestro, el famoso Huang Po, “cuál es la naturaleza del Buda”. Huang Po (que medía dos metros de estatura, según la leyenda) tomó al joven de la camisa y lo arrojó por la ventana. De esa manera, le respondió sin palabras: observa lo que te está sucediendo ahora, sin conceptos ni escrituras aprendidas.
Un abrazo, amigo…
Sí, Neytiri. Si hay una sola verdad, no existe posibilidad alguna de duda o elección. Tu decisión está demás. Y cualquier pensamiento queda nulo antes de nacer. Un abrazo…
ResponderBorrarJa, Gorka. No dejes que el buda te impida recordar que eres un buda.
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