sábado, 28 de abril de 2012

Dharma Blues


Mirarse y verse, sin tener idea:
hazaña de quien sabe lo que ignora
y es capaz de vivir en el ahora
sin agregados, sea lo que sea.


Despojarse de todo y acertar
a serlo todo con la impar maniobra
donde puedan mezclarse gracia y obra
y sepan el silencio pronunciar.


Devorar las palabras con el gesto
del momento, que brota de sí mismo;
quedarse aquí, en medio del abismo


y proclamar que el infinito es esto,
este momento dentro de sí mismo
que se disfraza de lo manifiesto.


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VITA PREZIOSA

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Del Libro "El Abismo que Mora en el Abismo" - Editorial Ananda

domingo, 8 de abril de 2012

Castillo de Nubes



A partir del momento en que, según los cánones de la instrucción escolar, la familia y el vecindario, has adquirido el “uso de razón”, dentro de tu organismo queda funcionando una única célula sana: lo enteramente impersonal.
De todas maneras, es una célula tremendamente infecciosa. De hecho, tarde o temprano terminará por contagiar a las demás células y por invadir toda tu famosa humanidad hasta destruirte completamente.
Su manera de actuar es bastante simple. Tengamos en cuenta que el uso de razón es una especie de castillo de nubes, construido solamente con ideas. Por más que quieras sostenerlo, siempre habrá una brisa que lo vaya erosionando, paciente, lentamente, hasta que la construcción termine convertida en lo que siempre fue: un montón de nada.
Aunque parezca mentira, algunos se hacen amigos de lo enteramente impersonal. Poco a poco, se van dejando carcomer por su luminosa serenidad, su certeza implacable, su inexorable presencia. Hay quienes, en algún momento, detectan un tumor de lo enteramente impersonal dentro de sí, como si escucharan su silenciosa labor de niño travieso que ha regresado al patio de juegos con energía y entusiasmo.
Aquí lo tenemos, jugando y jugando, mirando el paisaje de la conciencia con los ojos de la conciencia.
Vaya truco. Siempre has sido lo enteramente impersonal. Ya ves de qué manera todo lo demás se te desliza como el agua entre los dedos de la mano.


Vita Preziosa

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Extraído del libro "Alquimia Natural", de Vita Preziosa - Editorial Ananda