
Supongamos que eres un ganso encerrado en una botella. La situación es desesperante. El cuello de la botella es demasiado angosto para salir a través de ese conducto. El vidrio es muy grueso para romperlo a picotazos. Tienes comida para estar ahí, porque la misma botella produce unos granos muy ricos. Pero es agobiante vivir en una botella. A través de tu computadora buscas una solución. Sí, no me preguntes que hace un ganso dentro de una botella con una computadora, pero tú sabes que en los sueños pasa cualquier cosa.
En cuanto al asunto que nos ocupa, en tu computadora aparecen numerosos cursos, seminarios y toda clase de métodos para escapar de la botella. Algunos son anti-métodos. Por ejemplo, el de la reencarnación. Según esta doctrina, no deberías preocuparte más: este asunto de la botella es una fase transitoria, una densa nube de karma que te ha tocado atravesar. Cuando mueras, encarnarás en otro ganso, o tal vez en un águila, o un ángel, todo puede ser.
Hay otros sistemas, también populares, como el de la dieta. Si dejas de comer, o si comes la mitad de lo habitual, este sistema promete que adelgazarás lo suficiente como para caber en el cuello de la botella y deslizarte por él hacia fuera. El de las artes marciales te asegura que algún día podrás romper el vidrio de un solo aletazo. El método de las etapas tiene lo suyo: a medida que vas pasando por los distintos grados de aprendizaje, te vuelves un ganso hábil para hacer rodar la botella. De ese modo, tratas de dirigir la botella hasta el borde de algún precipicio y una vez allí das el empujón final para caer por el despeñadero. Claro está, corres el riesgo de romperte la crisma, pero este asunto no es para gansos debiluchos, ya deberías saberlo.
En suma, según todas las apariencias, tienes para elegir. Por último, puedo contarte una historia cómica, en lugar de tanto drama. Escúchame bien: ni eres un ganso ni estás dentro de una botella. Ni el ganso ni la botella existen. Te preguntarás entonces por qué te sientes en una prisión y por qué tienes tantas ansias de libertad. Te lo diré: porque vives confundido por tu imaginación. Es decir, te estoy confundiendo. ¿Y quién soy yo? (me preguntas ahora). Yo soy ese personaje que vive zumbando dentro de tu cabeza. Por mi culpa, tú le dices “yo-yo-yo” a todo cuanto crees que estás haciendo. Pero ya te digo: ahora puedes comprender que no existe nadie aprisionado y, por lo tanto, tampoco existe nadie que necesite ser liberado. Ahora puedes descubrir qué eres.
Un eminente filósofo del gobierno, Li Ku, se entrevistó una vez con Nan Chuan, el más famoso maestro Zen de la época, para pedirle que le explicara el antiguo enigma del ganso en la botella.
- Si un hombre pone un polluelo de ganso en una botella – le recordó Li Ku- y lo alimenta hasta que se hace adulto, ¿cómo podrá luego sacar el ganso sin matarlo o sin romper la botella?
Nan Chuan entonces le dio una palmada y le gritó:
- ¡Li Ku!
- ¿Sí, maestro? – dijo de inmediato el filósofo.
- ¡Mira! – respondió Nan Chuan – El ganso está afuera.
Juana López - Claro está, cuando el Ganso Li Ku descubre que está fuera, también descubre que no era un ganso, que el ganso tan sólo existía en relación con la botella. Esto me parece lo más importante para destacar.
Gurú Sánchez - En efecto, el ganso y la botella se inventan el uno al otro. El ganso es “yo” y la botella “el mundo”. Cuando desaparece el yo, también desaparece el mundo.
JL - La idea del yo es la idea de ser alguien separado, distinto de todo lo demás, una entidad autónoma. Pero es nada más que una idea, no es algo real, tan sólo una fantasía. Y para reforzar la fantasía, se considera separado de otra fantasía, a la que denomina el mundo, el mundo exterior.
GS - Esto es difícil de comprender para la mayoría. No olvide que todos están entrenados para considerar que el mundo y yo son entidades reales. No piensan que ambos son nada más que conceptos. Quizá sería mejor darse cuenta de esto. Usted está entrenada para suponer que tiene una vida propia y que está separada de la vida en general. Ahí se puede ver con mayor precisión.
JL - Pero no existe tal división entre mi vida y la vida.
GS - Exacto. Es pura imaginación. Lo mismo pasa con el ganso y la botella. No existe alguien que está encerrado dentro de un mundo opresivo y agobiante.
JL - Nan Chuan lo saca a Li Ku de la botella y le dice: oh, mira, te has comportado como un ganso; no estás encerrado en ninguna parte.
GS - Pero al darse cuenta de que ya es libre, Li Ku también se da cuenta de que él no es “un ganso”.
JL - No es alguien separado, no es una persona con autonomía. No es una vida propia.
GS - Exacto, usted es vida, pero no tiene una vida. Por el contrario, la vida la tiene a usted.
Juana López – Repasando lo que veíamos, el cuento es un recurso muy eficaz para comprender que soy una gansa imaginaria encerrada dentro de una botella imaginaria.
Gurú Sánchez – La pone a usted dentro de la prisión y la obliga a pensar en la salida.
JL – Pensar, pensar, pensar. Eso es precisamente lo que me coloca dentro de la botella.
GS – La gansa y la botella son la suma de lo conceptual. Mientras piensa, usted cree que está en la botella.
JL - Creo que estoy a salvo en la botella.
GS – Tal cual. Usted se mete en la botella del pensamiento continuo y eso le da la sensación de estar a salvo. ¿A salvo de qué? Supuestamente de ser nadie.
JL – Claro. Si no pienso, yo no puedo decir que soy yo.
GS – No. Cuando no piensa, usted es libertad andando en libertad.
*********************************************************
Extraído del libro "Simplemente Ser", de Furia del Lago - Editorial Ananda