jueves, 1 de abril de 2010

Naturaleza Viva



(Apuntes de un diario personal)



Si nos preguntamos por qué tanto ajetreo para volver al paraíso (no es otra la meta del buscador) podríamos ver de un solo vistazo lo que pasa: soledad y silencio son sinónimos.



La desilusión es así. No tiene pausa. El buscador ha querido encontrar la felicidad y, para ello, ha cumplido con todos los requisitos. Estudiar, trabajar, ser un buen padre de familia o una buena madre, amar al prójimo, ir a misa los domingos, no cruzar con el semáforo en rojo.
Pese a todo, el buscador descubre que algún día morirá y que, por lo tanto, nada de toda esa conducta prefabricada lo salvará de cumplir con el famoso ritual: el fin del mundo.



Ahora bien, parece que “todos y cada cual pasan por este canal” (la rima pertenece al refrán), pero algunos pocos se preguntan: ¿y esto es todo? Vale decir: ¿para qué vine a este mundo?



Entonces, el buscador sale a buscar. Aquí tenemos al buscador de cuerpo entero y su gran pasión. Se encuentra con Ramana Maharshi, por ejemplo, y el maestro le pregunta lo que quiere. Puesto que no puede formular en palabras su angustia existencial, el buscador le dice lo primero que se le atropella en la lengua: “Busco la felicidad”.
La respuesta de Ramana es inesperada: “¿Quién es el que la busca? Averigüe primero quién es el que busca la felicidad y luego lo demás se arreglará por sí solo”.


En general, cada maestro funciona como un espejo. El buscador viene a toda carrera y se topa con el espejo. El maestro le está diciendo: “Mírate a ti mismo”.


Otro buscador se encuentra con Ramesh Balsekar y el maestro le pregunta qué es lo que busca. En este caso, también el buscador dice lo primero que se le ocurre y afirma: “Busco la libertad”. En consecuencia, Ramesh le pregunta: “¿Quién busca qué?”



Hay maestros que tratan de tranquilizar al buscador y le dicen que se siente y se quede en silencio. “Una vez que consigas estar en silencio, estarás en libertad”.
El buscador va, se sienta y trata de quedar en silencio. No puede. Hace otro esfuerzo. Tampoco puede. Por más esfuerzos que haga, no puede quedar en silencio. Por lo tanto, seguirá buscando.



En general, el buscador es un burro que sale a buscar la zanahoria que tiene delante de los ojos. Si un maestro se monta encima del burro y con un palo le pone por delante alguna zanahoria (por ejemplo: “quédate en silencio”), el burro tratará de alcanzarla.


Acaso pasen muchos años hasta que el burro se canse de subir y bajar por esta cordillera de las ambiciones. Si se cansa, quizá un día se siente bajo un árbol y se pregunte: ¿por qué debo quedar en silencio?
En fin, los burros no son de pensar en exceso. Pero supongamos que lo hace.



Si el buscador sigue las instrucciones, posiblemente descubra pronto que el silencio y la soledad son sinónimos. Pero lo descubre sin palabras y él no sabe qué hacer en un mundo sin palabras.
Entra en el silencio, se queda sin hablar consigo mismo y ¿qué descubre aquí?: un gran vacío sin fondo, un abismo, la infinita nada.


“El mundo es así y así porque nos repetimos una y otra vez que es así y así”, le dice Don Juan Matus a Carlos Castaneda. (Está explicándole los estragos que causa el famoso diálogo interno).


¿Cuál es la característica principal del ser humano? El saber, su capacidad para organizar el conocimiento.
Cualquiera de nosotros, al nacer, es un mamífero más en este planeta. Por consiguiente, no sabe nada de nada. Pero, a diferencia de los otros mamíferos, el humano puede organizar su conocimiento. Y en esta materia, ha hecho avances tan grandes que ha llegado a dominar montones de conocimientos y esto nos ha dado un poder tal que somos capaces de destruir el mundo con sólo apretar unos cuantos botones.


¿Cómo organiza cada uno, en persona, su conocimiento? Lo recibe de los padres. El ser humano ha descubierto, hace rato ya, que el conocimiento se puede transmitir.
La vida se transmite naturalmente. El conocimiento se transmite artificialmente.



Este artificio (el conocimiento) es lo que configura el mundo. Si un bebé no es adiestrado en el conocimiento de sus padres, para él no existirá el mundo jamás, no existirá la sociedad, nunca sabrá dónde está parado ni cuántas cuadras hay hasta la casa de su tía. Sería una mente en blanco y nada más.




Hay una película que muestra este caso: “El Enigma de Kaspar Hauser”, de Werner Herzog. Este hombre, Kaspar, es encontrado en edad adulta y en seguida descubren que carece por completo de conexión con la vida social. No tiene una personalidad formada. No conoce el idioma ni sabe su propio nombre. Es una mente en blanco. Le tienen que formar una personalidad a la edad adulta.



Por lo tanto, la energía viviente que se manifiesta como “ser humano” está organizada en un doble mundo: por un lado lo artificial, el conocimiento y la organización del conocimiento; por el otro lado, lo natural, la vida y el cuidado de la vida como receptáculo de conciencia.
Al mundo del artificio lo llamamos el tonal, la personalidad. Al mundo de lo natural en el hombre lo llamamos el nagual, la esencia.


El buscador se pregunta un buen día: ¿para qué vine a este mundo? Ahí comienza su calvario.
Gurdjieff ha dicho: “Bendito aquel que tiene un alma; bendito el que no tiene ninguna; llanto y pena para el que la tiene en embrión”.


Si nos preguntamos con toda simpleza por qué tanta pena, a qué se debe tanto sufrimiento, habrá que indagar en esto. El buscador, lo mismo que cualquiera, está entrenado para vivir en el mundo artificial, pero ha sido desarraigado por completo del mundo natural. Cuando acude al maestro, éste le dice: “Quédate en silencio”. Pero el silencio es soledad. Es soledad pura. Y eso lo aterra.



He oído todo lo que me ha contado acerca de sus problemas. Me pregunta qué hacer con ellos. En mi opinión, su real problema es que usted es un ejemplar de la raza humana. Enfrente ése primero.

Idries Shah




¿Qué es lo que hace una persona civilizada cuando está sin compañía? Se pone a pensar. Se pone a conversar consigo misma. ¿Y qué es lo que hace cuando está en compañía? Expone ante los otros eso mismo que suele experimentar cuando está solo: su diálogo interno se convierte en diálogo con los demás.



Acostumbrando a encerrarse en la burbuja del pensamiento activo, el buscador no sabe cómo se hace para salir de allí. Porque aterrizar en el silencio, pongámoslo en claro, no es algo personal.
A esa costumbre de hablar consigo mismo el buscador la llama “persona” y el silencio, en cambio, es impersonal. Se trata de una división arbitraria, construida por el propio hombre, que ha elegido quedarse a vivir en lo artificial y luego no sabe cómo hacer para salir a la intemperie.



¿Por qué el silencio es tan aterrador? Porque pone en evidencia que eso llamado “mundo” es nada más que una construcción verbal y conceptual, manipulada de generación en generación, para lograr que cada niño que viene al mundo se incorpore a la organización de lo conocido. Por supuesto, es muy exitosa y eficaz. Pero el problema no es social, sino personal. Cada uno se ve encerrado en la burbuja de lo conocido y luego, con el correr de los años, descubre que ha desperdiciado la existencia en sostener un mundo imaginario.



“Yo no moro donde habita la gente de hoy en día ni tampoco actúo como ellos”. Si realmente quieres comprender lo que esto significa, debes estar dispuesto a arrojarte a una pira ardiente.

Huang Long





Al desaparecer la estructura verbal que sostiene el mundo imaginario, al quedar en silencio, la persona descubre también que su persona es otro invento, otra colosal fantasía verbal que sostiene a un personaje imaginario. Si el diálogo interno se calla, no queda más historia personal, el pasado se desvanece por completo, el futuro deja de succionar a esa persona como si fuese aspiradora; y el presente, donde supuestamente se halla, es prácticamente un montón infinito de nada. Todo está vacío. Y yo, este famoso yo que tan importante me ha parecido hasta el momento, prácticamente no existe. Ja.



Una vez que un hombre aprende a ver, se halla solo en el mundo, sin nada más que desatino.


Don Juan Matus





Negar al ego es negar a papá y mamá. Quedarse en silencio, eso es negar a papá y mamá.



Papá y mamá entran en tu vida a través del lenguaje. Con el lenguaje te dan una descripción del mundo. En realidad, lo que la gente civilizada llama “mundo” es nada más que eso: una descripción del mundo.



Pero al darte una descripción del mundo, también te definen como “alguien”. Una persona separada del mundo. Entonces, en lugar de ver, esta persona piensa.



El tonto rechaza aquello que mira, no aquello que piensa. El sabio rechaza aquello que piensa, no aquello que mira.


Huang Po




Antes del lenguaje, eras silencio. Antes de nacer, eras silencio. Y ahora mismo, eres silencio. Pero papá y mamá te han hecho creer que eres alguien. Un personaje que nació y que morirá. Te pregunto: ¿en qué momento nace el silencio, en qué momento muere?




El buscador se desespera cuando se topa con la muerte. Si tengo que morir, piensa, entonces todos mis afanes no han servido para nada.
Tiene un instrumento para manejarse en el mundo, la mente. Pero todavía no ha podido admitir que la mente es tan sólo un instrumento utilitario. ¿Útil para quién? Pues, precisamente, para esta persona que se cree separada del mundo. El buscador sigue pensando que el mundo y la vida deben serle de utilidad. Por eso la muerte le da terror, porque si debe morir, “entonces mi vida – se dice – no ha servido para nada”.




El buscador sigue pensando que él debe salvarse. Entonces, el maestro le dice: “Quédate en silencio”. Por supuesto, el muy tonto piensa que el maestro le está diciendo: “Si quieres salvarte, tienes que meditar, quedarte en silencio, hacer tales y cuales ejercicios. Así te salvarás”.
Pero no: el maestro está directamente aniquilándolo. “Hasta que no desaparezca el buscador, todo lo que pretendas ver estará distorsionado por la neblina de tus deseos. Quédate en silencio y luego verás lo que puedes hacer”





No llegarás a ningún lugar verdadero hasta que olvides las palabras, así como se olvidan las letras cuando uno lee una palabra.

Khalid Ben Tarzi






Aquí aparece el maestro interno. Cuando quedas en silencio, el mundo desaparece. Ya no tienes una licuadora de palabras en la cabeza que todo el tiempo te dice lo que debes y no debes hacer. Ya no tienes una meta ni un camino, porque toda meta está diseñada por una mente utilitaria que pretende conseguir algo de esta vida, una mente que sueña con algo disparatado: que el mundo está hecho para servir a esta persona en particular.




“Pero esto es terrible, es soledad pura”, me dices. No tiene nada de terrible ni de maravilloso. Es lo que eres. Simplemente, te han enseñado que vivir es perder el tiempo con tus semejantes y usar las relaciones con los otros para no darte cuenta de que estás viviendo ahora y aquí.
El silencio te permite darte cuenta. Y al darte cuenta estás vivo, eres vida. No tienes una vida en particular, sino que eres la vida entera. El buscador es alguien separado de la vida. Piensa que existe “mi” vida por un lado y el resto de la vida por el otro.
El silencio elimina todas esas fantasías. Todo es vida. Todo es conciencia.




Recuerdo que una vez, cuando una de mis hijas tenía catorce años, aproximadamente, estuvimos hablando acerca de los beneficios de estar en silencio y no dejarse llevar por las modas, que sólo proporcionan barullo en la cabeza. Ella se quedó callada por un rato y luego me dijo con énfasis: “Pero yo no me quiero quedar sola”.
Quedé impresionada por la velocidad con que vio todo el asunto. Yo no le había comentado, para nada, ninguna cosa sobre la soledad. Pero ella enseguida captó que estar en silencio es lo mismo que estar sola.
Fue un error de mi parte. Los chicos tienen que aprender por su cuenta y tienen que foguearse en el mundo de las ilusiones. Cuando comprendan por sí mismos dónde está la ilusión y dónde lo verdadero, podrán ver. Y cuando puedan ver, harán lo que tengan que hacer, pero ya no será obra de ningún ego en particular.




Un hombre de conocimiento no tiene honor, ni dignidad, ni familia, ni nombre, ni tierra. Sólo tiene vida que vivir, y en tal condición, su única liga con sus semejantes es su desatino controlado.

Don Juan Matus




El hombre sin apegos, por fuerza, tiene que parecer un hombre sin escrúpulos. A los apegos no se los llama tales, porque llamarlos así nos mostraría débiles por demás. A los apegos, deliberadamente, se los confunde con los escrúpulos. Por eso a Jesús lo condenaron. Porque no tenía ningún apego. Llegó a decir: “Yo no tengo padres ni hermanos”. Cualquiera que dijese algo semejante, hoy en día, podría ser crucificado. Incluso, en nombre de Jesús.





Todos nosotros tenemos una personalidad. Esa personalidad ha sido formada por otras personas: padres, maestros de escuela, amigos y vecinos. Por eso la llamamos “ego”, es una falsa personalidad. Cuando una persona se harta de los estragos que causa el ego, se pregunta: ¿Qué estoy haciendo en el mundo, a qué he venido?
Entonces (si es capaz de abandonar sus caprichos personales) se deja hundir en el silencio. Si no tiene miedo de la soledad, aquí, en el silencio, podrá ser quien es y dejará de jugar el papel de marioneta social.




Ser quien eres requiere inteligencia natural. La inteligencia no es personal, como suele pensar la gente del rebaño. La inteligencia es naturaleza viva.




Eres afortunado con esta inteligencia, nadie necesita dártela, nadie puede quitártela. Quien deja que se exprese a su manera, es un “Hombre Natural”.

Uppaluri Gopala (U.G.)







El único escollo que encuentra el buscador es la soledad. Claro, el buscador es un producto social. Si queda en silencio, desaparece toda liga con sus semejantes, porque ese pegote no es sino verbal. Lo que parece unirnos a nuestros semejantes no es otra cosa que un pegoteo parlanchín, un lenguaje que llevamos a cuestas, un chip que funciona como radio en la cabeza y que nos dice “Yo, yo, yo”, a cada paso.




Finalmente estás aprendiendo algo. Tienes razón. No hay nada más solitario que la eternidad. Y nada es más cómodo para nosotros que la condición humana. Esto es ciertamente otra contradicción: ¿cómo puede el hombre conservar los vínculos de su humanidad y al mismo tiempo aventurarse, con gusto y con propósito, en la absoluta soledad de la eternidad? Cuando logres resolver este acertijo, estarás listo para el viaje definitivo.

Don Juan Matus





Con el silencio desaparece el buscador. “La búsqueda empieza con el individuo y termina con la aniquilación del individuo”, asegura Ramesh Balsekar. Por eso, ese silencio no se puede buscar. Es lo que eres.




Todo lo artificial desaparecerá. Está desapareciendo ahora mismo, te des o no te des cuenta. Pero lo otro, lo esencial, lo que realmente eres, no tiene comienzo ni fin. Trata de hallarle un extremo al silencio y verás.



Ese silencio adviene espontáneamente cuando ves todo tu paso por este mundo con un solo vistazo, no como una sucesión, sino como una simultánea totalidad que está presente aquí, en este latido de tu corazón. En esa totalidad no estás solo.



La indagación del Kailvalya Upanishad en la libertad suprema es el esfuerzo por conocer el secreto de la soledad total sin sentirse uno solitario… Este es el secreto: cómo sentirse uno con todo el universo. Y si es posible sentirse unido a todo el universo, entonces uno es solitario sin la sensación de aislamiento. Este fenómeno es denominado kailvalya: soledad sin sentirse solitario.

Osho





No tienes una vida. La vida te tiene a ti.

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Extraído del libro "El Buscador es el Ego", de Furia del Lago - Editorial Ananda

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Foto: "Lorena y Lucas en el Girasolar" (F. Managó)

22 comentarios:

  1. Primero buscamos a Dios. Luego somos y actuamos desde Dios. En ciclos y simultaneamente.
    Verdadero Dios y verdadero hombre.. Todo lo desequilibrado, en un sentido o en otro... herejía, y, por tanto, sufrimiento.
    Un abrazo, querida hermana.

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  2. Es cierto. Esta soledad es lo que los sabios antiguos llaman la no-dualidad, el silencio. Cuando me pongo a pensar en ello, me recuerda a esos templos muy grandes, las catedrales, y ese silencio majestuoso que yo encontraba de niña cuando entrábamos allí. Desde entonces, la palabra “sagrado” tiene para mí esa connotación, de ese misterio tan grande que anida en el silencio.
    Además, el silencio está vivo.
    Todo esto me hace pensar lo que he leído aquí. Si se me ocurren otras ideas, pasaré a visitarte de nuevo. Un abrazo

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  3. Cierto todo lo que citas. Cuanto cuesta quedarse quieto y el silencio, hay veces que las piernas tienen ganas de correr ... correr? hacia dónde?
    Somos seres tan contradictorios ...
    Hay que saber aquietarse en el silencio y ...
    en confianza dar la bienvenida al Ser, sin más.
    Gracias querida Furia, siempre escribes textos muy interesantes que me hacen reflexionar.
    Un abrazo muy amoroso para ti, Sina

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  4. Desde chiquitos aprendemos que no podemos tomar la sopa con un tenedor, que para eso necesitamos una cuchara e inmediatamente aprehendemos el significado de un instrumento, para qué sirve y para qué no sirve.
    Mucho más tardamos en darnos cuenta que la mente es un instrumento útil para el conocimiento y el funcionamiento en la vida, pero que no nos sirve para otras cosas...por ejemplo para responder la pregunta sobre quiénes somos.
    Es en ese instante cuando descubrimos que la mente sólo funciona en tiempo y espacio y que el silencio nos revela lo incognocible; se acabaron los caminos y las experiencias ajenas, cada uno va descubriendo por sí mismo.

    Gracias Furia por facilitarnos este momento de reflexión.
    Un abrazo.

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  5. Gracias, Furia, por compartir estas reflexiones. Tienen el poder de señalar lo falso y revelar lo verdadero en uno. Me fascina seguir el hilo de este discurso.
    Un abrazo.

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  6. Al descubrir que toda la estructura conceptual del mundo es un castillo de naipes, se viene abajo el ego. De acuerdo. Pero ese vacío que ha quedado allí, puesto que no tiene sustento social ni está garantizado por ninguna costumbre, causa miedo.
    Tu manera de abordar este asunto me parece una forma muy valiosa de entrar con un farol en lo desconocido. Así como aprendimos desde niños la forma de acumular conocimiento,ahora aprendemos cómo deshacernos de ellos. Verlos directamente, deshacerlos con la mirada.Muy buena entrada, gracias.

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  7. Tanto conocimiento no nos hace si no nos deshace
    La vida nos tiene, que suerte porque no tenemos nada solo nuestra inteligencia para no desperdiciarla. Me encanto esta entrada furia querida besos.

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  8. Qué decir, amiga...

    Me ha entrado muy bien tu post, paso a paso, señalando lo que no es.

    Desaprender, ésa es la cuestión y, en esa desnudez, somos.

    Brillante, querida Furia, muchas gracias por tu claridad y recibe un abrazo grande

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  9. Querida Furia: Percibir tanta soledad, ese vacío infinito,asusta, muchas veces hasta se presenta malestar físico, como vértigo, dolor de estómago etc.. Cuando la energía se dispersa en las cuestionaes del mundo es difícil enfrentar esa soledad que somos. Es por eso que Don Juan introduce a sus brujos en el camino del guerrero, cuando afirma que su única liga con sus semejantes es su desatino controlado. Es paradójico porque esto se puede hacer quedándose solo. La soledad nos brinda la energía suficiente como para estar en el mundo sin quedar atrapados en él. Claro que no siempre estoy en semejante camino y es cuando me siento solitaria.
    Gracias Furia por tu entrada. Cuánta luz pones en mi camino. Un beso.

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  10. El paso por ser un buscador es inevitable, en la mayoría de los casos. Y entonces te das cuenta de la gran paradoja, que en palabras de Hafiz sería: "Aunque la unión con Él no se dé por tus esfuerzos,¡oh corazón! esfuérzate hasta el límite para conseguirlo." y entonces estás atrapado en la búsqueda y mientras aparecen textos como este tuyo que hablan de dar el salto, de hacernos conscientes de que ya estamos en las manos de Dios.
    Un gran abrazo!

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  11. Este vaivén es necesario. Cuando el equilibrista está yéndose demasiado hacia la derecha, tira hacia la izquierda. Cuando está yéndose hacia la izquierda, tira hacia la derecha. Y así se mantiene… en la cuerda floja.
    Un abrazo de hermana para ti, querida Amelia…

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  12. Sí, Luciana, el silencio está vivo. Paradójicamente, es por eso que le escapamos. ¿Y dónde buscamos refugio? En el diálogo interno, la importancia personal. Eso es todo. No queremos dejar de sentirnos importantes. Gracias por tu visita, un abrazo…

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  13. Hola, Sina. Me gusta tu consejo: en confianza, darle la bienvenida al Ser. Lo anoto en mi agenda para hoy. Sin complicarnos tanto, dejar de lado ese personaje contradictorio…
    Aquí, el otoño se ha empezado a poner frío, pero igual tengo un abrazo cálido para ti.

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  14. Sí, Delia, este lugar donde se acaban los caminos y las experiencias ajenas. Aquí es donde nos descubrimos tomando la sopa con un tenedor y nos tiramos al suelo de la risa. Tenés razón, amiga, aquí empieza el descubrirse a sí misma.
    Gracias por tu sol mañanero de visita en mi jardín. Un beso.

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  15. Hola José Manuel. Yo me sacudo con furia, valga la redundancia, y con los restos que han quedado dispersos escribo algunas notas, para ver qué fue lo que hice.
    El personaje que veo (al que llamo "yo misma") es un vampiro que me chupa la sangre. Entonces yo apelo a verlo, ponerlo a la luz. Tiene que ser una luz natural, no artificial. Si lo veo con luz natural, el vampiro se desintegra. No puede resistir la luz del sol.
    Un abrazo.

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  16. Ah, Oso. Acabo de hacer un comentario para José Manuel y ahora veo que hablamos un lenguaje parecido. Deshacernos de lo conocido con sólo mirarlo. Algo así.
    El truco es que no lo haga yo, sino la única mirada.

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  17. Por suerte, como dice tu inspiración, Nanako, no tenemos nada. Y por lo tanto, somos libres. Después de todo, no tenemos nada que perder. Un besoto…

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  18. Ah, sí, Joy. Desaprender es el secreto. Te tomo la palabra. Nos han enseñado muchas cosas, pero desaprender, eso es algo que aprende cada cual por sí mismo.
    Un abrazo grande para ti.

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  19. Hola, Paula. Creo que la clave es algo que tú dices: la soledad nos da la energía suficiente. Sin energía, ir al mundo de la vida cotidiana es como enfrentar a un tigre con una ramita. Seremos devorados por ese vértigo de ambiciones.
    Un abrazo inmenso para ti.

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  20. Bien dices, querida Zanara. Hacernos conscientes de que ya estamos en las manos de Dios. Supongo que eso habrán sentido los pasajeros del Titanic al chocar contra el iceberg.
    En algún lugar, tú, yo y tantos buscadores que cruzaron sus caminos con el nuestro, hemos chocado con el iceberg del destino. Y aquí estamos, pensando: “estamos en las manos de Dios”.
    Hay algunos, acá en el barco, que forman parte de la orquesta del Titanic y están tocando una canción muy hermosa. Sí, sí, ellos saben que el barco se hunde, pero siguen tocando esa canción tan hermosa.
    ¿Qué otra cosa puedo decirte? Ah, sí. Son las 10 de la mañana. Domingo de Resurrección. El sol está cayendo sobre mi jardín con todo su esplendor. En otras palabras: la orquesta del barco sigue tocando… Un abrazo, hermana querida.

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  21. Decís que cuando el buscador se topa con la muerte, se desespera…Desesperar significa perder la esperanza. Dejar de esperar!!!!
    Tal vez la muerte sea el fin de la búsqueda también, pero para eso hay que aceptarla ahora, morir ahora… dejar de buscar… , dejar de tener una vida y entregarse a esta vida que nos tiene y que nos contiene también, con muerte incluída…

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  22. Ojalá yo lo pudiera decir mejor, Graciela. Dejar que sea lo que es.
    Soltar la pequeña y mezquina vida propia, lanzarse a las aguas de la gran vida, con muerte incluida.
    Gracias por la visita...

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