Angelo Nero – Tú dices que el amor es todo lo que hay. Y que si yo me considero una entidad separada de todo, entonces no puedo vivir el amor.
Turiya – Así es.
AN – Sin embargo, eso de vivir como alguien separado es lo que me hace sufrir.
T – Tú lo has dicho.
AN – Por eso es que buscamos el amor. Porque nos sentimos separados.
T – Sí, claro. Este sentido de separación te hace daño, porque al rendirle culto te sientes aislado, como si estuvieras en una isla.
AN – Si tanto me hace sufrir este sentido de separación, ¿por qué no entregarme al amor?
T – Mientras seas tú el que se entrega, no habrá entrega.
AN – Eso sí que no se comprende.
T – Tienes que entender primero por qué quieres separarte. La vida entera es una inmensidad y un misterio. El ser humano, si se quiere ver como alguien separado, se verá minúsculo, prácticamente inexistente.
AN – Sin embargo, en nosotros sentimos algo sublime.
T – Así es, minúsculos como somos, podemos percibir el milagro de la vida. Pero la vida es tan vasta y tan inclasificable, que estamos en ella, cada uno, como un insecto en un bosque sin límites. Además, el cuerpo tiene un mecanismo instintivo para asegurar su propia supervivencia: el miedo. Este mecanismo es tan invasivo que termina por ocuparlo todo. Empezamos por defender un cuerpo separado y luego defendemos una imagen de uno mismo como alguien separado.
AN – Tenemos cuerpos separados.
T – No tenemos nada. Somos conciencia que está morando en un cuerpo separado, pero somos una sola vida.
AN – Eso no es lo que dicta la educación soberana.
T – Precisamente, ahí está la raíz del asunto. Estamos acostumbrados a pensar que cada uno es una entidad separada, con voluntad autónoma. Esta separación ilusoria nos hace vivir forzadamente en un mundo ilusorio, un mundo fabricado por nuestros deseos.
AN – Es como si nuestros deseos se concentraran en reforzar esa fantasiosa separación.
T – Eso mismo. Pero al concentrar nuestra energía en esos deseos, estamos luchando contra la vida misma, que es una totalidad manifiesta. Así es como forjamos una especie de “existencia propia” (a la que llamamos “mi vida”) que está en lucha contra la vida misma.
AN – Separarse es conflicto.
T – El sentido de “yo” como alguien separado es conflicto. El yo mismo es conflicto.
AN – Pero yo soy yo. Esto es lo que piensa cada uno.
T – Ahí tienes. Tú eres tú. Eso es lo que dices. O sea, tú eres alguien definido, clasificado y separado. Nadie dice: “Yo soy vida”, por ejemplo. Lo que decimos es: yo estoy por aquí y el resto de la vida alrededor. Eso mismo es la separación. Y en esa separación estamos sumergidos. Estamos fuera del milagro. ¿Te das cuenta? La vida es milagro puro, pero nosotros queremos clasificarla, meterla dentro de una definición conceptual, limitarla a nuestro cuerpo y nuestra persona.
AN – Entonces, el “yo” es la separación.
T – El “yo” es un cúmulo de deseos. Te separas de la vida y luego le exiges a la vida que te dé lo que tú quieres. Así funciona el “yo”. Y puesto que la separación engendra conflicto y te hace sentir como alguien que está en una isla, quieres amor. ¿A qué le llamas amor? A sentir la unidad de la vida, pero separado de la vida.
AN – Eso es absurdo.
T - ¿No es así como vive el ser humano? Quiere tener amor, no quiere ser amor.
AN – Tú estableces una diferencia entre ser amor y tener amor.
T – Tener amor es una exigencia del ego, que quiere controlar a la vida. Eso, como tú dices, es algo absurdo. Pero el ego se basa en eso, en controlar. Su finalidad es la de mantener el control, porque al sentir que tiene el control, alimenta su ilusión de tener una vida propia.
AN – Pero, ¿qué sentido tiene ilusionarse con una vida propia si es nada más que una ilusión?
T – Si le buscas sentido, podrías encontrar unos cuantos argumentos. Eso es lo que hace el ego, buscarle sentido a la vida. Por cierto, sentido para quién, para sí mismo. “La vida tiene sentido para mí si soy feliz, si soy rico, si consigo amor, si esto o aquello”. Son todas condiciones que el ego le pone a la vida. Si la vida entera no reúne tales requisitos, el ego se enoja y proclama que la vida es una porquería o lo que sea.
AN – Pero tú dices que el amor es todo lo que hay. Entonces, ¿cómo se entiende que hayamos concebido el ego, el sentido de separación?
T – Eso también es amor, pero pervertido. Hagamos de cuenta que el amor es aire puro. Si te encierras en una habitación y jamás abres las puertas ni las ventanas, el aire quedará viciado y finalmente morirás asfixiado. Lo mismo pasa con el amor. Tú concentras todo el amor que te da la vida en un personaje particular: tú mismo, la imagen que tienes de ti mismo. Pones toda tu energía en sostener ese personaje. Y bueno, así te va.
AN – El personaje es obra del amor pervertido.
T – Sí, un amor tóxico, un amor suicida. Paradójicamente, el instinto de supervivencia se ha deformado tanto, que por exceso de cuidar la persona en donde mora tu conciencia, terminas por matarte.
AN – De todas maneras, yo no soy esa persona. Eso es lo que dices.
T – Claro que no eres esa persona. Es una persona imaginaria, es una entidad que finge tener autonomía, voluntad propia y el poder de hacer lo que quiere. En tales condiciones, no puedes amar, porque en cuanto quieras hacerlo, entrarás en la ilusión de hacerte daño a ti mismo.
AN – Vale decir, el amor no es personal.
T – El amor es todo lo que hay. En ese paisaje de totalidad, tú eres apenas un minúsculo granito de arena. No puedes guardar el amor en tu bolsillo. El amor es un darse que está recibiendo el don de dar interminablemente. ¿Crees que el pequeño y mezquino ego puede guardar dentro de sí la inmensidad de todo lo que hay?
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Extraído del libro "Gracias a la Vida", de Furia del Lago - Editorial Ananda
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Ilustración: "Henri Rousseau, el Aduanero", por Amalia Fernández de Córdoba
www.elmundodeviky.blogspot.com
Solo desde la unión con el Todo podemos experimentar la riqueza del amor.
ResponderBorrarMuy buen texto para la reflexión, querida Furia.
Que tengas una buena semana!
Un abrazo lleno de cariño, Sina
El amor es un darse que está recibiendo el don de dar interminablemente.
ResponderBorrarmientras no lo entendamos asi, es egoismo nada más
feliz noche
Mi querida Furia...La inmensidad del amor....
ResponderBorrarDefinitivamente el amor no es algo personal ni separado...
"Ser amor" es ser la totalidad, es la unión con la existencia...el amor es todo lo que hay!
Gracias querida Furia por estas palabras
Un abrazo cariñoso amiga y feliz semana!
Maribel
Querida Furia, gracias por seguir dando "vueltas de tuerca" al sentimiento de separación y de tener vida propia a través de estos diálogos (cada vez me recuerdan más a los diálogos socráticos).
ResponderBorrarSi se llegara a comprender profundamente esta parte:
"AN - Tenemos cuerpos separados.
T – No tenemos nada. Somos conciencia que está morando en un cuerpo separado, pero somos una sola vida".
creo que todo estaría ya en su justo lugar.
Un abrazo!
Turiya si que sabe, he????
ResponderBorrarAunque ella diría que sabe lo suficiente...
un saludín con tanguito de fondo
Santosham
Hola Furia:
ResponderBorrarLa única enfermedad que padecemos es la ilusión de la separación, si tan sólo supieramos dejarnos amar se acabarían las dudas...cómo podríamos dudar de lo que somos?
Cariños.
Hola Furia:
ResponderBorrarMe ha llegado especialmente el final. Turiya lo expresa claro como el agua clara: "El amor es todo lo que hay. En ese paisaje de totalidad ..." y es una llamada a deshacerse de los velos ilusorios que obstruyen cuánto somos, los cuales nos dejan anhelantes de nuestra verdadera naturaleza.
Un abrazo!
La riqueza del amor, como tú la llamas, Sina, es desbordante. Sólo tenemos que dejarnos llevar por ella. Un abrazo grande, querida amiga.
ResponderBorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarHola, Maribel, te he echado de menos. Pero en el lugar sin tiempo ni distancias no hay separación. Ya lo ves, es todo lo que hay. Un abrazote, amiga.
ResponderBorrarHola, José Manuel. Los mejores diálogos de Sócrates eran con Xantipa, su mujer. Y quizá eran parecidos a éstos, en donde el socrático Angelo Nero quiere saber y Xantipa (Turiya) destruye todo saber. Y bueno, hay que tomarlo con buen humor, para mejor visión de la cosa.
ResponderBorrarMe parece que esa visión está escondida y hay que sacarla a "conversar". De pronto, aparece como si nada. Y así ocurre con estos encuentros virtuales, en los que unos con otros nos regalamos gotas de luz.
Hola Furia Del Lago.
ResponderBorrarHermoso el texto sobre lo que todos los seres buscamos... Amor.
Somos como párbulos balbuceantes...,algun dia llegará esa comprensión desde el corazón...
Un abrazo amiga.
Hola, Santosham. A Turiya hay que hacerla trabajar 24 horas por día. Lo paradójico es que le gusta, porque el suyo es un trabajo "sin esfuerzo". Y para aumentar la paradoja, cuanto más sabe, es porque menos sabe. Te devuelvo el saludín.
ResponderBorrarEs como vos decís, Delia. Dejarse amar es lo difícil. Queremos que se nos ame por cualidades personales. Imaginarias, por supuesto. Pero el amor que nos da la vida es impersonal.
ResponderBorrarGracias por tu visita. Un abrazo
En este paisaje de totalidad, Zanara, el amor está revelándose y revelándonos. Desbordados por esa revelación, descubrimos lo que somos.
ResponderBorrarUn abrazo.
Hola, Arianna. Tu respuesta estaba más arriba, pero me equivoqué y quedó mal hecha.
ResponderBorrarEstamos todo el tiempo recibiendo vida y dando la vida. Eso es el amor. Y no entenderlo, como tú dices, es el absurdo egoísmo del sufrimiento. Un abrazo.
Sí, Peregrina. Esa comprensión está en el corazón. Dejemos que sea nuestro faro.
ResponderBorrarUn abrazo para ti, amiga.
No se puede guardar el amor en el bolsillo. Bien dicho. Recibimos amor, pero sólo para darlo. Y lo recibimos todo el tiempo. Si no lo damos, morimos envenenados. Esto es una descripción de la raza humana y sus tribulaciones. Gracias Furia.
ResponderBorrarDices, que el ser humano quiere tener amor, no ser amor. Esto es genial; el amor es como una vía de doble mano, el ego se enfoca siempre en una sola dirección.
ResponderBorrarSomos amor,tanto sea para dar como para recibir.
Gracias querida Furia, un beso, que descanses.
Hola, Oso. El amor es un darse y, como tú dices, lo recibimos todo el tiempo. Gracias a ti.
ResponderBorrarAsí es, Neytiri. El amor es una vía de doble mano, tienes razón. Un beso.
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