(Cuaderno de apuntes de Juana López)
Somos cada cual una frágil burbuja, una mota de polvo, una minúscula forma de vida vagando entre miles de millones de galaxias. Somos prácticamente inexistentes. Pero estamos tan envanecidos por nuestra arrogancia que el enorme misterio de la vida se nos pasa por alto.
Sin embargo, la vida misma se encarga de ponernos en nuestro lugar una y otra vez.
Dios Querido,
sé bueno conmigo,
el mar es tan inmenso
y mi barca tan pequeña…
Oración de los pescadores
Sostener el "yo soy" como perplejidad o pregunta fundida en la respuesta es algo devastador. Claro está, si digo que "yo soy una persona" o que soy alguien importante, o que tengo tales y cuales atributos, ya estoy armando un esquema dentro de lo conocido y eso (lo conocido) es lo que suelo considerar como "yo".
Con sólo indagar en esto, se advierte que el famoso "yo" pierde fuerza. Lo otro, el "yo soy" sin atributos, es algo que se pronuncia con la sangre que recorre nuestras venas, no con palabras.
Buscar palabras que suenen como notas y señalen al silencio que las escucha, el que mora en el pecho.
Te la pasas preparándote para dar ese salto que no tiene un piso a donde volver. Eso de prepararte ya es el piso. ¿No lo ves?
Para ir a donde no se sabe
hay que ir por donde no se sabe.
San Juan de la Cruz
La vida te da todo. Pero tú quieres algo. Ahí es donde te conviertes en la inventora imaginaria de problemas imaginarios.
Tenemos miedo de admitir que Dios está aquí, ahora. Eso no está bien visto socialmente. Y eso, por otra parte, nos convierte en nulidades incuestionables pero, al mismo tiempo, vaya paradoja, nos convierte en Dios mismo.
Es que Dios también es nada y es todo, ambas cosas al mismo tiempo, unidad absoluta. (Y el absoluto no tiene opuesto).
En vano buscas a Dios porque lo tienes delante de ti, dentro de y siendo las cosas de este mundo. Alarga tu mano, ahí está la mano de Dios. Mira tus piernas, son las piernas de la divinidad. Ese pájaro que acaba de posar en esa rama, ¿de verdad crees que eso no es manifestación de Dios?
¡Mira! ¡Mira a tu alrededor! ¡Dios está en todo! Un dios que no esté en todo es un dios pequeño, un dios de la mente, un dios de creencias, religiones, pensamientos. ¿Acaso eso no se llama idolatría? ¿Acaso no se trata de un mero ídolo fabricado por la mente, fabricado por el hombre?
¡Deshazte de todo eso! Deshazte de todas las religiones, regresa este momento y contempla al Dios que llevas buscando toda tu vida. Regresar al Ahora constituye la verdadera adoración, la verdadera oración, la verdadera meditación, la verdadera fe, porque sólo a Dios se le puede ver, sentir, oír y experimentar ahora. ¿Sientes cómo respiras? ¿No es Dios el que respira a través de ti? ¿Sientes cómo te palpita el corazón dentro del pecho? ¿No es eso obra de Dios? ¿De verdad necesitas un futuro para poder encontrarlo? ¿No está contigo ahora mismo? ¿No te está mirando directamente a los ojos?
San Agustín
Ese miedo de admitir que Dios está presente aquí mismo, que es la única presencia, nos hace cometer las estupideces más ridículas. La principal de todas es que cada uno se ponga a conversar con uno mismo cuando está solo.
El miedo proviene de haber dicho “yo” y creérselo. Esa creencia tiene pies de barro y está siendo amenazada por la presencia misma de la Presencia Única, ahora mismo.
********************************************************
Extraído del libro "Simplemente Ser", de Furia del Lago -Editorial Ananda
Hola querida Furia,
ResponderBorrarMe encanto esta entrada.Creernos superiores a que, es por eso que buscamos conocimiento para tener seguridad.
Cuando aceptamos lo que somos no enfocamos mas la atención, es lo que es. Como un montón de estrellas en un espacio infinito impregnados de dios.
Un besote
Aunque hay muchos que sin saber opinan, hay otros que sin querer opinar saben mucho...
ResponderBorrar(desde el envoltorio del chicle número 5)
Gracias furia, como siempre por provocar la indagación.
un saludo cariñoso
"La vida te da todo", como diría Gangaji: Ríndete ya! a esa simple-gran verdad.
ResponderBorrarUn beso!
Ahí está y estuvo siempre... la gran tontería fue "creernos" en este hermoso y fugaz rol que jugamos... y volvemos a los chicos, qué rápido entran y salen de sus roles! aprender de ellos y hacer lo mismo.
ResponderBorrarUn abrazo.
Me gusta comparar nuestra forma de vida en el universo con una diminuta célula en nuestro organismo. Menos que eso somos y que nos creemos?.
ResponderBorrarLa vida nos da todo, siempre, aqui y ahora, delante nuestra y nosotros no sólo no lo contemplamos, sino que nos buscamos problemas donde no los hay...
Dejémonos llevar por el río de la vida, sin nadar a contracorriente, que Dios sabe donde nos lleva...
Gracias Furia, Nanako, Santosham, Zanara, Delia!!.
Sí, en definitiva, es la arrogancia en esa creencia de "yo" negando con ello la Presencia eterna. Está claro que el sufrimiento hará que esa arrogancia se resquebraje con los golpes que haga falta.
ResponderBorrarGracias Furia, esta mezcla de lucidez y poesía es "bestial". Un abrazo.
Ufff que escalofrio he sentido al leer a S. Agustin, el mismo que me recorrió en el monasterio agustino cuando lo ví por lª vez en un lienzo , en el cual junto a él había un ángel con un libro abierto en el cual se leía "Toma y lee" su mirada me quedó grabada, he vuelto alguna vez para verlo de nuevo....
ResponderBorrarEs la búsqueda de lo que ya tenemos ¿Porqué Le buscamos si ya lo encontramos?
Gracias Furia, muchas sensaciones en una misma entrada, eres genial amiga, pero a veces me sumerjo y no puedo salir a flote
Buenas noches, y dulces sueños
Querida Furia, para encontrar hay que restar, restar todas nuestras ideas , creencias deseos y apegos, entonces en la simpleza de la vida misma se encuentra a Dios en sus múltiples manifestaciones y entonces se comprende que no se necesita hacer, pensar o decir NADA. Es tan simple la vida y como nos gusta hacerla compleja en compañía del terrible ego. Y cuando hay un pequeño deslumbre de esto, y comienzas a restar eres juzgado de no tener "ilusiones" o no "creer" o no luchar, una sarta de cuestionamientos por no subirte al carrusel del "yo soy por..." y eso es no darse cuenta que ese carrusel es no llegar a ningún lado, solo a espacios vacíos y desgastes mentales y físicos. Aprender a vivir de manera diferente es la constante. Un abrazo querida Furia.
ResponderBorrarCuando aceptamos lo que somos, de pronto nos encontramos en el país de Lo Que Es. Así es, Nanako. Estoy de acuerdo con tus palabras. Un besoto.
ResponderBorrarVaya, Santosham, me has llamado “provocadora de la indagación”. Voy a poner la matrícula en la puerta. Ja. En eso le doy su razón a lo que dice Adyashanti, que la indagación es fundamental para la meditación. Es más, una indagación profunda, te sumerge en el silencio que ya eres. Me ha gustado el diploma que me has dado, como ves. Da gusto no tomarse en serio (un vicio que ambos compartimos).
ResponderBorrarCariños.
Hoy mismo, Zanara, hablando con una de mis hijas, le dije: “La vida no te da lo que le pedís. Te da lo que le das”. Si vieras la mueca de gran desagrado que me dedicó. Y bueno, es lo que me da la vida… Un beso, querida.
ResponderBorrarSí, Delia. Escaparse del rol que tenemos asignado. Desenchufar el chip que nos han colocado y soltarnos. Como si fuéramos chicos.
ResponderBorrarSigamos jugando, amiga. Un abrazo.
Gracias a ti, Gorka, por tu luminosa presencia.
ResponderBorrarAy, José Manuel. Pensar que la arrogancia le pertenece a un personaje que no existe. Y que tenemos programado tanto miedo… Miedo de perder a ese personaje que no existe. El absurdo total.
ResponderBorrarUn abrazo amigo.
Hola, Arianna. Como diría Ramesh, la búsqueda empieza desde el “yo personal” y termina con la desaparición del yo personal.
ResponderBorrarTodo está bien, querida. Las cosas son como son.
Gracias por la “gracia” de tu visita. Un beso.
Queoquina, querida. Qué potencia tienen tus palabras. Vivir de esta manera diferente es nuestra fuerza. Los demás dicen que no tenemos ilusiones. Y bueno… Que digan lo que quieran. Por otro lado, es cierto. Ya no podemos volver atrás. Hemos bajado del carrusel. Y estamos recorriendo la aventura de ser quienes somos.
ResponderBorrarMientras tanto, en el carrusel (como tú dices) no se llega más que al desgaste permanente. Cuando lo has visto, sigues haciendo lo tuyo, pero completamente desapegada. Hay una conexión con algo más grande que el pobrecito ego. Y esa conexión se fortalece.
Un abrazo, querida Queoquina.