viernes, 29 de abril de 2011

Ningún Resquicio



No podemos afirmar
que la Eternidad Infinita
es real o imaginaria,
puesto que lo abarca todo
y no queda ningún resquicio
donde puedan separarse
preguntas o respuestas
que pretendan saber
sobre su realidad o su irrealidad.
De hecho, lo real o lo irreal
sólo son ideas que asemejan
dos granos de arena
en la playa infinita de la Eternidad.

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Extraído de "Costumbre de Perder la Costumbre", de Furia del Lago - Editorial Ananda

miércoles, 27 de abril de 2011

Paisaje del Silencio





En el paisaje del silencio, el observador se vuelve consciente de que forma parte de lo observado. En otras palabras: el observador y lo observado son el mismo ser. La separación entre objeto y sujeto se muestra como ficticia. Y si no hay separación, ¿qué es lo que soy yo? Nada que se pueda definir. Soy ser. No sujeto ni objeto, no alguien en especial, ni tampoco algo. Simplemente ser.

sábado, 23 de abril de 2011

Paracaidista


Cuando iba yo a la escuela secundaria, me ocurrió una vez que tuve una serie de problemas de todo tipo. Me saqué una mala nota, perdí la oportunidad de ingresar en un equipo deportivo que me interesaba y, como frutilla del postre, tuve una pelea bastante “grave” con una amiga. Todo eso, más o menos, en un período de cuarenta y ocho horas.
Mi papá se dio cuenta de que andaba yo con la cara larga y me preguntó qué me pasaba. Cuando le conté, para mi total enojo, se largó a reír.
- No te enojes – me dijo al ver mi cara de girasol en día nublado -. Justamente, lo que debes aprender es a sacar provecho de las adversidades. Para eso, lo primero que te conviene aprender es a no tomarte tan en serio. Siempre es mejor ver las cosas con humor.
Me contó entonces un cuento de Anselmo Cataldo, porque sabía perfectamente que es mi personaje favorito y mi auténtico maestro.
Resulta que Anselmo Cataldo estaba tomando clases de paracaidismo. Una tarde, Anselmo y su instructor estaban en el avión y se asomaron a ver el campo, allí abajo, a tres mil metros de distancia.
- No hay por qué preocuparse – le aseguró el instructor -. Salte, cuente hasta tres y tire del cordón de apertura. Si falla, tire del cordón de reserva. En tierra, lo estarán esperando en una camioneta.
Anselmo aspiró profundamente y se tiró al vacío. Después de la caída libre, contó hasta tres y tiró del cordón de apertura.
No sucedió nada, así que tiró del cordón de reserva. La cuerda se rompió y el aire se llevó unas cuantas hebras.
- ¡Maldición! – exclamó Cataldo -. Apuesto a que allí abajo tampoco está la camioneta.
(Moraleja: El arte de no tomarse en serio es lo único que vale la pena de tomarse en serio).

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Extraído del libro "Costumbre de Perder la Costumbre", de Furia del Lago - Editorial Ananda -

lunes, 18 de abril de 2011

Relámpago Que Soy





Observa el instante como si fueras el instante mismo: aquí nace y muere al mismo tiempo. Su velocidad es tan grande que recorre el infinito de un extremo al otro y, por lo tanto, no va a ninguna parte. Es el relámpago que se muerde la cola. Todo lo que estás viendo ahora, casas, autos, gente, árboles, luces y sombras, ilusorias novelas, todo esto está muriendo ahora mismo en la hoguera de las vanidades. Inclusive tu afán de conseguir algo o de llegar a alguna parte.
En medio de la hoguera puedes oír una voz altanera proclamando: “Yo quiero hacer lo que me venga en ganas”.
Pero es nada más que otro leño crepitando en la hoguera del silencio.



¿Cuál es la puerta que necesitas atravesar para vivir aquí?




Te estoy viendo,
relámpago
que me llevas
de paseo
por el relámpago
que soy.




El instante recrea, en la persona, el encuentro del padre y la madre. Fuego y agua conviven aquí, entrelazados, configurando la misteriosa unidad de Todo y Nada.
Míralo en esencia: el instante, ¿es presencia o es ausencia?
Al margen de todo significado, al margen de ningún significado, la presencia y la ausencia son disfraces de la única esencia.
Esto puede pasar por mera especulación filosófica, pero cuando se descubre que el misterio recorre nuestras venas, tapar la luz del sol con el dedo es tarea inútil.




Vital consejo:
atiende a la raíz
y no a las ramas.




La máquina de conseguir,
también llamada mente,
puede disminuir la velocidad,
irse aquietando,
cada vez más,
hasta que se aquiete del todo.
Y cuando ya
no tiene nada que conseguir,
lo consigue todo.
Entonces, para burla
de todas las paradojas,
se convierte
en el relámpago mismo,
este relámpago que inventa
y destruye todos los mundos.
Así se revela el truco mágico
de la inocencia:
simplemente ser.
Si eres el relámpago,
es imposible
que el relámpago te queme.

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Extraído del libro "Costumbre de Perder la Costumbre", de Furia del Lago - Editorial Ananda

lunes, 11 de abril de 2011

El Misterio Sin Filtro


La vida nunca responde a los deseos de nadie. Para la mayor parte de las personas, esto se traduce en nueva frustración y su consiguiente amargura. Al final de sus días acumulan, por lo menos, algún difuso resentimiento, o acaso una más pensada resignación.
Pero están los otros, los que son capaces de ver a la vida como un milagro que no puede ser abarcado por ninguna explicación. Esos intuyen que debajo de tantos afanes y conquistas mora el éxtasis supremo que a la vida le está dando vida.
¿Quién soy yo? Esa es la pregunta que cosechan con tanta labranza de incertidumbre. Es el único tesoro que tienen: una pregunta sin respuesta que, sin embargo, no dejan de hacerse.
Comprender es la mayor ilusión del ser humano. Y el que se pregunta “quién soy” sin detenerse en ninguna respuesta es un viento que derriba todos los castillos de naipes construidos por la ilusión humana. Hasta que la última ilusión (la necesidad de comprender) desaparece. Todo es misterio porque todo es nada y porque nada es todo. ¿Qué le queda entre las manos? Este misterio sin palabras. El milagro de la vida. La certeza de ser.
El secreto del éxtasis se le revela tan sólo a quien es capaz de no pedirle nada (absolutamente nada) a la vida.
Simplemente ser. No ser alguien. No ser esto ni aquello. No ser humano ni divino, no ser ignorante ni sabio, no ser sagrado ni profano.
Esto parece inconcebible para el quehacer humano ¿Qué me quieres decir con “simplemente ser”? Acaso estás proponiéndome que viva como un vegetal. Nada de eso. Ni vegetal ni animal. Ni humano, ni ángel, ni dios.
El misterio sin filtro: simplemente ser.







(Por supuesto, el representante del rebaño viene a preguntar: ¿y qué consigo yo con simplemente ser? Respuesta: lo mismo que consigues siempre, absolutamente nada).
Lito Picapiedra – Ja, qué gracioso. Tanto si voy por la izquierda como si voy por la derecha, quedo con las manos vacías. ¿De quién proviene tanta burla?
Gurú Sánchez – Del mendigo que has inventado en el teatro de tus expectativas.
LP - ¿Yo soy el mendigo?
GS – Haces todo lo posible para que parezcas un mendigo. Representas ese papel muy bien. ¿Qué tal te va con esta obra teatral?
LP – Sabes perfectamente que vivo en estado de necesidad.
GS - ¿Y qué necesidad tienes de vivir en estado de necesidad?
LP - ¿Quieres decir que no necesito hacer el papel de mendigo?
GS - ¿Por qué lo haces?
LP – Bueno, es lo que me enseñaron desde pequeño.
GS – Ah, vaya, pero seguir siendo un nene malcriado no te luce, por lo que vemos.
LP – Te estoy diciendo que la vida es sufrimiento. ¿No es así, acaso?
GS – Si te pones gafas verdes, la verás de color verde.
LP – En tal caso, yo soy el inventor del mundo.
GS – Son todos inventos tuyos. Inventas un teatro al que llamas mundo y también inventas un personaje llamado mendigo. Pero no existes tú, pobre mendigo, ni tampoco existe el mundo. Todo es un delirio de tu imaginación.
LP - ¿Y qué me queda de tanta zaranda?
GS - ¿Cómo quieres que lo sepa? Hemos entrado en el reino del no saber. Aquí no hay lugar para los sueños que inventa la razón.
LP – Tienes razón, es una tontería preguntarte qué significado tiene la música.

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Extraído del libro "El Arte de Ser Natural", de Furia del Lago - Editorial Ananda

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Ilustración: El Delta del Río Lena