martes, 29 de junio de 2010

El Ser Único




Angelo Nero - ¿Qué es eso que llaman iluminación?
Turiya – Propongo que en lugar de iluminación hablemos de la inocencia primordial.
Angelo Nero – Entonces, debo deducir que eso que tanto anhelan los buscadores espirituales es la inocencia primordial. Pero, ¿se puede volver a la inocencia primordial?
Turiya – No se puede. La inocencia es lo que tú eres, nunca dejaste de serlo. Te confundieron los deseos y pensaste que podías elegir entre el bien y el mal.
AN – No entiendo; ¿acaso no existen el bien y el mal?
T – No. Tú te inventas una creencia. Crees que eres alguien que puede vivir por separado, como si tuvieras una vida propia. Pero no existen las vidas por separado, sólo hay una vida.
AN – Quisiera saber si eso tiene algo que ver con el bien y el mal.
T – Primero te inventas una vida por separado y luego discriminas: todo lo que yo quiero está bien y todo lo que yo rechazo está mal. Vale decir, el bien y el mal son dos elementos que tú quieres controlar y manipular para conseguir algún provecho propio.
AN – Es evidente que así funcionamos. Y así es como perdimos la inocencia. ¿Estamos condenados?
T – Ya te he dicho que nunca perdiste la inocencia. Imaginas que la perdiste, crees que realmente estás separado de la vida o de la inocencia, pero jamás podrías.
AN – O sea que me imagino como alguien sin inocencia. Eso sería como decir que me imagino culpable.
T – Bueno, primero decides separarte de la vida primordial y luego, puesto que has perdido la inocencia, te sientes culpable. Pero, para no sentir esa culpa, te dedicas a juzgar al mundo. Entonces dices: “El mundo tiene la culpa de todo este sufrimiento que estoy viviendo”. Ya ves, has establecido una separación básica entre “el mundo y yo”, y luego te dedicas a tapar tu supuesta culpa y le echas la culpa al mundo.
AN – El mundo viene a ser un conglomerado que forman mi mujer, mi vecino y mis padres, y todo el que ande por ahí.
T – Así es. Además de las circunstancias y la situación económica, los tironeos políticos y todos los conflictos que puedas imaginarte. Por eso vivimos juzgando y juzgando. Porque al tratar de sostener a toda costa mi imagen de una vida separada, todo lo que está sucediendo ahora y aquí es algo que amenaza precisamente esa imagen.
AN – Por lo tanto, juzgo. Y al juzgar, sigo manteniendo la imagen de que estoy separado de todo eso que juzgo.
T – Efectivamente. Juzgar es la manera que asumimos de seguir fingiendo que tenemos una vida autónoma y controlada.
AN – Y de tapar la culpa que siento por haberme separado. Pero tú dices que en realidad no estoy separado.
T – No. Simplemente imaginas que estás separado.
AN – Un momento. Yo tengo mi cuerpo y tú tienes el tuyo. Tú has nacido en una ciudad y yo he nacido en otra. ¿Acaso no estamos separados?
T – Hay organismos separados, pero no vida separada. La vida es unidad.
AN – Sin embargo, yo siento que puedo estar separado de la inocencia primordial. Una vez que sabes algo, ya no puedes volver atrás. ¿No es así, acaso?
T - ¿Qué es lo que sabes, en realidad? No sabes absolutamente nada de nada. Ven aquí, asómate a la ventana. ¿Ves todo ese campo lleno de flores? Dime lo que sabes acerca de todo esto.
AN – Bueno, podría decirte que son todos girasoles y algunas otras cosas más. Pero, claro, puedo hablarte de las actividades humanas y de quienes siembran esos girasoles para luego hacer enormes cosechas que son cargadas en enormes barcos y enviadas al mundo entero. Y de todas maneras, sigo sin saber nada de nada, tienes razón.
T – Asómate y mira los girasoles sin ponerles nombre ni fabricar asociaciones retorcidas. Mira en silencio por completo. (Pausa. Largo silencio). Ahora dime qué es lo que sabes.
AN – No, en el fondo, no sé nada.
T – Ahí, en el fondo, es donde está la inocencia primordial. Si tú buscas en la superficie no encontrarás más que conceptos y juicios. Pero son todas interpretaciones y mañas que usas para creerte alguien separado. En cuanto dejas que el silencio te surja de lo más hondo, descubres que lo más hondo no es una persona, ni alguien especial, ni un hombre ni una mujer, ni nada que puedas concebir. Lo más hondo es la vida misma, la inocencia primordial, el ser único que es.
AN – Lo que es.
T – Sí, el Ser Único es lo único que es.


-----------------------------------------------------


Extraído de "El Amor es Todo lo que Hay", de Furia del Lago - Editorial Ananda

sábado, 26 de junio de 2010

A la perfección



No corregir el presente: ésta es la manera de ser el presente.


Cuando desaparece el corrector, eres el presente viendo al presente, sin dualidad.


¿Qué es lo que necesitas corregir? Cualquier cosa que pretendas obtener ha de ser para tu beneficio personal y eso, tu mundo personal, es lo que te mantiene ilusoriamente separado de la totalidad del ser.



Turiya – La ilusión de ser alguien separado te impide ver que eres la totalidad del ser.
Angelo Nero – Tengo que corregir esto.
T – Ya ves, te sigues manteniendo en la ilusión de ser alguien separado. Ahora crees que eres alguien que puede corregir ese comportamiento.
AN - ¿Y cómo haré para terminar con la ilusión?
T – Tú eres la ilusión mientras te creas alguien separado de la ilusión, o alguien que sería capaz de terminar con ella.


Eso es lo que impide al ser humano terminar con el sufrimiento de sentirse algo separado de la totalidad: su persistente creencia de ser alguien que puede corregir la totalidad.



Basta que quieras corregir al “otro” para consolidarte como “yo”. La dualidad entre “yo y el otro” es también la dualidad entre “yo y el mundo”. Ese pensamiento dual te hace vivir en la pesadilla de creer que vives en un mundo que no te da satisfacción.




No existe ni “yo” ni “el mundo”. Te empecinas en ser un microbio que pretende corregir el milagro de la vida.



Sin corregir el presente: así vive el presente.



Eso es lo que está en juego aquí. Deja que el momento presente observe al momento presente. Si estás instalado aquí como el juez de la situación, no eres más que un payaso que levanta el dedo hacia el sol que ilumina este día y lo amenaza con tus sabihondas palabras: “Tú, sol, debes hacer lo que yo te diga”.




Sólo el payaso que ríe de sí mismo se pone al descubierto: "Soy el sol que ilumina este día".


-------------------------------------------------------


Extraído de "El Amor es Todo lo que Hay", de Furia del Lago - Editorial Ananda

martes, 22 de junio de 2010

Grumos de Conciencia


La división entre tú y el mundo es imaginaria. Por lo tanto, el mundo no te está haciendo nada y tú no le estás haciendo nada al mundo.


¿Qué es el mundo? Una idea de alguien que se cree separado del mundo.


¿Cómo hace el padre para enseñarle al niño de un año a inventar el mundo? Le dice: “tú eres tú”. O bien: “Tú eres Juan”. Así, Juan aprende a separarse, a sentirse a sí mismo separado. “Este cuerpo soy yo; el resto es el mundo”.


El adulto va caminando por la calle y, de pronto, es asaltado por la inocencia: “Yo soy el mundo”.
Este momento de inocencia es el que hace desaparecer, por igual, al ego y al mundo.


Observa conmigo la inocencia. Mira cómo, silenciosa y toda ojos, anida en el niño que palpita dentro de tu corazón.


Buscas un significado para el mundo que inventas. “Ah, si tuviera un significado – le dices al espejo -, eso justificaría el haberlo inventado”.
Así, arremetes contra enemigos imaginarios y son molinos de viento; le escribes al cielo un poema con forma de nube y no puedes recordarlo; estás yendo de viaje y siempre estás aquí.



Te dije que mires por donde caminas. Acabas de tropezar con la inocencia que te advierte: “No me pierdas de vista o tropezarás conmigo”.


----------------------------------------------------


Extraído de "El Amor es Todo lo que Hay", de Furia del Lago, Editorial Ananda

viernes, 18 de junio de 2010

Rascándose la cabeza



Todo es un concepto. Nada también es un concepto.


“La palabra no es la cosa”, proclama el nuevo dogma. ¿Una cosa de qué tamaño?


La cosa es una piedra. Sí, pero la piedra está junto a un árbol en el parque. Está bien, entonces la cosa es el parque con la piedra incluida y el árbol contiguo. Perfecto, pero el parque está en un barrio. Muy bien, entonces la cosa es el barrio. Ah sí, pero el barrio está en la ciudad…
Ya ves, la cosa es cosa de nunca acabar.


La palabra es un concepto. La cosa es un concepto. Un concepto es un concepto.


Alguien te habla de liberarse del concepto. ¿Acaso “liberarse” no es un concepto?


Si te quedas sin concepto, ¿quién se queda sin concepto?



Esto es misterio sólo si le pones
ese nombre. ¿Cuál es la diferencia
entre lo que pregunta y la respuesta?
No se puede explicar nada de nada.
Si dejas que el silencio te evapore
no habrá quien pueda unir media respuesta
con su media pregunta. La certeza
va de la mano con la incertidumbre.
Todo, al fin, se reduce a la etiqueta
de serlo “todo”, si eso es lo que piensas.
Pero si nadie hay que esté pensando,
¿quién concibe a la “nada” que se muestra?


---------------------------------------------------------


Extraído de "El Amor es Todo lo que Hay", de Furia del Lago - Editorial Ananda

martes, 15 de junio de 2010

Sin ilusiones



Hoy es el último día. No queda nada por delante y, por cierto, no ha quedado nada por detrás.
Esto es lo que el buscador espiritual ha buscado por todas partes.
¿Se atreve a vivir con esto?
¿O quiere seguir buscando?


El Advaita podría ser llamado, también, la Tradición del Último Día. No queda tiempo para descubrir que el ego no existe. Es decir, por pura visión sin antiparras culturales, se derrumba la ilusión madre, la ilusión que engendra todas las demás ilusiones: el yo.
No es una meta que se alcanzará un día indefinido de un futuro ilusorio a través de un camino consolador.
No. Aquí no hay tiempo, no hay consuelo para nadie.


El día de hoy no es adiós ni bienvenida. Es lo que es. Todos tus planes han desembocado en esto. El tiempo era un zumbido en la cabeza que se imaginaba una vida personal. Esa vida personal, ahora, está disuelta como un terrón de sal en el océano de la vida sin límites.


¿Se puede vivir sin ego? Eso es como preguntar si se puede vivir sin planes y sin resentimientos.


Pero pongamos las cosas en su lugar: si el tiempo ha desaparecido, la vida está completa. Esto es todo, aunque sea nada también.
Caso contrario, si aparece alguien a decir: “Voy a quedarme sin planes ni resentimientos”, ya está con el tiempo y su carrusel personal instalado como centro del universo. El personaje no ha soltado el control. Y la magia del último día se pierde, embarcada y adormecida en los ilusorios días venideros.


En realidad, al admitirse que hoy es el último día, esto ni siquiera es un día, ni una semana ni una hora, ni nada que se le parezca. Es una jugarreta del lenguaje: hoy es el último día; por lo tanto, el último día no existe.
Lo que ha quedado en nuestras manos, entonces, es nada. Y esto no se parece a nada.



¿Qué puedo hacer?, pregunta el ego. Pero su débil voz queda disuelta en el silencio.

-----------------------------------------------------


Extraído de "El Amor es Todo lo que Hay", de Furia del Lago - Editorial Ananda
-------------------------------------------
Foto: A todo sol en el Río de la Plata

jueves, 10 de junio de 2010

Dar la vida




Angelo Nero – En nuestra última conversación, me decías que el amor es un darse que recibe interminablemente el don de dar. ¿Cómo se concibe algo así?
Turiya – No puedes concebirlo. Quiero decir, no es algo que puedas encerrar en un concepto. El concepto es un reducto donde pretendemos encerrar lo que se puede concebir mentalmente. Pero el amor no se puede encarcelar. Es como si el corazón quisiera atrapar al latido.
AN – Es algo que nos traspasa…
T – Sí. La persona que aparentamos ser, este organismo humano al que llamamos mujer u hombre, es como una flauta, traspasada constantemente por el viento de la música vital.
AN – Esa música vital es lo que llamamos amor.
T – Puedes llamarlo amor, si quieres. Tengamos en cuenta que todo esto no son más que conceptos. Pero bueno, para eso están los conceptos, para ir más allá de ellos. Son como escaleras, las usas para subir y una vez que estás arriba ya no las necesitas más.
AN – Quiero saber por qué no podemos amar. Da la impresión de que todos supiéramos qué es el amor, pero al mismo tiempo es imposible definirlo.
T – Eso es lo que pasa con saber. El saber siempre es algo incompleto, por definición, porque al saber estás encerrando una experiencia vital en un reducto de la memoria llamado funcionamiento conceptual. Con el amor pasa eso que tú dices, todos lo conocemos, pero al mismo tiempo lo desconocemos. Es que no podemos clasificarlo, ni manipularlo, ni hacer nada con él. Sólo podemos vibrar con su vibración. Y, de hecho, lo estamos haciendo.
AN - ¿Lo estamos haciendo? ¿Quieres decir que estamos realmente sintiendo amor?
T – Lo que digo es que estás vibrando al compás del amor. Tú no sabes cómo, pero tu corazón está latiendo. Eso es el amor. Pero no sabes quién te late el corazón. Yo te lo puedo decir, pero al decírtelo, no estoy diciendo nada: es el amor lo que hace latir tu corazón. Es la vida en su totalidad. Es el milagro del ser manifestado como conciencia de ser. Como ves, te lo digo todo y sin embargo no te digo nada.
AN – A todos nos palpita el corazón. Pero unos son criminales y otros santos. Y todos actúan con ese palpitar del corazón en sus personas.
T – Así es. El amor es la materia prima. Y así como cada uno tiene un rostro diferente, también sucede con cada uno que sus actos serán distintos. Es una sola vida expresada en miríadas de organismos, formas y objetos.
AN - ¿Eso quiere decir que cada uno hace lo que quiere?
T – Lo que quiere cada uno es tener una vida separada, lo que consigue es que la totalidad de la vida destruya esa fantasía de separación.
AN – O sea que, quiera lo que quiera y haga lo que haga, siempre mis deseos personales serán avasallados por la vida en su totalidad.
T – Por supuesto. Lo que quieres es ser alguien, vale decir, alguien separado. Puesto que no estás separado de la vida, eso que quieres será destruido a cada rato. Es inevitable.
AN – Ahora bien, tomemos el caso de una persona que te dice: quiero amar. ¿Puede hacerlo?
T – Eso es lo mismo que decir: quiero vivir. Ya estás viviendo, ¿qué más quieres?
AN – Un momento, ¿estás diciéndome entonces que ya estoy amando?
T – Es inevitable. Somos amor. El amor es la sustancia de la vida. La vida nos crea para amar a la vida. Somos un don de la vida creado para darnos.
AN - ¿Y por qué hace eso la vida?
T – Voy a decirte el secreto, pero tú ya lo sabes: la vida consiste en dar la vida.


----------------------------------------------------------------


Extraído de "Gracias a la Vida", de Furia del Lago - Editorial Ananda

lunes, 7 de junio de 2010

Levantando los brazos



Por el camino de la soledad
los murmullos del campo se adormecen
en el gran pozo del entendimiento
que de nombre carece.
La vida va dejando su simiente
por esa sensación
de madre que de asombro se estremece
cuando ve a su pequeño caminar
por vez primera. Viene
de tan hondo la nítida certeza,
la extrañeza de ser, que no se puede
negar que este milagro de la vida
ni a sí mismo siquiera se parece.
Así la vida se prodiga en vida
levantando sus brazos, simplemente,
para abrazar con todo
al espíritu vivo que desciende.


--------------------------------------------------------------

Extraído de "El Amor es Todo lo que Hay", de Furia del Lago - Editorial Ananda

sábado, 5 de junio de 2010

Puerto y Mar Abierto




No estoy obligada a comprender qué es la vida y qué soy yo.
El que busca comprensión, no busca comprensión, busca separarse de la vida para manipular la vida.


Saber es un puerto. Pero quedarse a conversar en la taberna del puerto sobre las aventuras de los grandes navegantes en alta mar, ésa es la enfermedad y la muerte del marino.



Apenas unos pocos seres humanos son marinos que se lanzan a las aguas abiertas del océano vital a navegar. La mayoría de ellos, se quedan en el puerto de lo conocido durante toda su existencia.



¿Qué es la interpretación? Una idea del mundo usada por una persona para desplegar una conducta, encontrar una manera de vivir. El problema surge al hacerse una idea del mundo, porque entonces el que se hace tal idea está “inventando” el mundo. Encierra el mundo dentro de una clasificación. Al inventar al mundo, además, inventa por separado al dueño de la idea: “yo”.


Esto es algo que no se revela fácilmente. Alguien pregunta: ¿cómo puede ser que yo invente al mundo? El mundo estaba aquí antes de que yo llegara.
Lo que inventamos es una creencia.



Lo mismo pasa con el mundo. “Cuando yo llegué, el mundo estaba aquí”, dices tú. Pero no es así: tus padres estaban aquí. Y lo que tú hiciste fue entrar en el decorado onírico de tus padres, algo que ahora llamas mundo. Pero ese mundo es un invento y tú, al nacer, fuiste invitado a participar del invento.



Todo lo que hace y dice la gente es un invento, nada más que una ficción. Inclusive esto que se está diciendo aquí.


--------------------------------------------------------------


Extraído de "El Amor es Todo lo que Hay", de Furia del Lago - Editorial Ananda

miércoles, 2 de junio de 2010

Sin más riqueza




El entusiasmo no conoce casa
ni camino. Fecunda su obra de arte
lo mismo con la flor que con el fruto,
con la semilla o el cosechador.
Y en el radiante rostro del vacío
dibuja la sonrisa de la plena
satisfacción. Acaso lo conozcas
con otro nombre: ganas de vivir
porque sí, nada más, sin un motivo,
sin dueño, ni tesoro ni despojo,
sin más riqueza que la de vivir.


-----------------------------------------------------


Extraído de "El Amor es Todo lo que Hay", de Furia del Lago - Editorial Ananda