jueves, 29 de abril de 2010

Sin Dualidad




(Apuntes de un diario personal)




Estoy sentada a la mesa de un bar, junto a un gran ventanal. Esa señora que pasa por la vereda está completamente sumida en sus pensamientos. Se podría decir de ella que “no está presente”. Pero no es del todo así. Ella está en el presente, sólo que no se da cuenta. La percepción del presente, en ella, ha quedado anulada.


¿Por qué el presente habría de resultarte tan esquivo? Porque el presente es totalidad y tú fragmento.


Acabo de escribir el párrafo anterior y caigo en la cuenta de que puede resultar ilegible. Según ese argumento, “yo” soy fragmento. Pero al hablar así, considero a mi persona como objeto. Y está visto que la creencia general me dice lo contrario, que soy un “sujeto”.



La manera convencional de verlo es ésta: yo estoy por un lado y el presente por el otro. Ambos tenemos que fusionarnos. Pero la persona que piensa de tal manera, lo que pretende es esto: “Que el presente se fusione conmigo y yo quede intacto”.
Por eso el presente le resulta esquivo: porque el asunto funciona al revés. La persona se fusiona con el presente, desaparece en el presente.
El cielo no se fusiona con la nube. Es cuando la nube se deshace que acontece su fusión con el cielo.


Una gota está en el medio del mar y piensa: “Yo estoy separada del mar”.


Esta analogía (mar y gota) ha caído en el abuso de quienes pretenden explicar la percepción. Pero es difícil no caer en lenguaje analógico, porque el lenguaje convencional está concebido en términos personales y no sabe qué hacer con lo impersonal.


Una gota está en el mar. ¿Cómo la distingues del mar?


El presente es no-personal, la imagen de mí misma es personal. La imagen es un concepto que me formo de mí misma. Esa imagen no es una cosa fija, sólida o definida. Por eso es que resulta inasible. Por supuesto, es nada más que una imagen, un elemento imaginario.


De todas maneras, ese elemento imaginario tiene algunas características básicas: a) considera que yo soy una persona separada del resto del mundo; b) tengo una vida propia; c) puedo controlar y manejar esa vida que llamo “mía”; y d) todas esas características no son imaginarias sino absolutamente reales.
Estas son las características básicas de cada uno. Aparte de ello, hay un montón de otros elementos “personales” que acrecientan esa sensación. Yo tengo una cara y tú tienes otra, aun cuando fueras mi hermana gemela. Yo además tengo un cuerpo y tú otro. Huellas digitales. A mí me gusta el dulce de leche y a ti la mermelada de frambuesa…


Pues bien, ese elemento imaginario que tú llamas “yo mismo” ha organizado una vida separada de la vida. En otras palabras: una vida separada del presente. Separada del Ser, que Es Lo Que Es (la esencia).



¿Para qué el ser humano ha incurrido en semejante artificio? Para que cada niño pueda arreglárselas por sí solo, sin ayuda de los padres. Así de simple.
Cada niño depende de papá y mamá por bastante tiempo. Para que aprenda a desenvolverse por sí mismo, en forma independiente, los padres le tienen que enseñar determinadas reglas de conducta. La regla de conducta básica es la siguiente: “Tú tienes tu vida y yo tengo la mía”.


Angelo Nero - ¿Acaso yo no tengo una vida?
Turiya – No tienes vida, eres vida.
Angelo Nero - ¿Y cuál es la diferencia?
Turiya – Has llegado a concebir un Control Central de la Vida, llamado “yo”, y ahora ese “yo” pretende controlar la vida, porque necesita proteger lo que llama “mi vida propia”.
Angelo Nero – Bueno, pero eso es algo que todos hacemos.
Turiya – Exactamente. El niño va creciendo con esa creencia y termina por llegar a la edad adulta plenamente convencido de ser un “yo” con una vida separada de la vida.
Angelo Nero – Pero este sentido de ser “yo” persiste, no se puede negar.
Turiya – Es cierto, no se puede negar. Pero aclaremos para Cabeza de Piedra: yo soy. Eso no significa de ninguna manera que yo soy alguien separado de la vida. No. Sencillamente, “yo soy”.
Angelo Nero – Solamente “yo soy”.
Turiya – Cuando digo “yo soy” me estoy ateniendo a lo natural, a lo que es. Pero cuando digo algo más, ya estoy incurriendo en lo artificial. Por ejemplo, yo digo: “Soy Fulana de Tal, soy psicóloga, soy flaca, soy adicta al café”.
Angelo Nero – Entonces, lo que tengo por seguro es que yo soy.
Turiya – Eso es natural. Todo lo demás es un invento, es artificial. Inclusive, decir “soy mujer” o “soy hombre”. Son conceptos.
Angelo Nero – Pero no puedo negar que soy hombre.
Turiya - ¿Ah, sí? Pero antes de ser hombre eras niño, y antes de ser niño eras feto. ¿Y antes de ser feto, qué eras? ¿Eras tu mamá o eras tu papá? ¿Estabas dentro de una o dentro del otro? Ya ves, no sabemos nada de todo eso. Dejemos de lado lo que no sabemos. Lo único que podemos asegurar es que yo soy. Eso lo puedes asegurar tú y lo puedo asegurar yo.



Sigo mirando por la ventana del bar. La gente pasa y va pensando en otra cosa. Por lo general, ignoran por completo que han sido adiestrados para pensar que tienen una vida propia. Y eso es lo que va pensando aquel señor, allí enfrente. Quizá vaya diciéndose a sí mismo: “Ahora voy al banco y retiro 4.000 pesos y con eso voy a pagar la cuota del auto”, y así por el estilo. O acaso vaya pensando: “Esa casquifloja de María me sigue mirando de reojo como si yo no me diera cuenta; cómo me gustaría enredarme con ella, pero claro, no se tienen que enterar ni mi mujer ni su marido”. Y todo así por el estilo. Pero, en realidad, todo ese diálogo interno está funcionando con un solo objetivo: reafirmar que “yo soy alguien que tiene una vida propia”.


No importa el contenido del diálogo interno. Su propósito es fingir que tengo una vida propia. Por eso, funciona de manera completamente automática. Muchas personas que se dedican a la meditación dicen: “No sé de dónde vienen los pensamientos, vienen de afuera”. Además, recomiendan simplemente dejarlos a su aire, que aparezcan y desaparezcan por sí mismos, no luchar contra ellos.
En cuanto a lo que dicen: “No sé de dónde vienen”, aclaremos: vienen de la cultura. Tal cual. Es un mecanismo puesto en movimiento por la sociedad entera: la escuela, el lenguaje formal, el vecindario, la familia, los amigos, todo lo que la gente hace y que nosotros, por un error que ha consolidado la costumbre, llamamos “el mundo”. Por supuesto, no es el mundo; es la sociedad humana.


Por la vereda de enfrente, un señor casi choca con una señora que viene hablando por teléfono celular. Ambos completamente distraídos, alejados del presente que los envuelve y que impulsa sus corazones por dentro.




Pongo a consideración el siguiente párrafo:
La presencia es manifestación. La ausencia es lo no manifestado. Pero la ausencia está presente, así como la presencia está ausente.
Esto es algo demasiado abstracto para las mentes lógicas. Si es ausencia, ¿cómo puede estar presente? Y si es presencia, ¿cómo puede estar ausente?


Puedes ver o tocar un corazón. Pero, ¿puedes ver el latido que lo impulsa, puedes tocarlo? En este caso, ¿dirías que el latido está ausente o presente?



Ya ves, este asunto de la presencia o de la ausencia no se puede acomodar mediante conceptos ni aproximaciones imaginarias. O lo vives o te lo pierdes. O te zambulles en el mar, o escribes monografías acerca del mar en la orilla.



Angelo Nero – Vamos, vamos, estás usando conceptos y nada más.
Turiya – Por supuesto que uso conceptos. Si yo te digo: “Alcánzame la cuchara”, estoy usando conceptos. Si tú me alcanzas la cuchara, los dos hemos ido más allá de los conceptos.




Toda esa gente que está caminando por la calle va distraída. Cada uno de ellos tiene incorporado un mecanismo que ha sido diseñado con la finalidad de negar el presente: el ego. Ese mecanismo te hace fingir que tienes una vida propia y eso, de inmediato, te segrega del presente. Si lo observas detenidamente, lo verás: el ego es la negación del presente.



Por lo tanto, podríamos decir: si estuvieras presente no tendrías ego. Pero no está bien dicho. Tú no puedes estar presente. Sólo puedes ser el presente. Y si eres el presente, descubres que tu ego nunca existió.


Angelo Nero – Pero yo soy el presente. Ya lo soy, ¿no es cierto?
Turiya – Sí, ya lo eres. Pero tu ego te hace creer que vives separado del presente, como si tuvieras una vida aparte de la vida.
Angelo Nero – Supongamos que es así. Bah, de hecho, es así, lo reconozco. Pero, ¿cuál es el problema?
Turiya – El problema consiste en que, con ese comportamiento, vives en eterno conflicto. Tú tienes tu vida y por el otro lado está la vida en general, esto que está aquí presente. Pero tú te empecinas en tener una vida propia y entonces no aceptas la vida en su totalidad. Sólo aceptas aquello que te dé satisfacción. Y la satisfacción que quieres tener, obviamente, es la de imaginar que sí tienes una vida propia.
Angelo Nero – Pero no la tengo.
Turiya – No. Ahí está el conflicto. Por eso es que la gente vive en estado de sufrimiento continuado. Porque quiere tener una vida propia y la vida misma le está mostrando a cada rato que las cosas no son así.



Algunas personas esclarecidas, que han estudiado las manías del ego, descubrieron esto: fingir que tengo una vida separada es lo que convierte a la existencia en una ruina permanente.
Por otro lado, también descubrieron que casi no hay manera de escapar de los estragos que causa el ego, porque vivimos en una sociedad egocéntrica, donde se nos enseña que yo tengo mi vida y tú tienes tu vida.
Por cierto, somos personas separadas que habitan en cuerpos separados, pero eso no significa que “tengamos” vidas separadas. No tenemos nada, dicho sea de paso.



Todas estas consideraciones dan nacimiento al llamado “buscador espiritual”, una raza de inquietos exploradores de la conciencia que ha pululado en todas partes del planeta y en todas las épocas.



El buscador espiritual quiere volver al presente perpetuo y aniquilar de una vez por todas el sufrimiento. Pero, ¿es posible ir en busca del presente?





El buscador absurdo del presente
tiene un mapa en la mano que lo muestra
justo en el centro de ese territorio
que pretende explorar. Es su figura
la que domina el páramo, la selva,
el mar o acaso la ciudad que busca.
Aquí lo vemos, llega hasta el desierto
de paso hacia las míticas bondades
de la vegetación junto al gran río.
Y cuando está en el río busca un barco
que lo lleve hasta el mar. Y ya en cubierta,
en el medio del mar, quiere impedir
que el viento le arrebate su preciado,
su sacrosanto mapa. Qué difícil
es llegar al presente, buscador.


Vita Preziosa






La persona liberada, esencialmente está liberada de considerarse persona a sí misma. No es buscador ni encontrador. Descubre que yo no soy alguien pero que tampoco soy nadie. Una persona liberada no adhiere a ninguna dualidad, es advaita (no dual).
Sencillamente, se atiene a lo que puede saber con certeza: Yo Soy. Fuera de eso, todo lo demás es imaginación. ¿Yo soy alguien? No. ¿Yo soy nadie? No.
Viene uno cualquiera y le pregunta: “Pero, entonces, ¿qué soy yo?”
Ningún otro puede darte la respuesta. Tienes que probar el chocolate si quieres saber qué gusto tiene.



Tiene usted realmente que tocar la vida en un punto donde nadie la haya tocado antes. Nadie puede enseñarle eso. Mientras siga repitiendo lo que otros han dicho antes, está usted perdido, y de ello no saldrá nada bueno. Escuchar y creer lo que otros han dicho no es el medio para averiguar por sí mismo, y no hay otro medio, sino éste.

Uppaluri Gopala (U.G.)





Pero el buscador insiste y sigue preguntando. El supuesto maestro, entonces, le da algunas pistas. Está jugando, por cierto.




Angelo Nero - ¿Qué es lo que descubre el advaita?
Turiya – La esencia.
Angelo Nero – Vale decir, el Ser. Lo Que Es. Pero eso no necesita descubrimiento. ¿O sí?
Turiya – La gente está acostumbrada a pensar por dentro. No piensa sólo en voz alta, sino que piensa principalmente como si hablara consigo misma. Eso se llama diálogo interno. Y ese diálogo interno crea la sensación de que tienes una vida separada, como si hablar contigo mismo te arrancara de la esencia.
Angelo Nero – Por eso existe también esa sensación de estar sin raíces, como si a la vida siempre le estuviera faltando algo.
Turiya – Tú lo has dicho.




La esencia se divide en dos a sí misma: presencia y ausencia. También podríamos decir: fenómeno y nóumeno. Pero los dos son aspectos de la esencia. El Ser es no-dual.



El Buda decía: la forma es el vacío y el vacío es la forma. Con esto quería decir que la presencia es ausencia y la ausencia es presencia.



La forma es testigo del vacío. El vacío es testigo de la forma. Pero la mente no puede atestiguar el vacío como forma ni la forma como vacío. Eso lo puede hacer sólo la esencia.
La esencia es lo que el advaita llama el Testigo Absoluto, porque no tiene división, es no dual.
En apariencia, la conciencia absoluta se divide en dos: el Todo (la forma) y la nada (el vacío). Pero ambas son manifestaciones de lo Absoluto.




Lo más insólito de todo esto es que el advaita le dice al buscador: “Eso eres tú”. Es decir, lo Absoluto.
Entonces el buscador se pone a buscar lo Absoluto. “Pero eso eres tú”, le insiste la voz del advaita. El buscador abre los ojos y ve el presente. Dicen que el presente es lo ausente. Sí, todo esto que se presenta es una forma que se transforma, es como un río. El presente que nace es el presente que muere. Eso es la forma: nacer y morir. Por lo tanto, la forma es vacío. Y al mismo tiempo, el vacío es la forma, porque es lo que está naciendo ahora, en forma de muerte.




Angelo Nero - ¿Hay algo que esté viendo estas dos manifestaciones en una? Dicho de otro modo: se supone que la esencia está viendo las dos cosas en una, el todo y la nada, la forma y el vacío. Pero yo no puedo verlo, ¿no es así?
Turiya – Descubre que eres Eso y ya no necesitas verlo.
Angelo Nero - ¿Ahora mismo?
Turiya – Precisamente.
Angelo Nero - ¿Qué es lo que soy?
Turiya – Eres el silencio. Descubre qué es el silencio y descubrirás qué eres tú.
Angelo Nero – Pero yo no puedo quedarme en silencio.
Turiya – No, sólo el silencio puede quedar en silencio. Cuando permitas que el silencio se mantenga en silencio a través de ti, descubrirás que eres el Testigo Absoluto, el Ser sin dualidad.



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Extraído del libro "El Buscador es el Ego", de Furia del Lago - Editorial Ananda


12 comentarios:

  1. Hola Furia:

    Me parece que el yo personal se percibe a sí mismo por la mente,y en el tiempo y en el espacio; ese "presente" que el yo cree estar viviendo no es más que un momento del tiempo. Más allá de estos tres elementos, mente, espacio y tiempo, en el silencio (vacío), se hace presente el verdadero presente, eso que llamamos eternidad. Si no lo vivo, -y sólo lo vivo permitiéndole al ser meditar-, esto sólo es un juego de palabras.

    Gracias por llevarnos estas reflexiones.

    Un abrazo.

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  2. Fragmento, objeto, sujeto .....al final que y quien soy ?

    sólo el silencio puede quedar en silencio. Cuando permitas que el silencio se mantenga en silencio a través de ti, descubrirás que eres el Testigo Absoluto, el Ser sin dualidad.

    tanta tinta para llegar a ésto, Solamente “yo soy”.

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  3. Hola amiga: "No tienes vida, eres vida". Hay frases que son como un sol flamígero, después de tiempos de oscuridad. Conceptos que reinan en nuestra mente y que nunca han sido cuestionados. Somos vida. Y también más allá de eso.
    Un abrazo cariñoso.

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  4. Hola Furia,
    otro potente diálogo esta vez entre dos nuevos personajes. ¡Qué buen recurso didáctico! Je, también me gustan sus nombres.
    Como dice Zanara hay frases que son como un sol flamígero. Ése "sólo el silencio puede quedar en silencio" se ha convertido en una espada de luz para mí cuando los nubarrones de los pensamientos amenazan con la confusión total. Graciassss.
    Un abrazo!

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  5. Ayer leía que un estudiante le preguntaba Ramana Maharshi: -Se mencionan diversos asanas (posturas)¿Cuál es la más eficaz?
    A lo cual éste le responíó: -Nididhyasana(concentrar la mente en un sólo punto)es la mejor postura.
    Simplemente "yo soy" se ha aconvertido en mi Nididhyasana.
    Un amoroso abrazo para ti.

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  6. Qué profundidad tienen los diálogos entre Turiya y Angelo Nero.
    El ser es algo que no se puede aprender, está ahí para abandonarnos a él.
    Un beso,Furia.

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  7. Es así, Delia. La mente percibe un presente mentiroso, al que da por tácito, mientras va en camino hacia sus horizontes. El verdadero presente, como vos decís, es eterno. Soy yo la que te doy gracias, por tus reflexiones, siempre profundas. Un abrazo.

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  8. Tal como tú dices, Arianna. Solamente “yo soy”. Y ese “yo soy” que tú pronuncias es el “yo soy” que yo pronuncio.

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  9. Ah, sí, Zanara. Eso está bueno, cuestionar lo que suele darse por sentado, por “sentido común”.
    Un cálido abrazo, amiga

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  10. Hola, José Manuel. Se me ocurre pensar que los nubarrones oscurecen cuando miramos desde la tierra. Pero cuando miramos desde el sol, todo es luz, no hay nubes que valgan.
    Claro, el truco está en quedarse a vivir del otro lado.
    En eso estamos.
    Un abrazo.

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  11. Hola, Neytiri, bienvenida. No conocía esa anécdota de Ramana Maharshi. Realmente, muy sustanciosa.
    Y tu manera de vivirla me transmite el sentimiento que guardas por esa enseñanza.
    Gracias por la visita. Un abrazo muy grande para vos.

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  12. Bien dicho, Paula. Abandonarnos al ser. Un beso.

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