
Angelo Nero - ¿Qué es eso que llaman iluminación?
Turiya – Propongo que en lugar de iluminación hablemos de la inocencia primordial.
Angelo Nero – Entonces, debo deducir que eso que tanto anhelan los buscadores espirituales es la inocencia primordial. Pero, ¿se puede volver a la inocencia primordial?
Turiya – No se puede. La inocencia es lo que tú eres, nunca dejaste de serlo. Te confundieron los deseos y pensaste que podías elegir entre el bien y el mal.
AN – No entiendo; ¿acaso no existen el bien y el mal?
T – No. Tú te inventas una creencia. Crees que eres alguien que puede vivir por separado, como si tuvieras una vida propia. Pero no existen las vidas por separado, sólo hay una vida.
AN – Quisiera saber si eso tiene algo que ver con el bien y el mal.
T – Primero te inventas una vida por separado y luego discriminas: todo lo que yo quiero está bien y todo lo que yo rechazo está mal. Vale decir, el bien y el mal son dos elementos que tú quieres controlar y manipular para conseguir algún provecho propio.
AN – Es evidente que así funcionamos. Y así es como perdimos la inocencia. ¿Estamos condenados?
T – Ya te he dicho que nunca perdiste la inocencia. Imaginas que la perdiste, crees que realmente estás separado de la vida o de la inocencia, pero jamás podrías.
AN – O sea que me imagino como alguien sin inocencia. Eso sería como decir que me imagino culpable.
T – Bueno, primero decides separarte de la vida primordial y luego, puesto que has perdido la inocencia, te sientes culpable. Pero, para no sentir esa culpa, te dedicas a juzgar al mundo. Entonces dices: “El mundo tiene la culpa de todo este sufrimiento que estoy viviendo”. Ya ves, has establecido una separación básica entre “el mundo y yo”, y luego te dedicas a tapar tu supuesta culpa y le echas la culpa al mundo.
AN – El mundo viene a ser un conglomerado que forman mi mujer, mi vecino y mis padres, y todo el que ande por ahí.
T – Así es. Además de las circunstancias y la situación económica, los tironeos políticos y todos los conflictos que puedas imaginarte. Por eso vivimos juzgando y juzgando. Porque al tratar de sostener a toda costa mi imagen de una vida separada, todo lo que está sucediendo ahora y aquí es algo que amenaza precisamente esa imagen.
AN – Por lo tanto, juzgo. Y al juzgar, sigo manteniendo la imagen de que estoy separado de todo eso que juzgo.
T – Efectivamente. Juzgar es la manera que asumimos de seguir fingiendo que tenemos una vida autónoma y controlada.
AN – Y de tapar la culpa que siento por haberme separado. Pero tú dices que en realidad no estoy separado.
T – No. Simplemente imaginas que estás separado.
AN – Un momento. Yo tengo mi cuerpo y tú tienes el tuyo. Tú has nacido en una ciudad y yo he nacido en otra. ¿Acaso no estamos separados?
T – Hay organismos separados, pero no vida separada. La vida es unidad.
AN – Sin embargo, yo siento que puedo estar separado de la inocencia primordial. Una vez que sabes algo, ya no puedes volver atrás. ¿No es así, acaso?
T - ¿Qué es lo que sabes, en realidad? No sabes absolutamente nada de nada. Ven aquí, asómate a la ventana. ¿Ves todo ese campo lleno de flores? Dime lo que sabes acerca de todo esto.
AN – Bueno, podría decirte que son todos girasoles y algunas otras cosas más. Pero, claro, puedo hablarte de las actividades humanas y de quienes siembran esos girasoles para luego hacer enormes cosechas que son cargadas en enormes barcos y enviadas al mundo entero. Y de todas maneras, sigo sin saber nada de nada, tienes razón.
T – Asómate y mira los girasoles sin ponerles nombre ni fabricar asociaciones retorcidas. Mira en silencio por completo. (Pausa. Largo silencio). Ahora dime qué es lo que sabes.
AN – No, en el fondo, no sé nada.
T – Ahí, en el fondo, es donde está la inocencia primordial. Si tú buscas en la superficie no encontrarás más que conceptos y juicios. Pero son todas interpretaciones y mañas que usas para creerte alguien separado. En cuanto dejas que el silencio te surja de lo más hondo, descubres que lo más hondo no es una persona, ni alguien especial, ni un hombre ni una mujer, ni nada que puedas concebir. Lo más hondo es la vida misma, la inocencia primordial, el ser único que es.
AN – Lo que es.
T – Sí, el Ser Único es lo único que es.
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Extraído de "El Amor es Todo lo que Hay", de Furia del Lago - Editorial Ananda