(Apuntes de un diario personal)
Seguramente, conoces el caso de esos niños que hablan en voz alta con su “amigo invisible”. Son los que llevan al extremo la locura social.
Pero, en realidad, cada uno de nosotros ha sido entrenado para conversar con su amigo imaginario.
A medida que va creciendo, un niño ve que sus padres hablan y hablan para mantenerse dentro de lo conocido.
El niño ignora, por cierto, que están haciendo eso, machacar lo conocido. Simplemente lo repite. Y así descubre que ese diálogo externo que mantienen los adultos es una copia del diálogo interno. Sin darse cuenta, los imita; y en poco tiempo termina él también por conversar con su amigo invisible.
¿Por qué el niño que habla en voz alta con su amigo invisible es tildado de loco? Porque los adultos no toleran que muestre las llagas de la sociedad. Si quieres hablar con tu amigo imaginario está bien, pero sólo si no lo haces en voz alta. Pero cuando andas por ahí, hablando con alguien invisible en voz alta, entonces queda en descubierto que estás hablando contigo mismo.
Pese a todos los disfraces, los seres humanos vivimos en una sociedad de locos, en donde cada cual habla con un amigo invisible.
Un niño recién nacido es puro ser. No está limitado por nada, ignora todo y por lo tanto está en estado de ser sin definiciones. A medida que va creciendo, descubre que está ligado a otras personas. Sus padres, los adultos, los amigos. Todo está organizado para tapar esa soledad primordial.
Cuando va creciendo, una persona se forma una personalidad. A eso se le llama “yo”.
¿Qué es ese “yo”? Un amigo imaginario. Alguien que va contigo a todas partes, conversando contigo. Así que tú eres el amigo imaginario de tu amigo imaginario.
“Pero si yo no hablo conmigo mismo, entonces me quedo solo”, dice alguien por ahí.
No existe la soledad, lo mismo que no existe la compañía. Son dos inventos humanos. La dependencia de los demás en montones de quehaceres nos hace creer que estamos en compañía. No es así. Lo que llamamos “compañía” son personas con quienes reforzamos lo conocido.
Por eso, cuando te juntas con alguien, ambos conversan. No pueden quedar callados.
El amigo imaginario es un gran inventor. Su principal invento es lo conocido. Ocurre algo y lo convierte en una experiencia. Su experiencia, por cierto. “Esta experiencia me pertenece, puesto que le ha sucedido a mi persona y no a la tuya”. Entonces elabora con su imaginación los datos de la experiencia, los transforma en palabras y luego está en condiciones de contársela a las otras personas.
Cuando hablamos con otros, lo que hacemos es sacar el amigo invisible de adentro y ponerlo afuera. Se lo estamos contando al amigo visible. De esta manera, lo que ha inventado nuestro amigo imaginario es una separación entre tú y yo.
¿Existe esa separación? Si se lo preguntas a tu amigo invisible te dirá que sí. Pero si desaparece el amigo imaginario, ¿quién está separado de qué?
Pues bien, aquí tenemos entonces toda la locura. Inventas un amigo imaginario. Y al hacerlo, inventas al mundo. El pecado original: la separación.
Cuando Adán y Eva se vieron desnudos, sintieron vergüenza. ¿De qué? Se sintieron separados. Por eso les dio vergüenza. Esto no es un mero cuento religioso, es lo que estamos viendo. Por eso es que los seres humanos somos los únicos mamíferos del planeta que andamos vestidos. Porque a toda costa queremos mantenernos separados unos de otros.
Tu amigo imaginario te mantiene separado del mundo. Esto significa que tú tienes una voluntad y el mundo tiene otra voluntad. A la voluntad del mundo la llamas “destino”.
Entonces, luchas contra el destino, puesto que jamás el mundo habrá de conceder lo que alguien separado le pide. Piensa en una hormiga que pretende vivir en forma de hormiga quinientos años (o eternamente) y que jamás tenga ninguna dificultad, ni problema, ni adversidad. Bueno, así es como te hace vivir tu amigo imaginario.
Al niño le inculcan lo conocido y se lo machacan a fuerza de convivir con los adultos. Por supuesto, el niño quiere parecerse a sus padres, así que aprende las lecciones de lo conocido. Pero un día sale al patio de su casa y descubre una flor. Queda extasiado con la flor. Le han dicho su nombre (violeta de los Alpes), pero lo ha olvidado por completo. Lo único que ve el niño es un milagro. Pero nadie le ha dicho nada sobre milagros, así que no entra ningún concepto tal como ése dentro de su cabecita. Y el niño mira en torno y ve todo iluminado. El jardín entero, ese pequeño escarabajo que trepa por el tallo de un jazmín, la tierra húmeda, una piedra por acá, una ramita por allá. De pronto aparece algo extraño, volátil, imprevisible, que le ronda cerca de los ojos de aquí para allá.
“Mamá”, dice el niño con los ojos tremendamente abiertos, mientras señala con el dedo índice hacia la aparición. La madre, que está sentada en un costado del jardín, deja la taza de té sobre la mesa y mira.
“Es una mariposa”, le dice al niño. “Mariposa. Ma-ri-po-sa”. Va marcando las sílabas para que el niño aprenda. Y el niño quizá diga “posa”, o algo por el estilo. Pero ya aprenderá a decir mariposa. Mientras tanto, el asombro infinito de haber visto aquella mariposa se pierde bajo la costumbre social de aprender un lenguaje que, tarde o temprano, el niño habrá de domesticar en las conversaciones que sostenga con su amigo imaginario hasta quedar domesticado por él.
Un día vas a la playa y descubres que el mar es inmenso. La simpleza del descubrimiento te avasalla. De repente desaparece tu amigo invisible y quedas ahí, en soledad y comunión con el mar, con el mundo, con todo y con nada. Es un pequeño satori.
Sencillamente, descubres que no hay separación. Que el ser es la comunión de todo y nada.
Pero no dura mucho. En poco rato, el amigo imaginario se presentará en tu cabecita domesticada para poner un poco de orden en tanto caos.
Las cosas se presentan de tal modo porque el amigo invisible ha inventado todo esto. Es el organizador de lo conocido. Y no sólo eso, es el controlador de todo. Ja.
Repasemos.
Eres conciencia que se manifiesta a través de una personita, el niño que eres. Ese niño conoce otras personas y eso lo hace descubrirse como persona. Al aparecer el otro, aparece el yo.
Siguiendo los pasos de esas personas adultas, el niño aprende la principal manía de todas ellas: la de sentirse como entidades separadas.
¿Cómo lo haces?
Hablando con tu amigo imaginario.
Este amigo imaginario te organiza el mundo entero y toma el control de lo que llama “tu vida”.
Esto de tener un amigo imaginario te garantiza locura sin fin. Si estás separado de todo, entonces no hay posibilidad de vivir en este mundo. Vives en una isla. A-islado. Cada cosa que haces te separa de todo. Te conviertes en una amputación de la vida. En un desgarro de la existencia.
De manera tal que el famoso Valle de Lágrimas no es más que un invento. Y es un invento de tu amigo imaginario. Míralo: tú crees que tienes una vida separada y tu vecino cree que tiene una vida separada, los millones de mujeres y hombres que habitan el planeta suponen que tienen vidas separadas. Por supuesto, en este ambiente, mi vida es más importante que la tuya. Ja. Eso quiere decir que yo voy a luchar para que el mundo entero me dé lo que pretendo. Y tú lucharás para conseguir que el mundo te satisfaga. Y así terminamos unos contra otros, todos en una guerra completamente imaginaria.
Alguno más despabilado, descubre en algún momento el truco y decide ir a ver a un gurú. Según dicen, el gurú se ha librado de toda esa locura imaginaria y vive en la “realidad”.
Va entonces a la casa del gurú y éste le dice: “No te preocupes más por eso. Tú no eres una persona separada. Tú eres Dios”.
Genial. Ahora sí que tienes tema de conversación con tu amigo imaginario…
“Es lo que siempre te dije: que yo soy Dios”, machaca tu amigo invisible. Y la locura sigue.
Te toma unos seis años descubrir que los Reyes Magos no existen. Te toma muchos más años descubrir que Dios no existe. Pero es probable que te tome toda la vida descubrir que tú no existes.
Macario Ninguém
Entonces aparece David Carse y te dice: “No hay nadie en casa”. Vale decir, está todo vacío. Por lo tanto tu amigo imaginario no existe. Y puesto que tú eres tu amigo imaginario, tú no existes.
Muchos dicen que Carse está iluminado, pero él mismo aclara que no existe tal cosa como la iluminación, puesto que no existe nadie que pueda experimentarla. Sencillamente, no hay nadie en casa.
Claro está, tampoco existe “nadie” que soporte a Carse. El tipo lo sabe y no se dedica a enseñar nada. Después de todo, lo que los oscuros llaman “la iluminación” es eso: descubrir que no existe el amigo invisible.
Observa bien esto. Si no existe el amigo imaginario, tampoco existe el mundo, puesto que el mundo es un invento del ego (el amigo imaginario) para establecer una separación ilusoria entre el mundo y yo.
Si no existe el mundo, nada existe.
Y es así.
Escuchemos a Wei Wu Wei: “La comprensión esencial es que en realidad nada es. Esto es tan obvio que no se percibe”.
Por supuesto que no se percibe. ¿Quién podría percibirlo? No existe quién lo pueda hacer.
Parafraseando a Khyungpo Naljyor, somos unos ilusos que “realizamos ilusoriamente prácticas ilusorias, a fin de alcanzar una iluminación ilusoria, y liberar a todos los seres ilusorios de sus ilusorios sufrimientos”.
Con ego, se aprende a los golpes. Sin ego, no hay nadie que necesite aprender.
Todo esto yo se lo he contado a mi amigo imaginario. Pero abro la cabeza y te lo muestro a ti.
Ni tú ni yo existimos.
En este lugar donde no existimos, es posible compartir la visión única.
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Extraído del libro "Gracias a la Vida", de Furia del Lago - Editorial Ananda
Querida Furia ,que es lunes, ya sabes , hoy la mente está bastante perezosa y tú nos lanzas a la deriva y apáñatelas como puedas.....
ResponderBorrarHuy si hablara el amigo invisible, es el que lo sabe todo, pero no se ACUERDA DE NADA, es mejor creo yo
a pesar de lo que digan, yo existo y mi amigo imaginario tambien, y no estoy iluminada será por eso que lo veo así
Gracias Amelia por este despligue, yo ya hice mi tarea
besos
"Tú crees que el mundo es como es porque te dices a ti mismo que es así". Esto le decía Don Juan a Castaneda, cuando le explicaba cómo funciona el diálogo interno.
ResponderBorrarEste recurso del amigo imaginario es fuerte, busca el impacto emocional. En mi caso, da resultado. Me suprime como amiga imaginaria de mi amiga imaginaria. Ja.
Un abrazo, Furia.
Hola Furia,
ResponderBorrarexpléndido, como siempre, este despliegue del diario personal.
No obstante hay un punto que, en mi caso, no concuerda y lo puedo saber porque lo tengo grabado en la memoria. Como te comento mi experiencia es que no hace falta que te entrenen para dialogar con el amigo imaginario, sino que éste viene con el "lote". Y lo sé porque recuerdo perfectamente haber estado pensando (es decir que ya venían pensamientos) en la cuna antes de saber hablar. Y además era consciente de que eso no era normal... entre otras curiosidades más. Por lo que creo que la experiencia de la separación-individualización aparente, no se adquiere por mimetismo o aprendizaje, que por supuesto la refuerza, sino que simplemente es inevitable con la manifestación en este estado, por decirlo de algún modo.
Por cierto, esa frase de Macario Ninguém es... bueno no hay palabras.
Un abrazo amiga!
¿Quién le hace qué a nadie?
ResponderBorrarHola Furia:
ResponderBorrarQue gran descubrimiento reconocer al amigo imaginario, lo podemos ignorar, escuchar, responderle o no, lo cierto es que siempre se las ingenia para aparecer, opinando, juzgando, sentenciando...cómo librarnos de él?...es nuestra sombra y nos acompañará en este paseo por el tiempo, démosle su lugar y sólo será un cachorro juguetón.
Cariños.
Furia, que bien esta exposición del amigo imaginario, el que acompaña siempre, yo he aprendido a escucharlo con un poco más de atención para aprender de él sin tanto ego, un abrazo.
ResponderBorrarHola, Arianna. Te he pescado con un poco de pereza y mucho humor, ja. Creo que es buen talante para leer estos ladrillos que publico aquí. ¿A quién le importa la famosa iluminación? Gracias a ti, por la visita.
ResponderBorrarSí, Neytiri. Es un recurso, algo así como un vistazo. Otra manera de mostrar lo conocido como desconocido, para que ambos aspectos se anulen entre sí. Gracias por la visita. Un abrazo.
ResponderBorrarSí, José Manuel. Es un rotundo misterio todo esto. Fíjate que a mí siempre me ha llamado la atención este asunto del hijo parecido al padre. Puesto que es de lo más natural, a la gente le parece de lo más natural. Pero si te pones a pensar, ¿cómo es que se transmite la imagen? Claro, claro, si a través del semen o del óvulo se transmite una persona entera, una imagen sería lo de menos. Pero es así. Tengo foto de una de mis hijas, tomada por ejemplo a los 15 años, y es exactamente el retrato de mi madre a los 15.
ResponderBorrarAhora bien, el hecho de que sea "natural" no hace más que ahondar el misterio.
Hay una conversación de Don Juan con Castaneda en la que le explica qué es el nagual. Y le dice que se trata de un misterio insondable. Pero cuando Castaneda le ofrece algunas de sus dudas, don Juan de inmediato alza las cejas y dice: "Tienes razón, también el tonal es un misterio insondable".
Lo mismo pienso sobre lo que dices tú en cuanto al amigo imaginario. Yo lo había visto más como proceso mimético, de costumbre social, pero es posible que venga ya con el "lote", como tú señalas.
Así que todo esto no hace más que profundizar el misterio.
Lo más misterioso de tanto milagro es que, al mismo tiempo, se manifiesta en un mundo de ilusión.
Gracias por la visita, José Manuel. Un abrazo.
Claro, claro, anónimo. ¿Hay alguien aquí a quien le importe?
ResponderBorrarSí, Delia querida. Estoy de acuerdo con vos. Hay que tomar al amigo imaginario como un cachorrito juguetón. Magnífica imagen la tuya. Y de vez en cuando, mandarlo a dormir. Ja. Un abrazo amiga.
ResponderBorrarHola, Queoquina. Es muy visual eso que dices: hay que aprender a escucharlo al amigo imaginario, claro que sí. Gracias por la visita. Un abrazo
ResponderBorrarLas ventajas son múltiples, tener conversación, es posible que hasta te contestes tú a ti mismo, siempre y cuando hagas buen uso de la esquizofrenia
ResponderBorrarUn amigo imaginario te aísla de todo y te hace vivir el presente, luego se va.
Es verdad, Nanako. El amigo imaginario es para los que buscan ventaja. Por eso, los que buscan ventaja viven aislados, en una isla.
ResponderBorrarUn besoto.