Leer este poema del instante
tan sólo puede hacerlo (con la prisa
de la pausa mezclada) la sonrisa
del único lector: el mismo instante.
Más que leerlo, palpitarlo a pleno
o llevarlo a pasear por la leticia
de este fulgor despierto en la caricia
que el corazón desborda de tan lleno.
Dejarlo sin su nombre: que se invente
nombre, semblante, compañero, dios
y aquí lo muestre, lúcido, fulgente.
Y puesto que en un beso besan dos
inventar este beso del instante
que se deja besar por el instante.
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tan sólo puede hacerlo (con la prisa
de la pausa mezclada) la sonrisa
del único lector: el mismo instante.
Más que leerlo, palpitarlo a pleno
o llevarlo a pasear por la leticia
de este fulgor despierto en la caricia
que el corazón desborda de tan lleno.
Dejarlo sin su nombre: que se invente
nombre, semblante, compañero, dios
y aquí lo muestre, lúcido, fulgente.
Y puesto que en un beso besan dos
inventar este beso del instante
que se deja besar por el instante.
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Extraído de "El Viejo Truco de la Novedad" - Vita Preziosa - Editorial Ananda
Bien por este beso del instante sin protagonistas, sólo caricia que llega y se va.
ResponderBorrarMuak
ResponderBorrarBello, muy bello ♥