(Apuntes de un diario personal)Ser lo que soy, la zona donde no existe ningún esfuerzo por ser.
El latido del corazón aparece por sí solo.
Soy respirada.
No hay nadie que perciba, sino que la percepción actúa por su cuenta.
El problema de las prácticas es que se hacen deliberadamente. Y así es como actúa la personalidad, deliberadamente.
Por ejemplo, viene un instructor y te dice: “Hagas lo que hagas, tienes que recordarte a ti misma”.
Entonces tú vas y pruebas.
Pero sólo si estás en silencio (sin hablar contigo misma) es que puedes hacer el ejercicio ese, el de recordarte.
Entonces, te fuerzas a estar en silencio.
Por supuesto, forzarte a estar en silencio destruye toda posibilidad de silencio.
Otro instructor, más despabilado, cambia de lenguaje.
“Está bien, hagas lo que hagas, tienes que hacerlo en silencio”.
Y tú vas a probar con el nuevo método, pero en el fondo, es el mismo.
Por ejemplo, voy a limpiar el patio. Tomo la escoba, el balde, el trapo de piso y todos los demás enseres.
Empiezo a limpiar el patio y trato de hacerlo en silencio.
Resultado: el mismo de siempre.
Me he puesto a pensar en un trabajo que tengo pendiente, eso me llevó (por asociación) a recordar una situación similar que debí afrontar hace doce o catorce años. Ahí me di cuenta de que mi personalidad siempre suele caer en cierto tipo de dificultades. Y de pronto… me descubrí lavando el patio.
¿Qué ha sucedido?
Al día siguiente pruebo de nuevo. Lavar el patio en silencio. Sigo haciendo lo mismo. Pienso en esto y aquello, luego paso a recordar alguna historia, después entro en la frecuencia del zumbido rutinario del ego en mi cabeza. Hasta que de pronto me descubro lavando el patio…
Esto pasa una, dos, tres mil veces. Hay algo que no está funcionando aquí. Por lo tanto, retorno al famoso punto de partida. Alguien me ha dicho: “Tienes que lavar el patio en silencio”.
El problema está en la raíz.
Tengo que cuestionar lo que me dicen. No puede ser que me digan algo y yo simplemente pretenda seguir las instrucciones.
Voy al patio, me pongo a baldear. De pronto aparece el silencio, estoy baldeando el patio en silencio… ¿Qué pasa?
Ya me he puesto a pensar. He arruinado todo. En cuanto aparezco yo con mis pensamientos, desaparece el silencio.
Pruebo de nuevo. De pronto aparece el silencio. Estoy baldeando el patio y aparece el silencio. No, no estoy baldeando el patio. Hay alguien ahí, alguien que está baldeando el patio, pero eso no soy yo.
Y bien, aquí estoy pensando de nuevo…
Para resumir. Día de sol y salgo al patio con el estropajo en la mano, un balde en la otra. Ahí está la escoba y aquí el detergente.
El sol es tan brillante que es una pena no mirar todos los colores del patio, las plantas en sus macetas, los dibujos de los mosaicos, el verde trepador de la enredadera.
Perfecto. Me pongo a lavar el patio y de pronto el silencio empuja el trapo de piso. Esto que llamo “yo”, aparentemente, está empujando el palo con el trapo de piso, pero el que hace todo es el silencio. Aquí está: es requetesimple.
El silencio está lavando el patio. El silencio está vivo, es lo único que está vivo.
La revelación es tan fuerte que me he tragado el sol de golpe. Es difícil no tambalearse en tales condiciones.
El asunto es así: alguien me dio instrucciones y yo las seguí al pie de la letra. Eso es lo que debemos cuestionar: el pie de la letra.
Las instrucciones eran precisas: “Tienes que lavar el patio en silencio”.
Es absurdo. Yo no puedo lavar el patio en silencio.
Solamente el silencio puede lavar el patio en silencio.
Pruebo y lo hago: el silencio lava el patio. Es completamente simple. ¿Hubo que hacer algún cambio? Ninguno. El silencio siempre estuvo lavando el patio.
Supongo que alguien puede saltar ahora, levantar la mano y decir: “Momento, hubo un cambio, ha desaparecido el yo, ese ego que pretendía lavar el patio”.
Respuesta: no ha desaparecido, sencillamente porque nunca estuvo. Es lo mismo que decir: ha desaparecido el sueño que tuviste anoche. Ese sueño jamás existió y por lo tanto, jamás dejó de existir.
El silencio lava el patio. Descubrirlo es quedarte sin eso que nunca fue tuyo: el ego.
Por ejemplo, ahora estoy tipeando estas palabras en la computadora. Pero esto que acabo de escribir no es verdad. El silencio está tipeando, está escribiendo, está eligiendo las palabras que yo debo poner, me las dicta una por una. Esto es sublime. Yo ya no estoy, esta personita que tanta importancia tenía en otro tiempo es la dactilógrafa que está escribiendo lo que dicta el silencio.
Y el silencio está mirando ahora por la ventana y ahí afuera está moviendo la rama del cedrón con una levedad que parece hablarme en susurros. Y el silencio sigue haciéndolo todo de una manera singular: haciendo nada.
Ojo con esto. Aquí aparece el organizador (el ego) que quiere poner cada cosa en su casillero. Sujeto, verbo, predicado.
Ahora parece que las instrucciones han cambiado: en lugar de recomendar que “laves el patio en silencio”, daría la impresión de que estuviéramos recomendando: “que el silencio lave el patio”.
No, no.
El silencio lava el patio. El silencio está escribiendo esto en idioma castellano porque la dactilógrafa es una experta en ese idioma desde muy pequeña y el silencio la usa como puede.
El silencio está moviendo el planeta Tierra alrededor del sol. El silencio está en estos momentos haciendo sonar la estruendosa bocina del tren allí, a media milla de distancia.
No estamos recomendando: “Deja que el silencio lo haga todo”, como si tuvieras que darle permiso al silencio. No es una tarea para el hogar.
Por favor, Furia, basta de ignorantes y sabios, de altos y bajos, de hombres y mujeres.
Cuando digo que “el dedo está señalando a la luna”, yo estoy señalando al dedo que señala a la luna, y la luna está señalando al sol que la ilumina, y el sol a su vez representa esto y aquello… es el cuento de nunca acabar.
Cuando yo digo que el silencio lo hace todo, lo que digo es que no hay nada que hacer.
“A ver, Furia: ¿qué parte de
silencio no has entendido?”
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Extraído del libro "El Buscador es el Ego", de Furia del Lago - Editorial Ananda
Hola mi querida Furia
ResponderBorrarDespues de unos días de estar ausente...al fín puedo sentarme a leer tus escritos mi amiga, que tanto disfruto.
Realmente mi querida Furia...cuando puedes decir EUREKA!!! y comprender que somos ese silencio, que no hay ninguna acción que llevar a cabo para lograrlo, porque ya esta allí...por que el silencio es, a través nuestro... por que somos el silencio...poque el silencio es todo lo que hay...entonces se vuelve requetesimple, comprendemos que "solamente el silencio puede lavar el piso"
Un abrazo cariñoso mi Furia y que Dios te bendiga, por que con tu luz, iluminas el camino de otros!!!
Maribel.
Muy bueno este enfoque, Furia. Debo decirte que "personalmente" me deja en silencio, es decir, el silencio se autorevela aquí.
ResponderBorrarAdemás, la forma en que lo expones, con esos ejemplos tan nuestros de cada día, hace que de inmediato se comprenda sin dificultad. Muy bien. Gracias por hacerlo tan fácil.
Un abrazo.
Wah!! Te saliste, Furia. Muy bueno y muy bien contado.
ResponderBorrarEso es, no hacer nada...todo sucede.
Muchas gracias
Un fuerte abrazo.
Cuando leí: “El silencio lava el patio” me vi deslizado en el interior de un pequeño satori. Es muy sencillo. Pero también es sencillo ver (siempre hay un pero, en mi caso) que el ego no quiere saber nada con eso. Si el silencio lava el patio, se descubre que el ego no existe.
ResponderBorrarDe todas maneras, como dice tu cuento, todo eso al silencio no le importa. Sea como sea, siempre fue el silencio el que estaba lavando el patio y el que, ahora mismo, está haciendo todo lo que supuestamente se hace.
En el fondo (en el fondo del silencio) todo es nada más que ilusión.
Querida Furia.
ResponderBorrarDespués de leer tu escrito, le pido al silencio que escriba por mi ... y desde ese silencio, solo se decirte que todo está bien.
Un abrazo silencioso, Sina
Genial, amiga Furia!
ResponderBorrar(Me lo chivó el silencio, para que te lo dijera!... ;)...)
Un besazo!
Genial amiga
ResponderBorrarY tan requetesimple , que sí salgo a valdear el patio o el jardín, me entretengo en mirar las brotes que han salido, me quedo maravillada mirando el cielo hermoso, el sonido de los pajarillos revoltosos que están asomando,
para que seguir, hasta me tumbo en el cesped y se me olvida el valdear el patio ...dejé el cubo y se me pasó la hora, el silencio valdeará el patio , el silencio lo hará todo
Hemos olvidado lo que las rocas, las plantas y los animales todavía saben.
Nos hemos olvidado de ser, de ser nosotros mismos, de estar en silencio, de estar donde está la vida: Aqui y Ahora
sonreía al leer la palabra " valdear" es una expresión muy argentina que me hizo gracia cuando la escuché por primera vez (aqui no se usa)
Gracias Furia ha sido muy interesante y relajante tu entrada
y requetesimplemente explicado
un cálido abrazo, amiga
es valdear ? o baldear?, uyyyyy tengo que volver a la escuela, lo miraré en el dicionario
ResponderBorrarbesitos
Hola Furia:
ResponderBorrarSólo el silencio demuestra lo que es el silencio y a cada uno le revela lo que necesita...poco a poco se encarga de debilitar la batería bélica de la mente.
Un abrazo.
Dejar paso al silencio, dejar que se haga cargo de lo que nosotros pretendemos controlar, la vida. Qué ilusión tan grande la del ego... Soltar es un punto de partida, pero el silencio no tiene principio ni fin, como decís vos en tu entrada anterior, y sí el silencio lo hace todo ¿Yo qué hago? ¿Qué sentido tiene mi vida? ¿Quién soy? Las preguntas surgen por sí mismas, el silencio es la respuesta y yo ya no estoy. El misterio me late el corazón.
ResponderBorrarUn abrazo,fuerte, fuerte.
El silencio es el final de todo, cuando tu corazón se llena de gracia solo queda el silencio y hace lo cotidiano, solo cotidiano sin problemas todo es como esa luna que el sol la alumbra como vos decís Furia. Desde adentro si tienes mucho amor el silencio te protege de lo de afuera.
ResponderBorrarQuerida Furia, mientras lo leía no podía evitar una gran sonrisa pues me veía a mi misma en la cocina, preparando comidas e intentando hacerlo en el silencio :)) y al final el silencio siempre hace la cena :)
ResponderBorrarGracias amiga, eres una fuente de inspiración constante!
Un abrazo.
Esta es una manera muy sutil de mostrar que el ego no existe. Luchar contra el ego es el trabajo de un perro que se quiere morder la cola. Visto de esta manera, se puede apreciar que sólo cuando se "visualiza" lo inútil de cualquier esfuerzo, aparece "lo que es". Un abrazo, Furia.
ResponderBorrarHola Furia! Pásate por mi blog, que hay un regalito para ti. ;)
ResponderBorrarHola, Maribel. Somos requetesimples, es verdad. Las complicaciones son ajenas. Cuando descubres que los problemas planteados por el acuerdo social no te incumben, quedas otra vez como niña recién nacida, dejando que el silencio lave el patio. Ja. Un beso, amiga querida.
ResponderBorrarDale las gracias al silencio, José Manuel. El silencio lo hace fácil, si lo dejamos. Y en ese juego tú y yo somos poca cosa, apenas una ilusión que anda de paso. Pero cuánto misterio se revela cuando se apaga el ego, ¿no es verdad? Un abrazo, amigo.
ResponderBorrarHola, Guillem. Ya que eres tan eficaz para compartir, voy a contarte algo. Hay dos etapas en esto: vivirlo y revivirlo. Cuando lo viví, me tragué el sol de golpe, tal como he dicho. Y si entra de repente tanta luz, pues te quedas muda. Esto es algo que de niños nos pasa todo el tiempo, pero no tenemos la memoria ejercitada. Ya de adultos, te pasa lo que te pasa y puedes atesorar el descubrimiento. Lo que yo descubrí entonces fue: “El silencio lava el patio, el silencio hace las compras, el silencio pone a cocinar el guiso y el silencio hace lo que hace. Míralo, Furia, mira lo que hace”.
ResponderBorrarLuego vino la segunda etapa, cuando mucho después lo reviví. Entonces me zambullí en el pozo de silencio, anduve buceando por ahí y encontré de nuevo la experiencia del patio. Exactamente la misma. Escribirlo fue como contar un sueño.
Todo esto te lo cuento para decirte que, en definitiva, lo que has dicho sintetiza la visión del acontecimiento. En tus propias palabras, Guillem: “No hacer nada, todo sucede”.
Supongo que a los devotos del “Wu Wei” les acontece así, a sabiendas. Vale decir, a sabiendas de que no sabemos nada.
Un fuerte abrazo para ti…
El ego cree que hace lo que hace hasta que se le queda el suspiro entrecortado y justo ahí, en ese momento, aparece el silencio. Entonces, el ego es puesto en su lugar, que viene a ser ninguno.
ResponderBorrarEso sí, cuando aparezca de nuevo, siempre aparecerá con un “pero”. En el fondo, es un payaso. Reírse del ego es salud, Oso. Un abrazo…
En este silencio que nos une, Sina, tu visita es una flor y tu mensaje ese perfume misterioso de la vida que juega su juego con nosotras. Un abrazo cálido, querida amiga.
ResponderBorrarSí, el silencio te regala su entusiasmo (puesto que el entusiasmo es el cuerpo del silencio) y te hace saltar de alegría (querida Joy) por el solo hecho de sentirte viva. Ahora estoy descubriendo que eso es lo que yo quería contar y me encanta haber encontrado a esta personita que sabe escuchar y que eres tú. Un besote…
ResponderBorrarTe veo tumbada en el césped, mirando al cielo y respirando fuerte… y ya estoy delirando de la risa por tanta gracia. Me gusta tu desafío: no nos olvidemos de ser, de ser la vida, de ser nosotros mismos.
ResponderBorrarTu visita me ha dejado contenta, hecha sonrisa. Un beso, amiga.
Hola, Delia. Veo que tienes bien masticado el silencio y me dejas un hermoso mensaje. A cada uno, el silencio le muestra lo que necesita. Qué bien dicho. Además, es cierto: “Poco a poco se encarga de debilitar la batería bélica de la mente”. (Espero que Oso Chenque lea este comentario tuyo). Te doy las gracias, porque siempre vienes de visita con flores de tu jardín. Un abrazo
ResponderBorrarAquí me dices algo, Paula, que saca mucha médula de lo relatado. Es verdad, el ego tiene la descabellada ilusión de controlar la vida. Hasta en lo mínimo, como es limpiar el patio. Soltar, soltar, soltar, hasta que descubramos que el misterio nos está latiendo el corazón, como tú dices.
ResponderBorrarUn abrazo requetefuerte
El corazón se llena con la gracia del misterio, Nanako, y lo cotidiano se revela como milagro. En este espectáculo, el amor es incontenible. Un besoto.
ResponderBorrarLo cuentas con tanta gracia, Zanara, que me recuerdas a mí misma. Los esfuerzos engendran esfuerzos. Y al final, el silencio (como tú dices) siempre hace la cena.
ResponderBorrarCuando era chica, yo me encontraba con alguna amiga y le decía: “Juguemos a esto o aquello”. Ahora se me acaba de ocurrir algo, Zanara: “Juguemos a empezar por el final”.
Un abrazo sin despedida, amiga querida.
Sí, Luciana. Me has descubierto. Cuando uno dice que el ego no existe, eso genera cierto resquemor (en el ego, por supuesto). Así que me la paso buscando maneras de mostrarlo sin decirlo. Pero, ya ves, de eso se encarga el silencio. Sólo tengo que escucharlo y escribir lo que me dice.
ResponderBorrarUn abrazote.
Hola, Sina. El tuyo es un regalo de lujo. ¡Cómo me gustan los regalos! Pero lo que más grato me resulta es que te hayan dado a ti tanta aprobación. Es que tu blog, realmente, es una fuente de claridad que derrama gotas de luz. Así es como te veo a ti, amiga. Eres una fuente de luz y me agrada que la derrames sin cesar, por tu sola presencia. Un beso
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