Wayne Liquorman – De modo que una persona no puede decir: “De acuerdo, voy a renunciar. Voy a ser simplemente Eso”. Si pudieras, ¿no lo habrías hecho ya?
Interlocutor – Quiero oírtelo decir a ti (Risas).
WL – Por supuesto que lo habrías hecho. Todos los que están en esta habitación lo habrían hecho.
I – Del mismo modo que no tenemos opción respecto a estar aquí en este momento contigo, ¿no es así?
WL – Correcto. Simplemente no teníais una oferta mejor (Risas).
No tienes una oferta mejor que la de estar aquí. Ninguna otra, en realidad. Esto que llamas “aquí”, en realidad, eres tú.
Se trata, claro está, de una descripción exageradamente vaga.
Y sin embargo, completamente certera.
Ya eres Eso, así que, ¿cómo vas a renunciar a lo que no eres?
Con su dedo en la arena, raudamente,
nos deja su inscripción el gran profeta:
“Si amas al perro, deberás también
amar sus pulgas”. Sabia descripción
de tu paso por este mundo sabio.
(“¿Acaso estás usando la ironía
para mirarte en el espejo mágico
de tu historia?”, pregunta la figura
que con tus ojos mismos te divisa
desde la piel del río que te sueña)
Esta es la libertad: palabra hueca
y sin embargo llena de sentido
cuando te dejas saborear por ella.
Vita Preziosa
En cierto modo, parece como si estuvieras en medio del bosque de la vida y tuvieras que aprender un idioma nuevo. Pero eso es otro engaño del personaje que usurpa tu energía. Eso que llamas “yo misma”.
Mira, no tienes que aprender ningún idioma nuevo, tienes que recordar el idioma en el que está escrita la vida.
Cuando digo
que “Eso eres tú”,
estoy diciendo
que no hay ningún “tú”
por ninguna parte
y que Eso es todo.
Dionisio Mayor
Esto es lo más raro de todo. Un fantasma se aparece en tu sueño y te avisa que estás soñando. De pronto, en medio de los recovecos de una historia sin tiempo, te encuentras con esta revelación: ese fantasma eres tú mismo.
Oh, caramba, estás despertando.
Tú no eres tú. Sólo existe el increíble milagro de ser, simplemente ser, sin forma ni nombre.
Un día, Anselmo Cataldo estaba de pie subido a una silla, tratando de acomodar unos trastos en una repisa alta. Se acercó entonces uno de sus discípulos y le dijo:
- Maestro, creo que por fin he comprendido cuál es la esencia del camino.
- ¿Ah, sí? – le preguntó Cataldo - ¿Y cuál es?
- De entre dos posibilidades, hay que elegir la más difícil.
En ese momento, no se sabe si a propósito o por casualidad, se cayó de lo alto del estante un jarrón de cerámica. El discípulo consiguió atraparlo al vuelo y se lo alcanzó a Cataldo, pero él, en lugar de recibirlo, se quedo mirando al joven a los ojos y le preguntó:
- ¿Y? ¿Qué era más difícil, dejarlo caer o atraparlo?
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Extraído del libro "Simplemente Ser", de Furia del Lago - Editorial Ananda
¿Dejarlo caer o atraparlo?...
ResponderBorrarHay que elegir, sin elegir (sin la mente ruidosa)...
Gracias Furia!!.
Tu no eres "un" tú! ni ningún tú!
ResponderBorrarYo no soy "un" yo, ni ningún yo!
Como diría Wei Wu Wei: Padecemos un caso de identidad equivocada. ;)
Besos y abrazos a raudales!
¡Menuda lección le da el Maestro Anselmo al discípulo! En esos momentos se ve bien clara la espontaneidad de la existencia.
ResponderBorrarGracias, Furia, por seguir mostrándolo con ejemplos bien sencillos.
Un abrazo!
Gracias Furia, por el "momento"
ResponderBorrarun saludo cariñoso
Saludos cordiales.
ResponderBorrarEl dar importancia...
El dar importancia es estar identificado.
Importa razonar sobre la vida.
No importa detener un jarrón.
Importa escribir en la arena.
No importa la arena.
Atentamente
Erick Bojorque
Hola Furia:Te contesto con un cuento.
ResponderBorrarEL GRAMÁTICO
Mulla Nasrudin es un barquero. Un día el hombre que transporta en su barca es un gramático. en el curso del trayecto, éste último le pregunta:
- ¿Conoce usted la gramática?
-no, en absoluto- responde Mulla sin dudarlo.
-!Pues bien, permítame que le diga que ha perdido usted la mitad de su vida¡ replica con desdén el sabio.
Un poco más tarde, se desatan unos fuertes vientos y la barca es tragada por las aguas. Justo antes de naufragar, mulla le pregunta a su pasajero:
-¿Sabe usted nadar?
-¡No! - responde este último aterrado.
-¡pues bien, permítame que le diga que puede dar toda su vida por perdida!
Un besote.
Hola, Gorka.
ResponderBorrar“A ver, momento actual, sorpréndeme”. Eso es lo que propone Anselmo Cataldo.
Otra propuesta, de Paul Valery: “Para el imprevisor no hay nada imprevisto. ¿Qué puede haber de imprevisto para el que no ha previsto nada?”
Sí, yo también suelo leer esa frase de Wei Wu Wei en la pared imaginaria de algún chispazo de inspiración, querida Zanara.
ResponderBorrarUna vez escribí un artículo para una revista, basado en cierta historia de Deep Purple. Cuando ese grupo inglés de rock fue a Japón, durante las semanas previas, se armó un gran batifondo, porque los jóvenes japoneses deliraban por comprarse los discos de ellos. Cuando al fin aterrizaron en Tokio, uno de los periódicos de la gran ciudad, harto ya de tantos maniáticos, tituló en su portada: “¿Quiénes se creen que son?” Ja, los Deep Purple grabaron en vivo su actuación en Tokio y al volver a Londres editaron el disco, titulado: “¿Quiénes nos creemos que somos?”
Voy a buscar algún día ese artículo, porque creo que es divertido, para ponerlo en el blog.
Besotes y abrazotes…
Ah, José Manuel. Los cuentos, cuando son como los koans, nos dejan sin interpretación.
ResponderBorrarVivir en estado de koan: te regalo una imagen sin imagen.
Y un abrazo…
Que el momento hable por sí mismo, Santosham. Cariños
ResponderBorrarSí, Erik. La importancia personal es el diálogo interno. Ahí está la clave.
ResponderBorrarCuando no tienes importancia, escribes en la arena.
Así es.
Simplemente ser, Teresa. Descubrir este misterio que somos y que llevamos a cuestas. Gracias a ti por lo mismo, por compartir el despertar.
ResponderBorrarBueno, Nanako. El alumno de Cataldo se ocupa de la gramática y entonces Anselmo le dice: ocúpate de aprender a nadar.
ResponderBorrarGracias por el aporte. Un besote…