Es fácil creer que “yo no tengo ego”. Después de todo, el ego no existe. Con sólo abrir los ojos y mirarse por dentro, todo en un solo gesto, se puede comprobar que estamos nadando en medio del infinito.
Tú eres una célula del infinito, yo soy otra célula del infinito. No existe ninguna separación, en realidad. “Tú y yo” son meras formas gramaticales para designar personas diferentes imbuidas por la misma energía. Pero somos esa energía, con caras distintas.
Esta energía se llama “Yo Soy”. Es el darse cuenta del ser. Una persona cualquiera, una hormiga en medio de millones y trillones de galaxias, descubre que es el infinito metido en una semilla. ¿Parece raro? Bueno, también es raro que un árbol se meta en una semilla, ¿o no? Adentro de la semilla hay un árbol. ¿Qué es, pura imaginación o milagro?
Respuesta: las dos cosas.
Sí, una semilla es un prodigio de imaginación. Hagamos este recorrido: imaginación viene de imagen. El árbol se hace una imagen de sí mismo y la encierra en una cápsula. Esa imagen lo reproduce. Quizá con otra forma, no es una copia exacta. Pero la forma del nogal sigue siendo otro nogal.
Tomemos ahora a la persona humana. También es una semilla. En italiano, semilla se pronuncia “seme” y nosotros le decimos “semen” al esperma. Pero dejemos el latín básico.
Cualquier ser humano, sencillamente, es una máquina de reproducir conciencia. Podrá venir tu vecino y decirte: “Ah, pero yo soy alguien especial, único en el mundo y con características que no se parecen a las de ningún otro”. Bien, bien. El mamífero vestido se toma en demasiado en serio.
Cuando alguien dice “Yo Soy” está reconociendo esa energía desconocida que nos mueve. Mi “Yo Soy” es el mismo que tu “Yo Soy”. Cada uno de nosotros tiene la clara impresión de ser.
Pero a partir de esa naturaleza básica, nos agregamos atributos y características que supuestamente nos diferencian. Yo soy mujer, tú eres hombre, aquel es alto y el otro bajo, uno es rubio y la otra morocha.
Cada uno de nosotros es conciencia de ser. Eso se puede expresar de distintas formas, pero básicamente somos lo mismo.
Analogía. Todos somos agua. El agua puede ser envasada en un jarrón o una olla, puede caer del cielo o andar libremente por el campo, puede formar ríos o mares. Todo esto, ¿en qué cambia su cualidad esencial? En nada: sigue siendo agua.
Hace años escribí un libro de poemas titulado “La Barca de la Sonrisa”. Me robo a mí misma un poema en prosa, extraído de ahí:
Para definición del placer, tenemos a esos padres que juegan con el niño ese extraño rito de los reyes magos. El placer consiste en decirle al chico, cuando ya es tarde, que los reyes magos no existen.
Primero te enseñan a creer y luego te quieren enseñar a no ser crédulo.
Pero ya es tarde. Vives en medio de millones y millones de crédulos.
Creer es el único deporte que practican todos.
Si quieres hacer la prueba, pregúntale a cualquiera quién es. Verás que te responde: "Yo soy yo, ¡por supuesto!"
Es inútil. Hay demasiada gente que se toma demasiado en serio.
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Extraído del libro "Gracias a la Vida", de Furia del Lago - Editorial Ananda
Ilustración: "María Pía", de Fernando Natali (Córdoba - Argentina)
Gracias a la vida, gracias a vos por darnos estos escritos tan reveladores.
ResponderBorrarCuesta entender "Con sólo abrir los ojos y mirarse por dentro," es que nos miramos por dentro abriendo los ojos?, esto quiere decir que vivimos con los ojos cerrados?
De a poco quiero ir no tomándome tan en serio.
Abrazos desde el amor
Silvia
¡Ja!, qué buena expresión "el mamífero vestido que se toma demasiado en serio". Es muy buena descripción del estado de ignorancia, sobre todo, lo de tomarse demasiado en serio. Además, lo triste, es que lo que habría que tomarse en serio, esa consciencia de ser, pasa totalmente inadvertida.
ResponderBorrarGracias por la labor amiga.
Abrazos!
Ese "darse cuenta" del origen único que nos incluye a todos, de esa naturaleza única como el agua, de ese misterio como el de la semilla ... y entonces qué importa el ego? puede llegar a ser otro elemento más del decorado.
ResponderBorrarGracias amiga por tus siempre inspiradores textos.
Un abrazo!
bello, muy bello, como la de la foto...
ResponderBorrargracias
Hola furia:Te contesto con un regalo.
ResponderBorrar"A nosotros que, sin copa ni vino,
estamos contentos.
A nosotros que, despreciados o alabados,
estamos contentos.
A nosotros nos preguntan: “¿En qué acabaréis?”.
A nosotros que, sin acabar en nada,
estamos contentos"
Mawlānā Ŷalāl al-Dīn Rūmī
Un gran besote.
Tomarse a sí mismo por alguien real es una auténtica ruina. .... demasiado en serio, lo cual constituye el más ponzoñoso de los venenos
ResponderBorrarMawlānā Ŷalāl al-Dīn Rūm
En cierto modo, Silvia, es como vos decís, que vivimos con los ojos cerrados, velados por nuestros conceptos y alucinaciones, por nuestra ilusión de creernos alguien separado. Un abrazo, amiga.
ResponderBorrarSí, José Manuel. Lo que realmente debería tomarse en serio lo dejamos “para más adelante”. Y ese más adelante no existe. Sólo tenemos en nuestras manos este momento inasible. O mejor dicho, este momento nos tiene a nosotros, puesto que en realidad carecemos de todas las posesiones que pretendemos tener. En fin, todo recordatorio es saludable. Y esta manera de comunicarnos, con nuestros hallazgos y venturas, siempre nos van forjando como si fuéramos una obra de arte personal, aunque impersonal también, al mismo tiempo. Abrazos.
ResponderBorrarEso mismo, Zanara, esa manera de vivir en el misterio que cada cual tiene, ese deslizamiento por el río de la vida que nos contiene, adquiere una forma que sólo es un fluir. En tales circunstancias, ¿qué importancia tiene el ego?, como tú dices. Reveladora expresión la tuya: “otro elemento más del decorado”.
ResponderBorrarSentirse así, vivirlo, es nuestro tesoro. Gracias por compartirlo, amiga querida. Te doy el abrazo que me das.
Ah, Santosham. La belleza es la forma de la inocencia. Qué bueno, encontrarnos en ese paisaje común. Gracias a ti por formar parte del decorado.
ResponderBorrarNanako: Este Rumi siempre tiene un corazón irradiante que devasta todas las ilusiones. Qué gran amigo. Y qué suerte contar contigo, que lo traes al blog para engalanar este camino sin meta que venimos caminando. Un besote.
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