Hoy es el último día. No queda nada por delante y, por cierto, no ha quedado nada por detrás.
Esto es lo que el buscador espiritual ha buscado por todas partes.
¿Se atreve a vivir con esto?
¿O quiere seguir buscando?
El Advaita podría ser llamado, también, la Tradición del Último Día. No queda tiempo para descubrir que el ego no existe. Es decir, por pura visión sin antiparras culturales, se derrumba la ilusión madre, la ilusión que engendra todas las demás ilusiones: el yo.
No es una meta que se alcanzará un día indefinido de un futuro ilusorio a través de un camino consolador.
No. Aquí no hay tiempo, no hay consuelo para nadie.
El día de hoy no es adiós ni bienvenida. Es lo que es. Todos tus planes han desembocado en esto. El tiempo era un zumbido en la cabeza que se imaginaba una vida personal. Esa vida personal, ahora, está disuelta como un terrón de sal en el océano de la vida sin límites.
¿Se puede vivir sin ego? Eso es como preguntar si se puede vivir sin planes y sin resentimientos.
Pero pongamos las cosas en su lugar: si el tiempo ha desaparecido, la vida está completa. Esto es todo, aunque sea nada también.
Caso contrario, si aparece alguien a decir: “Voy a quedarme sin planes ni resentimientos”, ya está con el tiempo y su carrusel personal instalado como centro del universo. El personaje no ha soltado el control. Y la magia del último día se pierde, embarcada y adormecida en los ilusorios días venideros.
En realidad, al admitirse que hoy es el último día, esto ni siquiera es un día, ni una semana ni una hora, ni nada que se le parezca. Es una jugarreta del lenguaje: hoy es el último día; por lo tanto, el último día no existe.
Lo que ha quedado en nuestras manos, entonces, es nada. Y esto no se parece a nada.
¿Qué puedo hacer?, pregunta el ego. Pero su débil voz queda disuelta en el silencio.
-----------------------------------------------------
Extraído de "El Amor es Todo lo que Hay", de Furia del Lago - Editorial Ananda
-------------------------------------------
Foto: A todo sol en el Río de la Plata
Creo, Furia, que este es el mejor post que has publicado nunca.
ResponderBorrarUn abrazo.
Maravilloso, si el personaje no suelta el control la pregunta y la respuesta son imposibles, seguirá siempre en el juego de la voluntad, el esfuerzo y los logros, círculos viciosos, sin salidas ni soluciones.
ResponderBorrarGracias por esta claridad, cariños.
Hola,me quedo con la frase
ResponderBorrarVoy a quedarme sin planes ni resentimientos
Y paso a dejarte un cariño, te leere frecuentemente.
Un abrazo
Con la meditación el ego de va disolviendo poco a poco ... dejaremos que el ego se siga preguntando.
ResponderBorrarGracias, querida Furia, muy valioso este escrito.
Un abrazo muy luminoso!
Sí, Furia, sin proyección temporal la entidad personal imaginaria no puede subsistir. Y aunque le quedan fuerzas para intentar esa última pregunta: ¿qué puedo hacer?, creo que con esta entrada le has dado la estocada final. Gracias.
ResponderBorrarUn abrazo!
Hola Furia.
ResponderBorrar"Sin control ...sin resentimientos".
Ahi es nada.
Besos.
El ego como un mecanismo que inventa el camino, la meta y los ideales. Estamos instalados en una especie de película donde parece que vamos hacia alguna parte.
ResponderBorrarDe pronto, se advierte que la película es un invento "mío" y que esto que llamo "yo" también es un invento mío. Entonces el mundo desaparece. O sea, el "yo" desaparece.
Buena entrada, Furia. Un abrazo.
Qué bueno compartirlo, Amelia. Un abrazo.
ResponderBorrarSí, Delia. El personaje es el control. Y el círculo vicioso impide decirle basta al círculo vicioso.
ResponderBorrarGracias también por tu claridad. Un abrazo.
Hola, Irie. Gracias por tu visita. Ya pasaré yo a visitarte. Y ojalá podamos compartir la gracia de lo único. Un abrazo.
ResponderBorrarHola, Sina. La disolución del ego crea meditación y la meditación disuelve al ego. Un abrazo grande.
ResponderBorrarLa proyección temporal, como tú dices, José Manuel, es la enfermedad del ego. Y este artilugio del “último día” es una estocada, sí, una manera de entregarse al misterio. Un abrazo.
ResponderBorrarHola, Peregrina. Es como armar un juguete que nos atraiga lo suficiente como para olvidar el tiempo. Un abrazo.
ResponderBorrarQué buen comentario el tuyo, Luciana. Fabricamos ese mundo a base de pensar lo que habremos de lograr hoy, mañana y pasado mañana. Por supuesto, en el “último día” eso no existe. Y, por lo tanto, al desaparecer el mundo, desaparece el yo. En eso estamos. Un abrazo.
ResponderBorrarMe gusta esta frase tan potente:
ResponderBorrar"¿Se puede vivir sin ego? Eso es como preguntar si se puede vivir sin planes y sin resentimientos".
Inspiradora al 100%. Vivir sin apego a los planes (o al menos sin apego a los resultados, en caso de que los planes surjan por sí solos) y sin obsesionarnos con el pasado (resentimientos) es vivir de una manera bella y limpia, sin dejarnos empujar por el ilusorio tiempo.
Es una idea muy potente, expresada bellamente en tan pocas palabras.
Me he acordado de una frase que me encanta y que puede armonizar con el tema de este post:
"Este momento es tan bueno como cualquier otro momento de la eternidad" (Ralph Waldo Emerson).
Siempre me relajó esta frase, y creo que es porque en mí tuvo el efecto de desengancharme de la obsesión con el tiempo. Al sentirme relajado en lo que es (el momento) ya no me hacía falta dar vueltas al pasado o el futuro jejeje
Gracias por el post, FURIA DEL LAGO. Es muy bueno... como no podía ser de otra forma... pues es lo que es ;-)
Si te refieres con ego a ese "hacedor personal" que se mueve en el pasado y futuro... SI!!!!! se puede vivir sin ego.!!!!!
ResponderBorrarAunque aún así necesites de un ego que atienda cuando se le llame por su nombre, para comunicarse con otros "objetos ilusorios como el" en esta ilusoria experiencia de vida.
Pero siiiiii, digamos basta ya de expectativas de futuro, de los que nos pasó, y de todas las patrañas de el mio y lo tuyo, del yo hago y el yo elijo, del yo piendo y yo creo y así sin más dejémonos caer "al abismo" sin fondo. Sin pensar, sin saber, sin entender, solo abrir los brazos a ESO que siempre ha estado ahi...
en nosotros
hermosa entrada (aunque Turiya se reiría a carcajadas de esto... o guardaría silencio)
un abrazo
:) sí: "El Advaita podría ser llamado, también, la Tradición del Último Día." o del último minuto de ilusión.
ResponderBorrarGran entrada, coincido con todos!
Un abrazo!
Muy buena entrada Furia, nada que agregar, me quedo en silencio, gracias.
ResponderBorrarHola furia :Lo que nos queda es entregarnos en silencio.
ResponderBorrarMuy bueno.
Sí, Toni. Lo que hablas es como soltar amarras de una embarcación. Y aunque la embarcación parece pequeña en medio del gran mar, también es suficiente para navegar. Navegar el momento, como tú dices.
ResponderBorrarEstos viajes se crean por sí mismos. Es cuando “yo” desaparezco que surge la poesía del momento. Puede ser un niño que pasa, la brisa que agita las hojas de los árboles, una frase de Emerson. (Emerson es tan bueno como cualquier otro).
Y así, sin esfuerzo ni deliberación, nos hallamos “jugando alegremente” con el instante.
Fue buena idea pasar por aquí. Que la gracia te acompañe.
Hola, Santosham. Esto de volar porque sí aporta una visión desde lo alto que embriaga de sobriedad, valga la paradoja.
ResponderBorrarY el abismo es otro nombre de la carcajada.
Un abrazo
Querida Zanara, has agarrado el aire con tus manos para dejarlo seguir. Claro que sí: el último día es el ego tan achicado que puede llegar a desaparecer. El último día, una especie de obra de arte llamada Zanara, por ejemplo, y cuyo artista es Lo Que Es.
ResponderBorrarGracias por tu visita, querida amiga. Un beso.
Ah, Queoquina. Me da gusto que hayas venido a visitarme. Unidas en el silencio, dejémonos abrazar por el silencio. Gracias, querida.
ResponderBorrarHola, Nanako. Un besoto de silencio.
ResponderBorrar