(Cuaderno de apuntes de Juana López)
Si cuidas tu libertad
tal como ella te cuida,
le darás toda la vida
y ella será tu heredad.
Y nunca, lo que te pida,
te ha de quitar lo que tienes:
el don de ser, la conciencia
de estar teniendo conciencia.
Estos son todos tus bienes;
y la libertad, tu ciencia.
Escribí esta décima mientras viajaba en el autobús, yendo al trabajo. Es fluida, pero siento que las palabras son nada más que la puerta. Dar la vida es libertad y es lo que reina más allá del “yo”. Mejor dicho: es lo que es, puesto que el “yo” es nada más que una entidad imaginaria.
En una de ésas, si quiero hablar de la libertad, me gusta más este poema en prosa de Robert Fisher:
Los animales aceptan y los humanos esperan. Nunca oirás a un conejo decir: “Espero que el sol salga esta mañana para ir al lago a jugar”. Si el sol no sale, no estropeará el día al conejo. Es feliz siendo conejo.
Ser libre, no depender de las circunstancias. Esto me recuerda la niñez. Los días tremendamente fríos, con nieve, con viento. Y, sin embargo, no había nada que nos quitara el entusiasmo a mi hermano ni a mí. Siempre hallábamos regocijo en la vida misma, en “ser conejos”, o lo que fuéramos.
¿Quiénes éramos entonces? Si alguien nos hubiera preguntado, seguramente nos habría ganado la perplejidad. ¿De qué me hablan? No me interesa ser alguien en especial, por cierto.
Probablemente, yo hubiera dejado que la pregunta me resbalara por el ánimo y me hubiera ido corriendo, a jugar a otra parte.
Iluminación
es vivir sin un futuro,
liberarse de la pretensión de seguridad.
Sin un futuro, ¿adónde se ha ido el pasado?
Es el final de lo conocido
y la interminable exploración de lo Desconocido.
Es el final de la lucha
por ser alguien o algo.
Es el final del buscar.
Es el final de intentar convertirte en alguien.
Es el final del tratar de agarrarte a algo.
Es el final del intentar que suceda algo.
O que no suceda.
¡Qué alivio!
Scott Morrison
El hombre era joven, pero ya había alcanzado una posición importante en la oficina, la de gerente de compras. Por eso, estaba ansioso de ver su nombre en la puerta de su primera oficina privada. Sin embargo, pasaron varias semanas y el nombre de su antecesor seguía en la placa. Un buen día, quitaron la antigua placa, pero en su lugar no pusieron nada, otra vez por varias semanas.
Al cabo de un tiempo, se presentó un carpintero, Anselmo Cataldo, con una placa que llevaba el nombre del nuevo gerente.
Mientras Cataldo estaba colocando la placa, el joven gerente comentó:
- Es curioso: durante las primeras semanas que estuve aquí, fui otra persona; luego no fui nadie, y ahora por fin voy a ser yo.
Cataldo lo miró por encima de sus antiparras y luego, mientras seguía con su trabajo, le dijo:
- Le están pagando igual, ¿no es cierto?
Al conejo le están pagando lo mismo de siempre y es feliz siendo conejo. No necesita que haya sol. Si el día está nublado, disfruta igual siendo conejo.
Al gerente también le están pagando lo mismo de siempre, pero le preocupa saber si es alguien, si es otro, si es nadie, si es él mismo.
¿A qué tantas preocupaciones?
El conejo es feliz siendo conejo: él conoce el secreto de simplemente ser.
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Extraído del libro "Simplemente Ser", de Furia del Lago - Editorial Ananda
Que bueno Furia!!!.
ResponderBorrarSimplemente ser, como el conejo...
No tener expectativas, que provienen de esta mente deseosa de placer...
Un abrazo molecular!!.
Je, sí, en ocasiones, los mensajes de lucidez nos viene de lo más cotidiano. La inocencia de los animales no está siempre enseñando "cómo ser sin mente", el carpintero te muestra lo obvio... Buenos maestros para la mente, o mejor dicho, para la conciencia que se cree ser mente, aunque sea en forma ilusoria.
ResponderBorrarGracias Furia, un abrazo.
Furia, esta entrada tuya... sniff, sniff ... que añoranza de ser conejo!!! :,(
ResponderBorrarUn abrazo!
no sé porque, pero me parece que seguiré tu consejo sabio:
ResponderBorrar"probablemente, yo hubiera dejado que "la vida" me resbalara por el ánimo y me hubiera ido corriendo a jugar a otra parte..."
mucho juicio, mucha etiqueta, mucha gente
un saludo furia y gracias
BUENO FURIA:
ResponderBorrarAprendamos a ser.
Un besote
Si Santosham,
ResponderBorrarEn el mundo "de las relaciones humanas" en el que vivimos hay mucho ruido, mucho juicio, mucha etiqueta. Forma parte de ese mundo ilusorio que "hemos montado" para satisfacer nuestros muchos deseos... puro juego, pura irrealidad. Como el concepto del tiempo-horario que es algo que hemos inventado para controlar (nuestra mente racional siempre quiere controlar). Pero... en el fondo el mar siempre está tranquilo...
Un abrazo!!.
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ResponderBorrarQueridos amigos:
ResponderBorrarEn el fondo de tantas apariencias, el simple ser está morando, eternamente.
Y es tan simple, que hasta resulta difícil de creer para la mente entrenada en conseguir algo, en obtener provecho o en buscar motivos. El ser no tiene ningún motivo para ser y eso es fácil de comprobar. Sencillamente, con sólo callar esa mente parlanchina, se puede ver aquí y ahora.
Gracias por sus reflexiones.